EE.UU. eleva la tensión con Caracas al enviar diez cazas F-35 a Puerto Rico

Presión de Washington sobre Venezuela

Dos F-16 venezolanos hacen vuelos intimidatorios sobre un destructor de EE.UU.

FILE PHOTO: A F-35 jet lands on the runway of the USS Carl Vinson aircraft carrier during the Rim of the Pacific (RIMPAC) military exercises about 100 miles south of Oahu, Hawaii, U.S. July 19, 2024. REUTERS/Marco Garcia/File Photo

Un F-35 aterriza en el portaviones ‘USS Carl Vinson’ durante unas maniobras en Hawai en julio del 2024

Marco Garcia / Reuters

Marco Rubio, jefe de la diplomacia de Estados Unidos, está en su salsa, dicen en su círculo.

Enemigo acérrimo del chavismo, el secretario de Estado se ha convertido en el abanderado del despliegue militar ordenado por el presidente Donald Trump en el Caribe y del bombardeo de una embarcación supuestamente de narcotraficantes que salió de Venezuela y en el que murieron once personas.

Marco Rubio insiste en la legalidad del ataque mortal a un barco venezolano y dice que habrá más

A pesar de las críticas sobre su legalidad (el expresidente filipino Rodrigo Duterte fue detenido este año y afronta cargos contra la humanidad por algo similar), Rubio dijo que “estos ataques sucederán de nuevo”.

Ese reconocimiento de nunca dar un paso atrás se concretó ayer cuando Estados Unidos ordenó el despliegue de una decena de aviones de combate F-35 a un aeropuerto de Puerto Rico. Su objetivo sería realizar operaciones contra los cárteles de la droga, a los que de manera excepcional la administración Trump ha declarado organizaciones terroristas. Disponer de los F-35, junto a buques de guerra y miles de tropas supone incrementar la potencia militar en aguas del Caribe y avivar la tensión con Caracas. La Casa Blanca insiste en que se trata de una operación militar contra los narcos, pero en el entorno del Rubio se responde que “nada está fuera de la mesa” al cuestionarles sobre si se busca un cambio de régimen. El del presidente Nicolás Maduro.

En este contexto tan inflamable, fuentes del Pentágono aseguraron el jueves que dos cazabombarderos F-16 venezolanos sobrevolaron el destructor USS Jason Dunham , uno de los buques desplegados por la armada estadounidense en la zona. Esas fuentes lo calificaron de “demostración de poder”.

El Departamento de Defensa confirmó que los aparatos volaron cerca del barco de EE.UU. en aguas internacionales. “El movimiento altamente provocativo estuvo diseñado para interferir con nuestra operación en contra del narcoterrorismo”, señala en un comunicado.

“Se recomienda encarecidamente al cártel que manda en Venezuela que no realice ningún tipo de esfuerzo para obstruir, disuadir o interferir con estas operaciones militares de Estados Unidos”, insistió.

En ese texto queda claro que Trump considera que Maduro y los narcos son lo mismo y de hecho ha ofrecido una recompensa de 50 millones por las pistas que conduzcan a su detención.

En visita a Ecuador el miércoles, después de viajar a México, Rubio subrayó que EE.UU. va a trabajar con otras naciones en la guerra a las drogas. “Hay gobiernes que nos ayudarán a acabar con ellos (los cárteles). Si lo hacen por ellos mismos, colaboraremos”, remarcó.

Rubio anunció además que dos grupos que operan en Ecuador, los Lobos y los Choneros, también se incluirán en la lista de organizaciones terroristas. Esta denominación ampara al pacificador Trump en los ataques letales a los traficantes, sin plantear el caso ante el Congreso, que es quien autoriza el uso de los poderes de guerra.

La iniciativa del presidente, emprendida el pasado martes, recibió numerosas críticas por adoptar una medida extrema que solo se aplica en conflictos bélicos. Numerosos expertos sostienen que traficar con productos ilegales para el consumo no es un delito capital.

Esta circunstancia ha propiciado que se plantee si Trump dispone de autoridad legítima para emplear militares para, sumariamente, matar a gente por la sospecha de que comercian con sustancias prohibidas.

“Resulta difícil de imaginar cómo abogados que trabajan dentro del Pentágono pueden llegar a la conclusión de que es algo legal en lugar de observar que se trata de asesinatos amparados por las leyes internacionales que el Departamento de Defensa aceptó”, dijo al The New York Times el profesor Ryan Goodman, que ejerció de letrado del Pentágono. La Casa Blanca replicó que el bombardeo fue consistente con la legislación de conflicto armado.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...