A nueve días de Año Nuevo, el Circo Máximo está vacío. El Ayuntamiento de Roma ha organizado un concierto para la última noche del 2024, pero en el antiguo estadio de las cuadrigas no se está montando ningún escenario. La empresa encargada de montar las estructuras ha recibido instrucciones de esperar. De hecho, existe el riesgo de que ese escenario quede vacío.
En estos días, en Roma se están inaugurando decenas de nuevas calles y plazas, desde el Vaticano hasta la Piazza Navona, por el Jubileo que comienza mañana. Pero en cada inauguración, el alcalde Roberto Gualtieri, un apacible historiador de izquierda y buen guitarrista, es perseguido por las preguntas sobre otro tema: “¿Quién cantará en el concierto de Año Nuevo?”. El problema es que, por ahora, no hay artistas dispuestos a participar, después de que el alcalde retirara la invitación a Tony Effe, un trapero de 33 años, acusado de componer canciones que fomentan la violencia hacia las mujeres.
A la indignación feminista contra el alcalde Gualtieri por la invitación le han seguido ahora las críticas por censura
La exclusión del artista romano ha sido criticada por sus colegas: “Esto es censura”, dijeron, y como protesta, todos los artistas involucrados han rechazado la invitación. Tony Effe reaccionó organizando otro concierto en el Palacio de los Deportes. Entradas a 10 euros, agotadas en pocas horas. Así, ahora, el Ayuntamiento de Roma trabaja en un plan B y prevé trasladar el concierto a un lugar más pequeño, como la Piazza del Popolo, con músicos de otra generación, con la esperanza de evitar más polémicas.
El lío es monumental. La derecha ataca al alcalde, primero por haber invitado a un cantante tan controvertido y luego por haberlo descartado. La izquierda está dividida: algunos critican la decisión de organizar el concierto y otros gritan censura. El mundo del espectáculo más progresista defiende al joven trapero. La exclusión de Tony Effe encendió una polémica que llevó a una desbandada de artistas: Mahmood, el primero en retirarse, denunció la censura. “Toda forma de arte debe ser criticada, pero no silenciada”, declaró.
Una ciudad en obras
Mañana, el papa Francisco abrirá la Puerta Santa en San Pedro, marcando el inicio del jubileo. En estos días el alcalde Roberto Gualtieri está cortando cintas en distintas partes de la ciudad, tras años difíciles para los romanos, que han lidiado con interminables obras.
La idea de Gualtieri era celebrar el fin de año con una lista de cantantes que atrajeran a un público más joven. Entre los artistas involucrados estaba Tony Effe, cuyo nombre real es Nicolò Rapisarda, de 33 años, un exponente del movimiento trap romano, que este verano arrasó en las radios con el éxito Sesso e samba . El trap, un género musical nacido en Estados Unidos y popular entre los jóvenes italianos, se caracteriza por letras provocadoras que relatan el éxito ostentoso y el descontento social. Su lenguaje irónico y exagerado ha generado polémicas, especialmente al tratar temas sensibles como la violencia o el papel de la mujer, dividiendo a quienes lo ven como arte y quienes lo consideran peligroso.
Lo que el Ayuntamiento subestimó fue la reacción de las asociaciones feministas y las mujeres del Partido Demócrata. En los chats de WhatsApp de los miembros del PD comenzaron a circular algunas letras de las canciones de Tony Effe: “Tu chica entre mis seguidores, me ve y luego abre las piernas, la follo y después se pone a llorar…”. O, “Ponle una correa a tu chica, me ve y se comporta como una perra”; “Solo te gusta cuando me vuelvo violento”. El alcalde Gualtieri, que no está familiarizado con este género musical, quedó desconcertado. Justo en el Circo Máximo, hace un año, tuvo lugar una manifestación multitudinaria para reivindicar la lucha contra la violencia machista tras el asesinato de la joven de 18 años Giulia Cecchettin, que conmocionó a Italia. Los defensores del cantante intentan contextualizar: el estilo y el lenguaje son “irónicos”, “hipérboles”, típicas del género trap. Pero las presiones sobre el alcalde son tales que, después de unos días, retira la invitación a Tony Effe: “Para nosotros, el concierto de Año Nuevo debe unir y no dividir –dice Gualtieri. Seguramente fue un error no haber reflexionado antes sobre este tema y pedimos disculpas a todos, incluso a Tony Effe”.
Mientras los operarios trabajan a contrarreloj para montar un escenario en la Piazza del Popolo, la pregunta sigue en el aire: ¿Quién tocará?. Alguien dice saber la respuesta: “El alcalde es bueno con la guitarra…”.

            
