El tifón que el lunes sacudió el norte de Filipinas se desató ayer martes de forma calamitosa en Taiwán y avanza hoy hacia la China continental. En el este de la antigua Formosa ha dejado por lo menos catorce muertos, 18 heridos y 124 desaparecidos, después de que las lluvias torrenciales asociadas al ciclón desbordaran un embalse. En esta parte montañosa y turística pero poco poblada de la isla, en Hualien, el desbordamiento arrasó con todo a su paso, incluidos puentes viarios y el municipo de Guangfu.
Hong Kong, por su parte, decretó ayer la máxima alerta, con la suspensión de más de cuatrocientos vuelos, sin que se hayan registrado en principio víctimas mortales al paso del ciclón, a diferencia de lo sucedido en Filipinas, donde “el supertifón Nando” -su nombre local- dejó cuatro muertos, apenas 24 horas después de las protestas en todo el archipiélago por el robo sistemático de los fondos de prevención de desastres naturales.
“Ha sido como un tsunami”, explica el cartero de Guangfu, Hsieth, que apenas tuvo tiempo para ponerse a buen recaudo en la segunda planta de la oficina de correos. Cuando pasó la corriente y pudo volver a casa se encontró con el coche empotrado en el interior del comedor. Según los bomberos, todas las víctimas mortales han sido encontradas en su localidad, aunque hay otros pueblos completamente inundados, como Dama.
Una vecina de la zona refugiada en la azotea de su edificio, ayer martesoon Ragasa pounded the island with torrential rains. (Photo by AFP)
El ejército de Taiwán ha enviado 340 soldados a la región, que han tenido que utilizar tanquetas para sortear el lodo y poder distribuir agua y fideos instantáneos en los barrios que han quedado incomunicados. Responsables locales lamentan no haber recibido órdenes de evacuación para la población vulnerable o con minusvalías, más allá del consejo de desalojar temporalmente las plantas bajas, resguardándose en las plantas superiores. Algo que tuvieron que hacer unas 5.200 personas en Guangfu, uno de cada seis vecinos.
En esta parte poco poblada de la isla viven también algunas de sus tribus aborígenes, como los amis, emparentadas con los filipinos y otros pueblos malayos. Pekín, por cierto, mandó sus condolencias a su provincia rebelde, mientras se prepara para ráfagas de viento de 200 kilómetros por hora en sus propias costas, mucho más pobladas.
La República Popular de China, en cualquier caso, sigue achicando las aguas del reconocimiento internacional de la República de China, como vuelve a ser visible esta semana durante la asamblea general de la ONU, en la que Taiwán se sentó por última vez en representación de China hace 54 años. Eso no impidió que la semana pasada su “ministro de Exteriores” hiciera una mini gira por Europa, donde solo el Vaticano mantiene relaciones diplomáticas plenas con Taiwán.
Lin Chia-lung visitó dicha legación -una de las doce que le quedan en el mundo, la mayoría en islas insignificantes- y también participó en programas culturales en Praga y Viena. En Roma, el “ministro de Exteriores” se reunió con el vicepresidente del Senado de Italia, Gian Marco Centinaio, de la Liga Norte. Devuelve así la visita que el político de la Liga Norte hizo a Taipéi el año pasado, para la toma de posesión del presidente Lai Ching Te, a fin de consolidar la histórica relación entre Taiwán y la extrema derecha internacional.
Viento en contra
Un año más, Pekín ocupa el asiento en la ONU que Taipéi ocupó hasta 1971
Más allá de las palabras, esta no está asegurada, dada la pujanza de la China popular. En este sentido, aunque Paraguay mantiene el vínculo con la República de China que se inició bajo la dictadura militar de Alfredo Stroessner, su vecina Argentina no ha cambiado su lealtad a Pekín. Pese a los exabruptos iniciales -sobre todo en campaña- del presidente Javier Milei contra “los comunistas chinos”, su relación con Xi Jinping parece ir como una seda, engrasada por la soja, la carne de vacuno, los langostinos y el litio.
Tanto es así que China Eastern ha anunciado una conexión aérea directa entre Shanghai y Buenos Aires, a través del Pacífico, con una parada técnica en Auckland (Nueva Zelanda). Cuando entre en funcionamiento el 4 de diciembre será el vuelo más largo del mundo: 25 horas y media para la ida y 29 horas para la vuelta.
Hace dos meses, en plena negociación arancelaria con Pekín, también el gobierno estadounidense denegó el permiso al presidente de Taiwán para aterrizar en Nueva York, en lo que debía ser una escala en su viaje a Asunción que, finalmente, canceló.
Con tifón o sin tifón, Taipéi prosigue su batalla perdida por el reconocimiento internacional y hoy mismo ha decretado controles en la exportación de semiconductores a Sudáfrica, donde el gobierno del Congreso Nacional Africano insiste en que Taiwán traslade su oficina desde la capital política, Pretoria, hasta la capital administrativa, Johanesburgo, y que lo haga además adoptando un nombre que no deje lugar a dudas de que no se trata de una legación.
