Trump dice que reabrirá la prisión de Alcatraz para encerrar a “delincuentes despiadados”

Estados Unidos

El presidente pretende restaurar una cárcel que desde 1963 ha sido reconvertida en un museo

Trump dice que reabrirá la prisión de Alcatraz para encerrar a “delincuentes despiadados”
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Trump quiere reabrir la prisión de Alcatraz para encerrar a "delincuentes despiadados"

AP / La Presse

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado a través de su red social que ordenará a su Gobierno restaurar la antigua cárcel de Alcatraz para convertirla en una prisión de máxima seguridad. En el último ejemplo de su populismo punitivo, ha asegurado que reabrirá el míticio centro penitenciario, que en la actualidad es un museo, en un lugar en el que “albergar a los delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos”.

“Durante demasiado tiempo, América ha estado plagada de delincuentes despiadados, violentos y reincidentes, la escoria de la sociedad, que nunca aportarán nada más que miseria y sufrimiento. Cuando éramos una Nación más seria, en tiempos pasados, no dudábamos en encerrar a los criminales más peligrosos, y mantenerlos lejos de cualquiera a quien pudieran dañar. Así es como debe ser. Ya no toleraremos a estos delincuentes en serie que siembran la suciedad, el derramamiento de sangre y el caos en nuestras calles. Por eso, hoy ordenaré a la Oficina de Prisiones, junto con el Departamento de Justicia, el FBI y Seguridad Nacional, reabrir un ALCATRAZ sustancialmente ampliado y reconstruido, para albergar a los Delincuentes más despiadados y violentos de Estados Unidos”, ha anunciado a través de Truth Social.

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Imagen de archivo de Alcatraz

Eric Risberg / Ap-LaPresse

Donald Trump, presidente de EE.UU.

“Durante demasiado tiempo, América ha estado plagada de delincuentes viciosos, violentos y reincidentes, la escoria de la sociedad”

La prisión federal de Alcatraz, construida a lo alto de una isla en San Francisco (California), albergó el siglo pasado (entre 1934 y 1963) a gánsteres de renombre como Machine Gun Kelly o Al Capone, y en la actualidad es un museo en el que se recuerda la famosa fuga de tres hombres en 1962, un año antes de su cierre definitivo. Nunca se llegaron a encontrar los cuerpos de los tres fugados, que posiblemente murieron en el mar escapando de la isla. 

La prisión fue concebida como un penal del que fuera imposible escapar y hoy en día forma parte de la cultura popular gracias a películas como La fuga de Alcatraz (1979) o Harry el Ejecutor (1976). Quizás es ese simbolismo el que ha llevado al presidente Trump a tomar la decisión de reabrir el fortín, aunque fue cerrada en parte por los elevados costes de mantenerla abierta.

El senador de California Scott Wiener ha calificado la idea de Trump de “absurda a primera vista” y el último ejemplo de lo que señala como un “continuo comportamiento desquiciado” del presidente. Un portavoz de Gavin Newsom, el gobernador de California, el Estado en el que se encuentra la cárcel, se ha burlado de la idea de Trump: “Parece que ha vuelto el Día de la Distracción en Washington”, ha afirmado Izzy Gardon, director de comunicaciones de Newsom.

Reconvertir Alcatraz en una prisión, seis décadas después, implicará un enorme gasto público de millones de dólares, en un momento en el que la Administración asegura que está recortando el gasto inútil del Gobierno. El presidente está en medio de una cruzada contra los inmigrantes, a los que ha deportado a El Salvador y otros países asegurando sin pruebas que son miembros de bandas criminales como el Tren de Aragua o la MS-13. Su argumento es que son “monstruos” y no merecen estar en el país, pero el coste de deportarlos es tan elevado que considera oportuno enviarlos a una prisión desierta.

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De hecho, la cárcel se cerró en 1963 debido, en parte, al deterioro de las infraestructuras y a los elevados costes de reparación y suministro de las instalaciones de la isla. Cualquier transporte de material hacia Alcatraz debe darse en barco, lo que eleva las dificultades logísticas del plan de Trump.

El presidente no solo quiere encerrar allí a los que su Gobierno considere como “criminales”, también a los “jueces que tienen miedo de hacer su trabajo”, en una evidente referencia a la jueza de Wisconsin que fue arrestada la semana pasada por, presuntamente, ayudar a un inmigrante a escapar de su detención en sede judicial, una práctica habitual en el Gobierno de Trump.

La idea del mandatario llega después del fracaso de enviar a inmigrantes, a lo que él considera “lo peor de lo peor”, a la prisión militar de Guantánamo, en la que se ha encontrado con las críticas de sus habitantes por la imposibilidad logística de llevarlo a cabo. 

Después de dar marcha atrás a ese plan, el republicano invocó la ley de Enemigos Extranjeros, de 1798, para deportar sin el debido proceso a presuntos miembros de bandas criminales. Trump ha usado esa ancestral ley para expulsar a supuestos integrantes de la pandilla del Tren de Aragua a El Salvador, donde permanecen reclusos en su prisión de máxima seguridad, el llamado Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), unos 300 inmigrantes.

En el avión de regreso a la Casa Blanca desde Florida, Trump defendió el domingo por la noche la reapertura de Alcatraz como un  “símbolo de la ley y el orden” y cargó contra “los jueces radicales que quieren tener juicios para cada una de las personas que está en nuestro país ilegalmente”, dando a entender que no tiene ninguna intención de ofrecer garantías procesales para los reclusos en Alcatraz.

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