Una vez al año, el 30 de abril, víspera del día de la Independencia, Israel celebra el Día del Recuerdo (Yom HaZikaron). Es una jornada de duelo y memoria a la que desde hace 20 años también se unen varios grupos de pacifistas, judíos y palestinos partidarios de la coexistencia binacional.
JCall España, una de estas asociaciones, fundada en Barcelona en 2018, y parte de la red internacional de J-Link ha celebrado Yom HaZikaron con ayuda del Instituto de Estudios Judíos de Barcelona. La conmemoración en la casa Adret, en la judería medieval, reunió a Bassam Aramin y Rami Elhanan, dos padres que perdieron a sus hijas en el conflicto.

Elhanan y Aramin, a la derecha en primera fila, durante el acto en la casa Adret en memoria de los judíos y palestinos muertos en el conflicto
Smadar, la hija de Elhanan, murió en 1997 a los 14 años cuando Hamas hizo estallar una bomba en el autobús de Jerusalén en el que viajaba. Abir, la hija de Aramin, murió en 2007, a los diez años, a causa del disparo de un policía israelí.
Aramin y Elhanan forman parte del Círculo de Padres, una organización con 800 miembros, familias que han sufrido la muerte de alguno de sus hijos a causa de la ocupación israelí de Cisjordania y del terrorismo palestino.
“Sufrimos 59 segundos de cada minuto -explica Aramin-, pero el segundo que nos queda no lo dedicamos a odiar, sino a la paz”.
Unidos por la pérdida, Elhanan y Aramin son como hermanos. Llevan años recorriendo las escuelas para explicar a los jóvenes que no dejen que nadie manipule su dolor para convertirlo en odio. “La venganza no es justicia”, afirma Aramin, y Elhanan añade que “sin reconciliación seguiremos luchando”. “Utilicemos el dolor como una fuerza de paz”, insisten los dos.
Margot Fuentes Kratter, responsable con Jonás Benarroch de JCall España, insiste en la no violencia como único camino posible hacia la paz. “No hay que ser propalestino ni proisraelí, sino propaz”, dijo el martes por la tarde, durante la presentación del acto, que se realizó en conexión con el centro que JCall España tiene en Madrid desde el año pasado y donde el artista Jorge Drexler cantó una canción a favor de la reconciliación.
La reconciliación a través del binacionalismo es una de las soluciones que el campo por la paz baraja para acabar con la ocupación israelí. Implica construir un solo estado con una Constitución que garantice la igualad entre todos sus ciudadanos, judíos y no judíos, que compartirán el poder en una república federal.
Esta fórmula considera que la vía de los dos estados ya no es posible y que la soberanía compartida, solución que prefiere la mayoría de los pacifistas israelíes, se queda corta. La soberanía compartida en “un Estado para todos” implica mantener dos estructuras paralelas -la ciudadanía no se comparte y tampoco las instituciones de gobierno- pero dentro de unas fronteras comunes.
Elhanan y Aramin reconocieron que predican en el desierto. “Cada día nos golpeamos la cabeza contra los altos muros del odio con la esperanza de abrir una brecha por la que se cuele un rayo de luz”, explica Aramin. “No hay alternativa” añade, y Elhanan asiente mientras completa el razonamiento de que la violencia solo genera violencia. “La venganza nunca se acaba –dice-. Te obliga a cavar una tumba para tu enemigo, pero también otra para tu hijo o para ti”.
“No es fácil ir a los colegios –admite Aramin-. No siempre nos reciben con los brazos abiertos, pero si convencemos a un solo estudiante es suficiente. Los judíos creemos que el mundo está en una gota de sangre. Si con nuestro esfuerzo logramos que no se derrame una gota, aunque sea solo una, estamos salvando mucho más que una vida”.
“Si hablamos de reconciliación –comenta Elhanan- es por la memoria de nuestras hijas. Ellas nos dan la energía que necesitamos para seguir persiguiendo la paz”.
Los israelíes recuerdan a los militares y civiles caídos en la lucha por defender su país y la jornada, en vísperas del día de la Independencia, enfatiza el precio que han pagado por mantener su Estado.
“Los palestinos han pagado y siguen pagando un precio altísimo”, resalta Aramin. “Hace 20 años -explica-, cuando iniciamos esta jornada de memoria, luto y reconciliación, éramos 200 personas y hoy participan más de medio millón”. El acto central, al que se conectó el JCall España desde Barcelona y Madrid, se celebró conjuntamente en Jaffa (Israel) y Beit Jala (Palestina).
Los testimonios de los supervivientes y la música, las canciones de una coral israelo-palestina, abrieron varias grietas en el muro del odio y la intolerancia.