Un barco lleno de uniformados para dar un golpe moral. Esta mañana, el puerto de Goma, el noreste de la República del Congo, se convirtió en una demostración del músculo propagandista del grupo rebelde M23, que desde hace semanas controla varios territorios de las provincias de Kivu, ricas en minerales como el oro, el cobre o el coltán, y lucha en varios frentes para derrocar al gobierno de Kinshasa. Unos 2.100 policías y 3.000 soldados del ejército capturados por el M23 llegaron ayer en dos barcos desde Bukavu hasta Goma para alistarse en las filas de la milicia rebelde. Los prisioneros serán enviados a Rumangabo, una base militar a 45 kilómetros de Goma, donde recibirán instrucción y serán “reeducados” antes de sumarse a la causa de la rebelión.
Oscar Balinda, portavoz del M23 y su brazo político Alianza por el río Congo, rechazó ante este diario que sean prisioneros. “No están presos, son voluntarios. Son policías y militares que se han entregado voluntariamente y quieren luchar con nosotros para liberar al país”.
Militares y policías congoleños retenidos en el estadio de l’Unité de Goma
Los uniformados, a quienes no se permitió hablar con la prensa, fueron trasladados en una veintena de camiones hasta el estadio de la Unidad de Goma, donde les fueron requisados los teléfonos móviles y formaron durante horas. Tras recibir discursos de militares rebeldes, los policías y soldados fueron invitados a cantar frente a los periodistas para mostrar su predisposición y buen ánimo.
El desembarco de los prisioneros del M23 en el puerto de Goma
Horas antes, el comandante de policía Jackson Kamba les había invitado a unirse a la revuelta tras su proceso de “formación”. “Volved en buena forma para que juntos podamos continuar liberando el Congo”, dijo.
Ante el avance del M23 en el este del país, el president Felix Tshisekedi busca frenar el creciente descontento interno y anunció ayer que formará un nuevo gobierno de unidad nacional, aunque no dio más detalles. “Debemos unirnos. Debemos estar juntos para enfrentarnos al enemigo”, señaló.
El opositor Herve Diakiese calificó de movimiento desesperado el anuncio del presidente congolés. “Tshisekedi está más preocupado por mantener el poder mientras que los demás estamos ocupados en salvar a Congo y eso lo lograremos con o sin él”.
La actual espiral de violencia es la mayor crisis a la que se enfrenta Congo en los últimos veinte años y existe el riesgo de que el conflicto, que ha provocado millones de desplazados, se extienda del este a todo el país. El M23, apoyado por Ruanda, ha subrayado en varias ocasiones que su objetivo es derrocar al gobierno y llegar a Kinshasa, en una repetición de la rebelión de 1996, que llevó al poder al jefe rebelde Laurent Désiré Kabila.
El camión que transporta a los retenidos del puerto a centro de Goma
