Rusia sufre una ola de microataques incendiarios en varias regiones del país

Guerra en Europa

Saboteadores involuntarios: personas de todas las edades, desde estudiantes a jubilados, han actuado engañados por estafadores que expertos rusos vinculan a los servicios secretos de Ucrania

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Varias personas hacen cola ante unos cajeros en San Petersburgo del banco ruso Sberbank, cuyas oficinas han sido unos de los objetivos de estos ataques 

Dmitri Lovetsky / AP

El 16 de diciembre un alumno de noveno grado intenta incendiar una oficina de correos en Tijvin, una comarca de la provincia de Leningrado. El día 20 una mujer mayor lanza petardos en una oficina bancaria de San Petersburgo. El sábado pasado, otro jubilado usa la misma técnica en un centro de gestiones administrativas en Koroliov, en el extrarradio de Moscú, antes de dirigirse a una comisaría con intención de incendiarla. Y este domingo varios desconocidos incendian un coche de policía en Yekaterimburgo.

Estos son varios de los casos de una oleada de pequeños atentados incendiarios que en el transcurso de una semana se han producido en varias regiones de Rusia, incluidas sus dos principales ciudades, Moscú y San Petersuburgo.

Diversas víctimas, diversos objetivos

Los lugares a incendiar son muy diversos: oficinas bancarias y cajeros automáticos, centros comerciales, oficinas administrativas, comisarías y coches de policía, mobiliario urbano o sencillamente edificios de viviendas.

Desde el viernes pasado las autoridades policiales han registrado unos veinte casos. Hubo al menos siete más los dos días anteriores.

“En los últimos días, se ha registrado la ola masiva de estafadores que terminan obligando a las víctimas a cometer acciones desestabilizadoras”, ha dicho el servicio de prensa de la Dirección Cibernética del Ministerio del Interior ruso. “En los últimos días se ha observado un fuerte aumento en tales incidentes”, añade.

Un 30 % más de incidentes

Otra fuente de las fuerzas del orden explicó a la agencia Tass que a los atacantes los reclutaban estafadores que les ofrecieron dinero por internet. Según han registrado las cámaras de vigilancia de algunos de los lugares afectados, parece que los sospechosos filman los incendios con sus teléfonos móviles.

Según el principal banco ruso, Sberbank, el número de incendios de edificios administrativos y entidades bancarias aumentó en un 30 % en la última semana. “Entendemos que las personas cometen tales acciones bajo la fuerte presión psicológica de los manipuladores, que, por regla general, se encuentran en el territorio de Ucrania y llaman desde centros de llamadas fraudulentos. Los atacantes en realidad zombifican a la gente, y en víspera de las vacaciones de año nuevo”, ha dicho el vicepresidente de la Junta de Sberbank, Stanislav Kuznetsov, citado por el servicio de prensa de la entidad.

Este domingo, 22 de diciembre, uno de los cajeros automáticos de este banco fue incendiado en Novosibirsk.

Algunos de los ejecutores han actuado siendo conscientes de cometer un delito a cambio de una recompensa económica.

Tres formas de engaño

Otros creían que estaban ayudando a los servicios de inteligencia rusos. La Fiscalía de Moscú señaló este lunes que los organismos encargados de hacer cumplir la ley nunca usan llamadas telefónicas para involucrar a ciudadanos corrientes en este tipo de operaciones.

Finalmente, hay quienes habían sido estafados antes y con la promesa de devolverles lo perdido les conminan a cometer estos microatentados.

Este sería el caso del hombre que en Koroliov lanzó petardos en un centro municipal de gestiones administrativas (conocidos como Moí Dokumenti). Tiene 63 años, trabaja como quiropráctico y tiene muy buena reputación entre sus clientes. Según los medios locales, alguien contactó con él y le prometió devolverle 700.000 rublos. Para ello tenía que cumplir una doble tarea: organizar una petardada en las oficinas de la burocracia local y luego prender fuego a una comisaría. Fue detenido cuando se dirigía a esta última.

En un vídeo publicado por el canal de Telegram SHOT se ve a los usuarios de las oficinas huyendo asustados de una sala cuando se producen llamaradas y chispas.

“Desconocidos” al habla

El domingo por la tarde la policía del óblast de Vladímir, al este de Moscú, detuvo a una anciana de 73 años por el incendio de un edificio policial en la ciudad de Petushkí. El ayudante del jefe del Comité de Instrucción, Yevgueni Gorin, dijo que la mujer había comprado una garrafa de gasolina, el sábado 21 roció con ella la puerta principal del edificio y la prendió fuego.

La mujer dijo haber actuado bajo la influencia de desconocidos, con quienes habló por teléfono durante mucho tiempo.

Oficialmente se recalca la obra de “estafadores”, pero en Moscú se apunta a que detrás estarían los servicios secretos de Ucrania.

El estratega político Mijaíl Pávliv señaló a Tass que a estas tareas no se dedican empleados ordinarios de los centros de llamadas ucranianos, sino representantes de los servicios especiales ucranianos.

'Zombificación' telefónica

“Hay que reconocer que el enemigo trabaja con métodos sofisticados. Esta escala, supuestamente, de zombificación telefónica es una forma sin precedentes de guerra híbrida que no se había utilizado anteriormente”, dijo, por su parte el politólogo Georgi Bovt, citado por Novye Izvestia.

En uno de los vídeos difundidos estos días se ve a una mujer de 59 años, residente de Anapa (mar Negro) detenida por las fuerzas del orden. Había lanzado material pirotécnico contra una comisaría de su ciudad. Luego tomó una lata de gasolina y se dirigió hacia una oficina de un banco para quemar el cajero automático. No lo logró porque varios transeúntes la interceptaron y la entregaron a la policía.

El último de estos microatentados parece haberse producido en la madrugada de este lunes, 23 de diciembre. Según la agencia de investigación periodística Azhur, un desconocido se acercó corriendo a un contenedor de basura de la avenida Slavi (Gloria) de San Petersburgo, arrojó un cóctel molotov y luego comenzó a filmar su acción con la cámara de su teléfono. “Probablemente, para informar a quienes lo encargaron”, apunta el periódico electrónico local Fontanka.ru. “Los bomberos llegaron, apagaron todo, nadie resultó herido”, dijo una de sus lectoras.

Desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, envió su Ejército a Ucrania, en febrero de 2022, varias oficinas de reclutamiento a lo largo del país han sido objeto de ataques incendiarios con cócteles molotov caseros.

El momento de más ataques coincidió con la impopular movilización parcial que el jefe del Kremlin ordenó en septiembre de 2022 y que añadió 300.000 reservistas a las fuerzas luchas para luchar en el conflicto.

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