El Gobierno de Unidad Nacional (NUG), opuesto a la junta militar birmana y que controla partes del país, elevó este lunes a 2.418 los muertos debido al terremoto de magnitud 7,7 que golpeó el viernes la región centro-norte de Birmania (Myanmar).
“Hasta la tarde del 31 de marzo, el número de muertos confirmados por el terremoto ha ascendido a 2.418, y muchas personas siguen desaparecidas”, señaló en un boletín el NUG, que precisó que sus datos han sido recopilados por sus equipos en sus zonas de control y “fuentes fiables” en otras áreas.
La junta militar, en el poder desde el golpe de Estado de febrero de 2021, ha elevado esta mañana el balance oficial de muertos en Birmania a 1.700, a los que se suman 3.400 heridos y 300 desaparecidos, por lo que se teme que el balance pueda aumentar en las próximas horas, según la emisora Democratic Voice of Burma, que, de hecho, asegura que la cifra asciende a más de 2.600, según sus fuentes.
Más de 3.000 personas han resultado heridas en el terremoto
El jefe de la junta, Min Aung Hlaing, ha realizado este mismo lunes una visita a varios heridos en un hospital militar en la capital, Naipyidó.
Los trabajos de búsqueda y rescate continúan activos en la ciudad de Mandalay, situada a unos 20 kilómetros del epicentro del seísmo, y otras zonas del país, si bien las esperanzas de hallar superviviente van descendiendo, 72 horas después de que el terremoto causara el derrumbe de cientos de edificios en el país.
El terremoto dejó además 17 muertos en la capital de Tailandia, Bangkok, a causa del colapso de un edificio en construcción, un lugar en el que los equipos de rescate no han hallado hasta ahora supervivientes en su búsqueda de cerca de 80 desaparecidos, según el diario tailandés The Nation.
El puente Ava Bridge destruido por el seismo en Mandalay, Birmania
En este contexto, la coordinadora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Birmania, Federica Franco, ha lamentado que “este terremoto puede considerarse en todos los sentidos como una tragedia dentro de otra tragedia”, dado que el país “lleva años atravesando una guerra brutal que no ha cesado ni siquiera en las horas posteriores a la catástrofe”, en referencia al conflicto desatado tras el golpe de Estado de febrero de 2021.
“Estamos muy preocupados por la escasa información que nos llega de comunidades enteras de las zonas más aisladas y por el hecho de que también sea muy difícil llegar a estas comunidades debido a los problemas de acceso relacionados con el conflicto”, ha explicado. Así, ha subrayado que “los apagones ya eran frecuentes por el conflicto en curso y ahora se ven agravados por la interrupción de las líneas causada por el seísmo”, antes de hacer hincapié en que “el acceso a la ayuda es muy complicado porque muchas carreteras y puentes están dañados o cerrados y los daños exactos aún no están claros”.
Franco ha incidido en que “la emergencia inmediata es sin duda la necesidad urgente de asistir a las personas con lesiones traumáticas, con fracturas y heridas por aplastamiento causadas por el derrumbe de los edificios” y ha argüido que “es esencial intervenir en las primeras 72 horas con atención quirúrgica y traumatológica para poder salvar vidas y también limitar el riesgo de complicaciones posteriores”.
La pagoda Maha Myat Muni, en Mandalay, destruida por el seísmo EFE/EPA/STRINGER
“Hay muchas personas cuyos hogares han quedado destruidos y que viven en la calle, por lo que necesitan urgentemente artículos de primera necesidad, como mantas, agua potable y alimentos”, ha relatado, antes de indicar que la situación sanitaria podría “empeorar aún más” durante los próximos días a causa de “la destrucción de instalaciones médicas, la escasez de agua potable y también las precarias condiciones higiénicas en muchas ciudades”.
“Esto podría provocar epidemias de enfermedades transmitidas por el agua, como diarrea o cólera, pero también malaria y dengue”, ha alertado Franco, quien ha destacado que, además, “hay que tener en cuenta que muchos pacientes con enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión necesitarán urgentemente medicación y atención periódica, que por el momento no está claro si se les puede proporcionar ni quién puede hacerlo”.



