‘Mein Kampf’ de Adolf Hitler, cien años de un libro nefasto

Los orígenes del nazismo 

El futuro dictador de la Alemania nazi publicó el 18 de julio de 1925, hace hoy un siglo, el primer tomo de ‘Mi lucha’, la autobiografía y panfleto político donde avanzaba sus planes de aniquilación

(FILES) This file photo taken on December 7, 2015 shows a German edition of Adolf Hitler's

Un ejemplar antiguo del libro de Adolf Hitler que figura en los fondos de la biblioteca central del land de Berlín 

Tobias Schwarz / AFP

Tal día como hoy, hace cien años, se publicó en Alemania por primera vez Mein Kampf (Mi lucha), el libro de Adolf Hitler en el que el futuro dictador avanzaba algunos de sus planes, como anexionarse Austria o conquistar espacio vital en el este de Europa, y exponía su feroz antisemitismo.

El 18 de julio de 1925, la editorial nazi Eher publicó el primer tomo, escrito por Hitler en la prisión de Landsberg, donde cumplía condena por el fallido golpe de Estado de 1923 en Munich, el llamado Putsch de la cerveza. En ese momento, el autor y su partido, el NSDAP, estaban aún lejos de acariciar el poder.

El segundo tomo de esta mezcla de autobiografía y panfleto político se publicó en 1926, y la edición conjunta en un solo volumen apareció en 1930. Tres años después, en enero de 1933, Hitler se convertía en canciller y arrancaba la maquinaria totalitaria del Tercer Reich.

Antisemitismo y expansión hacia el este

Pese a las amenazas que contiene ‘Mein Kampf’, los contemporáneos de Hitler no se tomaron el libro muy en serio

Hay infinitas razones para no leer este libro nefasto, porque, como señala la politóloga Barbara Zehnpfennig, “el estilo es deficiente, las diatribas de odio de Hitler resultan desagradables y, con sus casi 800 páginas, el libro supone una verdadera prueba para el lector”. Sin embargo, la politóloga cuestiona la idea generalizada de que Mi lucha es un libro confuso, lleno de repeticiones y de contenido incoherente.

En un artículo para la Agencia Federal de Educación Cívica (BPB), Zehnpfennig arguye que, al contrario, “los pensamientos de Hitler son extremadamente coherentes, y el lector imparcial se encuentra con una fascinante perspectiva de la vida interior de un hombre fanático en sus creencias. A través de Mi lucha , se comprende la conexión entre la cosmovisión de Hitler y su práctica política. Y se comprende que esta práctica estaba enteramente al servicio de esta cosmovisión, que Hitler creía estar cumpliendo una misión al poner en marcha su obra de aniquilación”.

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Pese a esta supuesta claridad de objetivos, lo cierto es que los contemporáneos de Hitler no se tomaron el libro muy en serio. Al principio vendió pocos ejemplares. Fueron 287.000 hasta enero de 1933, en que la llegada de los nazis al poder disparó las ventas. Mein Kampf se convirtió en posesión obligada: se regalaba a los recién casados, y para los funcionarios comprarlo era ineludible, lo cual hizo rico a su autor. 

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, se habían superado los doce millones de ejemplares y el libro estaba en casi todos los hogares alemanes. Otra cosa es su lectura. Según encuestas estadounidenses de la posguerra, solo entre el 20% y el 30% de los alemanes afirmó haber leído el libro, entero o en parte, durante la época nazi.

Contra lo que comúnmente se cree, Mein Kampf  no ha sido nunca un libro prohibido en Alemania. Siempre fue lícito poseer un ejemplar, venderlo, comprarlo y, por supuesto, leerlo. Siempre ha habido, y sigue habiendo, ejemplares de segunda mano en mercadillos y librerías de viejo, y puede utilizarse con fines educativos, en la universidad y en institutos de secundaria. Lo que estuvo prohibido hasta el 2015 era reeditarlo, para evitar su utilización por grupos de extrema derecha.

'Mein Kampf’ nunca estuvo prohibido 

Hasta el 2015 lo que no podía hacerse en Alemania era reeditar el libro; luego ya sí, al vencer los derechos de autor que había heredado el land de Baviera, pero solo en ediciones críticas comentadas

Según la ley germana de Derechos de Autor, toda obra queda en poder de los herederos durante los setenta años siguientes al fallecimiento de su autor, y después pasa a ser de dominio público. Por ello, en el 2015, setenta años después de la muerte de Hitler, expiraron los derechos de autor, que estaban en manos del estado federado de Baviera por decisión de las potencias aliadas vencedoras de la guerra.

Motivo de la propiedad bávara del libro: Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945 en Berlín sin dejar descendencia, pero su último domicilio, según el padrón, fue el número 16 de la Prinzregentenplatz, una plaza de Munich, capital de Baviera. Ante tan venenoso legado, que incluía el mandato explícito por parte de los aliados de impedir que pudiera usarse como propaganda nazi, las autoridades de Baviera acordaron con el Gobierno federal de la Alemania occidental la prohibición de nuevas ediciones.

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En enero del 2016, al pasar a dominio público, una nueva edición de Mein Kampf regresó a las librerías alemanas, pero no tal cual, sino en forma de edición crítica comentada, elaborada por el prestigioso Instituto de Historia Contemporánea de Munich (IfZ, por sus siglas en alemán), uno de los puntales de la investigación académica sobre el nazismo.

Las autoridades alemanas decidieron también que el libro solo podrá publicarse en ediciones críticas, y consideran que las leyes del país contra la negación del Holocausto son, en la práctica, un obstáculo insalvable para eventuales ediciones comentadas filonazis. En todo caso, la ominosa obra está disponible en idiomas de todo el mundo y al alcance de cualquiera en internet.

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