El Gobierno de República Democrática del Congo (RDC) y el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) han firmado este sábado en Doha (Qatar) una declaración de principios destinada a poner fin a los combates en el este del país. El documento, rubricado tras tres meses de negociaciones directas facilitadas por Qatar, sienta las bases del proceso de paz y define los próximos pasos a seguir, aunque las primeras divergencias entre ambos no han tardado en aparecer.
Si la parte gubernamental asegura que la declaración tiene en cuenta “las líneas rojas” que siempre ha defendido, “en particular la retirada no negociable del M23 de las zonas ocupadas”, el grupo rebelde lo niega.
“En ninguna parte de la declaración de principios se menciona que el M23 deba retirarse (...). El M23 no se retirará ni un solo metro. Nos quedamos donde estamos”, afirmó el secretario permanente del M23, Benjamin Mbonimpa, en un vídeo compartido en la red social X.
Conflicto
El documento recoge la retirada “no negociable” del M23 de las zonas ocupadas
Mbonimpa -quien firmó el acuerdo en Catar junto a Sumbu Sita Mambu, enviado especial del presidente congoleño para los procesos de paz de Luanda y Nairobi- añadió que esa cuestión no se abordó durante la firma de la declaración y que será tratada, junto con otras “causas profundas” del conflicto, durante las negociaciones del acuerdo de paz definitivo.
Por su parte, el portavoz del M23, Lawrence Kanyuka, acusó a Kinsasa de “violar el espíritu” de la declaración de principios “con una campaña de desinformación”. ”En ninguna parte se pidió al M23 que se retirara de las zonas liberadas. La cláusula estipula la 'restauración de la autoridad estatal en toda la extensión del territorio nacional', reconociendo así implícitamente la ausencia de autoridad estatal en las zonas controladas por el régimen de Kinsasa”, aseguró Kanyuka en su cuenta de X.
Según explicó la parte gubernamental tras la firma del documento, el texto incluye varios compromisos claros en favor de la paz, la protección de la población civil y la soberanía nacional, “y allana el camino hacia un acuerdo de paz global que deberá firmarse en los próximos días para poner fin de forma duradera al conflicto en el este de la RDC”.
El documento, rubricado tras tres meses de negociaciones directas facilitadas por Catar, sienta las bases del proceso de paz y establece los próximos pasos, entre ellos la aplicación inmediata de sus disposiciones antes del 29 de julio y el inicio de las negociaciones del acuerdo definitivo antes del 8 de agosto.
Conflicto
Se prevé la creación de un mecanismo de verificación del alto el fuego con participación de la misión de paz de la ONU
También se prevé la creación de un mecanismo de verificación del alto el fuego con participación de la misión de paz de la ONU en la RDC (Monusco), así como el compromiso con el retorno “voluntario y digno” de las personas refugiadas y desplazadas internas, en coordinación con los países de acogida y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
Estas conversaciones se han desarrollado durante los últimos meses de manera paralela a un diálogo auspiciado por EE.UU. entre la RDC y Ruanda, que llevó el pasado 27 de junio a la firma en Washington de un acuerdo de paz a nivel ministerial entre ambos países africanos.
Entre las disposiciones incluidas en ese documento, figuran el respeto a la integridad territorial de cada país, la resolución pacífica de disputas, la prohibición de actos hostiles y del respaldo a grupos armados.
Ese pacto, sin embargo, abrió a EE.UU. el acceso a minerales críticos de la región. Como resultado, la RDC firmó el pasado 17 de julio un acuerdo de principios sobre exploración minera con la empresa estadounidense KoBold Metals, en un nuevo paso para cumplir las promesas del presidente congoleño, Félix Tshisekedi, a su homólogo estadounidense, Donald Trump.
El conflicto en el este de la RDC se intensificó a finales de enero, cuando el M23, respaldado por Ruanda -según la ONU-, tomó el control de Goma, capital de Kivu del Norte, y posteriormente de Bukavu, capital de la vecina Kivu del Sur.
Desde 1998, el este de la RDC sufre un conflicto alimentado por la presencia de grupos rebeldes y el Ejército, pese al despliegue de la Monusco.