Pekín refuta al Dalái Lama: “Se reencarnará en China”

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Un nuevo libro firmado por el líder tibetano apunta que su sucesor “nacerá en el mundo libre”

FILE PHOTO: Tibetan spiritual leader, the Dalai Lama, offers blessings to his followers at his Himalayan residence in the northern hill town of Dharamshala, India, December 20, 2024. REUTERS/Priyanshu Singh/File Photo

El Dalái Lama ofrece bendiciones a sus seguidores en su residencia del Himalaya

Priyanshu Singh / Reuters

Nuevo rifirrafe entre el Dalái Lama y el Partido Comunista de China (PCCh), por querellas de carácter esotérico. En su alocución de esta semana, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, sentó doctrina sobre la transmigración de las almas. “La reencarnación del Dalái Lama será en China, como ha sido siempre, y será localizada y convalidada por los procedimientos tradicionales empleados por los tibetanos durante siglos”, expresó. 

Pekín respondía así a un nuevo libro firmado por el líder religioso tibetano, que en uno de sus pasajes explicita que el próximo dalái lama "nacerá en el mundo libre”. Los iniciados interpretan la profecía como “cualquier lugar menos la República Popular de China”. El Dalái Lama, Tenzin Gyatso, que cumplirá 90 años en julio,  dio salida a la obra el pasado lunes, 10 de marzo, día en que se conmemora el levantamiento tibetano de 1959, que desembocó en su huida a India, donde vive desde entonces.

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Anteriormente, Tenzin Gyatso solo había dicho que podría reencarnarse fuera de Tíbet, posiblemente en India

En la década pasada, el Dalái Lama dejó instrucciones para que el rastreo de su reencarnación –una creencia budista tibetana– fuera confiada a la organización Gaden Phodrang, con sede en Zurich. El exilio tibetano lleva treinta años escaldado por el fracaso de la selección de la reencarnación del Panchen Lama -segundo en la jerarquía religiosa- en el interior del Tíbet, según las instrucciones del Dalái Lama.

Pekín se llevó al niño y a sus padres a un paradero aún desconocido a día de hoy. En paralelo, otros lamas siguieron los procedimientos tradicionales, que dieron como resultado pocos días después la selección de un Panchen Lama confirmado por la autoridad en Pekín, como fue la norma, con raras excepciones, desde finales del siglo XVIII.

Este undécimo  Panchen Lama, Gyaincain Norbu, bendecido por el Consejo de Estado, fue recibido en Tailandia en 2019. Hace tres meses pretendía visitar Nepal, pero Katmandú anuló la visita en el último momento “en aras de la neutralidad religiosa” y bajo enormes presiones. Ha tenido las puertas abiertas, en cambio, en el Gran Palacio del Pueblo, donde acudió a la gran cita legislativa anual en China, las Dos Sesiones, recién concluidas. Según la tradición, el Panchen Lama juega un papel clave en la preselección de candidatos a dalái lama, de ahí su importancia estratégica. 

Antes de ser Secretario de Estado

Marco Rubio, detrás de la ley que prevé sanciones para los funcionarios chinos que interfieran en la selección de dalái lama

En la Región Autónoma de Tíbet, tradicionalmente, el número uno político es de etnia han y el número dos es tibetano. Los tibetanos constituyen un 0,5% de la población de China (menos aún que el 0,8% de nativos americanos en EE.UU.) pero en los mapas del Gran Tíbet de los exiliados, este cubre un 25% de la superficie de la República Popular. 

Sin embargo, esta comunidad, que tiene en India su primer refugio, vive ahora en la zozobra por la congelación durante tres meses de los fondos de USAID -ordenada por Donald Trump- y la probable degradación e incluso desmantelamiento de esta organización gubernamental. Estos fondos son la primera fuente de ingresos de la autodenominada Administración Central Tibetana (antes, Gobierno Tibetano en el Exilio) y su Parlamento, en McLeod Ganj, al pie de Dharamsala, en las estribaciones del Himalaya indio. 

El desengaño de estos tibetanos es aún mayor, porque apostaban por la beligerancia antichina de Trump, y todavía más por la de Marco Rubio, que mucho antes de ser Secretario de Estado fue el patrocinador de una ley que permite sancionar, precisamente “a los funcionarios chinos que se inmiscuyan en la selección del próximo Dalái Lama”.

En Dharamsala, la llegada de nuevos exiliados tibetanos desde el otro lado de la frontera es poco más que un goteo desde hace quince años. A pesar de la conclusión de nuevas instalaciones de acogida más amplias y modernas, financiada por USAID. 

Zozobra en Dharamsala

Al secesionismo tibetano se le agotan los recursos por la congelación de USAID

La posición de estos exiliados y de sus descendientes es conocida. La del gobierno chino, también. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó que el Dalái Lama “es un exiliado político que lleva a cabo actividades separatistas antichinas bajo el disfraz de la religión. No tiene derecho a arrogarse la representación de los tibetanos“ .

Aun así, el gobierno chino dijo estar abierto al diálogo, siempre y cuando ”la camarilla del Dalái Lama reconozca que Tíbet y Taiwán forman parte de China, cuyo único Gobierno legal es el de la República Popular de China. Esta propuesta ha sido rechazada por el autodenominado parlamento tibetano en el exilio.

Tenzin Gyatso nació en 1935 en el límite nororiental del Tíbet histórico, Amdo, en una zona étnicamente muy mezclada que ya entonces formaba parte de la provincia china de Qinghai, donde los tibetanos son una comunidad más, entre varias, y donde, de hecho, ya entonces dominaba la lengua china y la religión musulmana de los hui.

En la foto, el libro que presenta el Dalái Lama.

En la foto, el Dalái Lama en la presentación de un nuevo libro con su firma

via REUTERS

Las apuestas dicen que, tras el fallecimiento del decimocuarto dalái lama, su alma podría no cruzar los ochomiles del Himalaya, quedándose en el lado indio de la cordillera. Argumentos geopolíticos no faltan. Históricos tampoco. El sexto dalái lama ya nació en Tawang, cerca de Bután y hoy bajo control de India, que llama a su región Arunachal Pradesh, mientras que China, previsora, la llama Tíbet del Sur. 

La nueva obra del Dalái Lama -que está más allá de su dominio del inglés, sin que parezca una traducción- se titulaVoice for the voiceless [Voz para los que no tienen voz]. En ella insiste, en contra de la opinión de la mayoría de historiadores, en que Tíbet era una nación plenamente independiente antes de la irrupción del Ejército Popular de Liberación. También rememora sus encuentros con Mao Zedong, Zhou Enlai, Jawaharlal Nehru o Leonid Brézhnev. Sorprendentemente, afirma que en los años cincuenta llegó a sentirse “mitad budista, mitad marxista”.

Asimismo, recupera algunas anécdotas del libro de memorias de su hermano mayor, Gyalo Thondup -fallecido el mes pasado- que durante los años de lucha armada tibetana ejerció de enlace de la CIA [Lhamo Thondup era el nombre de pila del Dalái Lama]. Por ejemplo, la del reloj (ya no especifica que sea un Rolex) que el Dalái Lama habría regalado a Xi Zhongxun, padre del actual presidente Xi Jinping.

Aunque el Partido Comunista de China ha ganado el pulso en casa, no puede decir lo mismo en lo que respecta a la opinión pública internacional. Si bien el secesionismo uigur, por sus conexiones con el yihadismo internacional, acapara más atención desde hace años.  

El Dalái Lama, temeroso del secuestro de su título por parte de Pekín, llegó a afirmar en una ocasión que la saga podría terminar con él. Aunque también bromeó que su sucesor “bien podría ser una mujer, a condición de que sea guapa”. 

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Attendants serve tea before the opening session of the Chinese People's Political Consultative Conference (CPPCC) at the Great Hall of the People in Beijing, China, March 4, 2025. REUTERS/Go Nakamura

“Puesto que el propósito de una reencarnación es continuar el trabajo del predecesor, el nuevo dalái lama nacerá en el mundo libre para que la misión tradicional del dalái lama”, se lee exactamente en el nuevo libro. 

Tenzin Gyatso huyó a India con solo 23 años, tras un fallido levantamiento contra el gobierno comunista de Mao Zedong en Lhasa. A lo largo de los años, decenas de miles de tibetanos siguieron sus pasos. Ahora, el Dalái Lama advierte de que cualquier sucesor nombrado por China no será respetado por estos, ni sus descendientes. Mientras que Pekín le replica que nunca ha estado en manos de un dalái lama programar su reencarnación. 

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