Irán ha suspendido su cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). De esta forma, las instalaciones nucleares del país ya no podrán ser inspeccionadas por esta agencia dependiente de la ONU sin autorización del Gobierno, lo que disparará las sospechas sobre la puesta en marcha de un programa de armamento atómico.
La medida, aprobada el pasado 25 de junio por el Parlamento iraní y ratificada hoy por el presidente del país, Masoud Pezeshkian, llega después de que el régimen de Teherán haya acusado al OIEA de haber facilitado los ataques de Israel y Estados Unidos. “El OIEA y su director general son plenamente responsables de esta sórdida situación”, afirmó la semana pasada el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abás Araqch, quien acusó a la agencia atómica de la ONU de haber adoptado “una resolución políticamente motivada contra Irán”.
Según estipula la ley ratificada hoy por el presidente, a los inspectores del OIEA no se les permitirá entrar en Irán a menos que se garantice la seguridad de las instalaciones nucleares del país y la de las “actividades nucleares pacíficas” del régimen, y dicha entrada estará sujeta “a la aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán”, detalló la televisión estatal Press TV.

El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian (centro), en una exposición sobre los logros nucleares del país, el pasado abril
Irán ha estado enriqueciendo uranio hasta el 60%, por lo que está a un paso técnico muy próximo para alcanzar los niveles aptos para el uso militar, que se sitúan en el 90%. Además, cuenta con reservas suficientes para construir múltiples bombas nucleares, si así lo deseara. La República Islámica ha insistido durante mucho tiempo en que su programa nuclear tiene fines pacíficos, pero los datos recabados por el OIEA y las agencias de inteligencia occidentales arrojan dudas sobre esos objetivos.
La posibilidad de que Irán estuviera cerca de dotarse de armamento nuclear fue el pretexto esgrimido por Israel para iniciar su ofensiva militar del pasado 13 de junio. Una operación que provocó daños en diversas instalaciones nucleares y que se cobró la vida de más de una decena de científicos vinculados al programa atómico iraní. A esta campaña militar se acabó sumando Estados Unidos, con el bombardeo contra las bases de Fordow, Natanz e Isfahán, que, según Donald Trump, quedaron “totalmente arrasadas, si bien la efectividad de ese ataque ha sido puesta en cuestión.
Puerta abierta a la negociación
Pese al ruptura de lazos con el OIEA, el ministro de Exteriores iraní señaló en una entrevista con CBS News que todavía hay posibilidades para que Teherán retome las negociaciones con Estados Unidos sobre un nuevo pacto nuclear. “Las puertas de la diplomacia nunca se cerrarán de golpe” dijo Araghchi.
Irán ha limitado las inspecciones del OIEA en el pasado como estrategia de presión para negociar con Occidente, aunque hasta el momento Teherán ha negado que existan planes inmediatos para reanudar las conversaciones con Estados Unidos, que se vieron interrumpidas por la guerra iniciada por Israel.