Portugal agita su pasado más oscuro

El ascenso de la extrema derecha

La presidencia de la república reivindica el mestizaje luso y las puertas de La presidencia reivindica las impurezas históricas lusas frente al supremacismo ultra

Portuguese far-right party CHEGA leader Andre Ventura attends the XXV Constitutional Government swearing-in ceremony at Ajuda Palace in Lisbon on June 5, 2025. (Photo by MARIO CRUZ / AFP)

Andre Ventura, el dirigente de Chega, el líder de la extrema derecha portuguesa

MARIO CRUZ / AFP

Portugal agita su pasado más oscuro, el del país que abrió el tráfico de esclavos transatlántico a gran escala, como una parte de sus impurezas, de pueblo mestizo, con páginas históricas gloriosas pero también otras execrables, dentro de un intento de crear un antídoto ante el avance electoral de la extrema derecha y la tensión social que genera la normalización de su discurso xenófobo.

“Somos descendientes del esclavo y del señor que lo esclavizó”, proclamó el martes, en el acto solemne del día de Portugal, la escritora y consejera de Estado, Lidia Jorge, bajo la complacida mirada de presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, y los gestos de desaprobación del jefe de la oposición, el ultra André Ventura.

No podía haber un lugar más simbólico este año para la celebración de la gran festividad lusa, que honra el fallecimiento el 10 de junio de 1580 del poeta Luis de Camões, que la ciudad de Lagos, en el Algarve, el gran bastión electoral de la extrema derecha de Chega, que ya se impuso en esta circunscripción el año pasado y lo volvió a hacer el 18 de mayo. Lagos figura entre los 60 de los 308 ayuntamientos del país en los que este partido fue el más votado.

La escritora del Algarve Lídia Jorge, que forma parte del Consejo de Estado, un órgano asesor del presidente de la República, incidió en la doble significación histórica de Lagos, el puerto del que salieron las expediciones del siglo XIV que abrieron la exploración europea del planeta y también un lugar esencial para entender la extensión de una vieja plaga de la humanidad, la esclavitud.

“Somos descendientes del esclavo y del señor que lo esclavizó”, avisa la consejera de Estado Lídia Jorge

“Hablo con el sentido justo de la reposición de la verdad y de arrepentimiento, por el hecho de que aquí se inauguró el tráfico negrero intercontinental a gran escala”, afirmó Jorge. La escritora recordó la venta en Lagos del 8 de agosto de 1444 de 235 africanos, recién desembarcados en plena conmoción, como relató el cronista Gomes Eanes de Zuara y recoge el historiador Hugh Thomas en su libro La trata de esclavos. Hugh Thomas atribuye a Portugal el papel del “sabueso” que sirvió para levantar la caza.

A partir de la estimación de que en el siglo XVII el 10% de la población portuguesa tenía origen africano, la escritora recalcó que el legado de la esclavitud forma parte de la genética nacional. “No hay nadie que pueda decir que tiene la sangre más pura y que es más portugués que nadie”, remachó en su intervención el presidente de la República.

Ya en la recta final de su mandato, el conservador de línea moderada Rebelo, que contribuyó al alza de Chega con sus repetidas disoluciones del Parlamento, trata de dar respuesta a una situación de creciente tensión social que se dejó sentir el mismo martes. En Lisboa el actor Adérito Lopes fue apaleado por un grupo de neonazis cuando iba a participar en una función teatral y el imán de la ciudad fue abucheado, de forma racista, en un homenaje religioso plural a los excombatientes.

El ascenso electoral de los ultras y la normalización de la xenofobia generan una mayor tensión social

También hubo silbidos al discurso de Lídia Jorge, si bien al final primaron los aplausos. Ventura y sus aliados denuncian un intento de revisar la historia e ignorar el problema que representa la escalada de la inmigración en el país vecino. Rompiendo su anunciada nueva línea moderada, Chega rescató su vieja propuesta de retirar el pasaporte portugués a quienes lo hubiesen obtenido por la vía de la nacionalización y cometan crímenes graves, pese a ser anticonstitucional.

El ascenso de Chega a segunda fuerza parlamentaria, por delante de los socialistas, aunque obtuviera 3.992 votos menos, supone todo un desafío para la democracia portuguesa. Como los ultras se volvieron a imponer entre la población residente en el extranjero, no resulta viable contraponer la tradición migratoria lusa al discurso de la xenofobia. Así, desde la jefatura del Estado portugués se apuesta ahora por la reivindicación del Portugal como impura tierra de acogida.

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