Comer espaguetis contra el fascismo

Historias del mundo

Trescientos pueblos conmemoran hoy la caída de Mussolini con una comida

Pastasciutta Antifascista 2022
Paolo Degan

Puede parecer frívolo comer un plato de pasta en nombre del antifascismo, como ocurrirá hoy en más de 300 localidades italianas, pero las raíces de este gesto son profundas.

Para el futurismo, movimiento de vanguardia italiana vinculado al fascismo, los espaguetis eran un plato provinciano, propio de una Italia que había que derribar: “Son una cadena en el pie que Italia arrastra tras de sí. Una comida del pasado que embrutece, incita a la pereza y a la nostalgia”, escribía en 1930 el poeta Filippo Tommaso Marinetti. Trece años después, sin embargo, se convertiría espontáneamente en un símbolo.

La primera ‘pastasciutta antifascista’ fue ofrecida por los hermanos Cervi, luego fusilados por los milicianos de Saló

El 25 de julio de 1943, los hermanos Cervi regresaban del campo y al principio no se dieron cuenta de nada. Luego, ya en casa, se produjo un alboroto: “¡Han arrestado a Mussolini!”. La familia, pionera de la agricultura moderna, ya era entonces un referente del antifascismo en la Bassa Padana, la llanura al sur del río Po, y no perdieron tiempo: “Hay que celebrarlo”. A quinientos kilómetros más al sur, en la plaza Venezia de Roma, el dictador había sido destituido por el Gran Consejo del Fascismo y trasladado encadenado al Gran Sasso. En su lugar fue nombrado Pietro Badoglio, un mariscal que hasta entonces había sido muy cercano a Mussolini, que como primera medida declaró: “La guerra continúa”, junto a Alemania. No había mucho que celebrar, en realidad, pero la noticia –llegada por la radio– de que el Duce estaba preso, después de 21 años de tiranía, merecía algún tipo de celebración.

De manera que se organizaron. Consiguieron harina, pidieron mantequilla y queso fiado en la quesería, y prepararon varios kilos de pasta. Una vez listo todo, colocaron los platos en un carro y los llevaron tres kilómetros hasta el pueblo de Campegine, donde los repartieron en la plaza. A esa noche de fiesta asistieron todos, incluso un camisa negra, según recuerda la memoria colectiva.

Tras la liberación de Mussolini por los nazis y la instauración de República de Saló, los siete hermanos Cervi fueron fusilados el 28 de diciembre de 1943 en Reggio Emilia. Su padre, Alcide, conservaría para siempre su recuerdo como mártires del antifascismo.

Ochenta y dos años más tarde, la memoria se ha conservado y se ha difundido como un milagro por toda Italia y más allá. Hoy, muchas mesas se prepararán para la pastasciutta antifascista . El evento principal tendrá lugar en la Casa Cervi, la antigua propiedad familiar convertida en museo y símbolo del sacrificio de los opositores al régimen, pero se servirán cientos de kilos de espaguetis en casi trescientos pueblos italianos que forman parte de la red de las pastasciuttas . En la lista figuran también comidas organizadas en el extranjero, desde Cuba hasta Alemania: “Nos ha llegado la noticia de que en Nueva Zelanda también han organizado una espaguetada, no sabemos qué hora será allí, ¡quizá ya estén sentados a la mesa!”, bromean desde el museo.

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La fiesta había caído en el olvido, pero en los años noventa, bajo el pórtico de la Casa Cervi, un pequeño grupo de activistas empezó a reunirse cada 25 de julio para comer espaguetis. “La idea gustó a muchas asociaciones, que nos pidieron replicarla en otras partes de Italia –explica Mirco Zanoni, responsable de coordinación del Instituto Cervi–. Nosotros dijimos, obviamente, que sí, con dos únicas condiciones: la pasta debe ser gratuita y debe mencionarse, de alguna forma, el hecho histórico”. Nadie puede lucrarse, en resumen: “Es un evento en constante pérdida”, ironizan los organizadores. Normalmente, la financiación corre a cargo de la Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI) y los municipios que se adhieren. Este año, los beneficios de las iniciativas se destinarán a la asociación Emergency para apoyar a la población de la franja de Gaza.

Pero en la Italia gobernada por Giorgia Meloni, cuyo partido evita cualquier referencia a la Resistencia, los espaguetis antifascistas siguen generando polémica. Las iniciativas organizadas para hoy han provocado fuertes reacciones. En las redes sociales aparecen verdaderas amenazas: “Deberíais atragantaros con los espaguetis”, “la salsa será roja…”, se lee en los comentarios de las páginas del municipio de Sant’Arcangelo di Romagna. La misma movilización de la ultraderecha se registra en toda Italia. En el lago de Orta, en el Piamonte, Luigi Songa, exdirigente local de Hermanos de Italia, organizó una provocación para criticar la adhesión del ayuntamiento de Omegna e invitó a los ciudadanos a su casa para un “risotto con tinta de sepia…”.

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