Un plan con imperfecciones

TRIBUNA

Un plan con imperfecciones
Vicenç Fisas
Experto en procesos de paz

Para entender lo que ha ocurrido con el plan de paz de Trump para Gaza, y que fue rechazado por Netanyahu pocas horas después, recomiendo leer el texto completo del discurso que pronunció el presidente Trump ante el primer ministro israelí, pues ahí se pueden encontrar muchas claves. En el largo discurso, gran parte está dedicada a citar, alabar y elogiar a los mandatarios árabes e islámicos que han colaborado en el diseño del plan, concretamente Arabia Saudí, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Indonesia, Pakistán, Egipto y Jordania, a los que considera “magníficos”. Este dato es importante porque el plan acaba con dos puntos que Israel no puede aceptar, pues abre la puerta a la autodeterminación del pueblo palestino, cosa que Netanyahu ha dicho que nunca sucedería. Esta es la parte que han planteado incluir los países citados, matizando bastante los primeros planes que tenía la administración Trump.

Beniamin Netanyahu y Donald Trump en el despacho oval, durante la llamada al primer ministro de Qatar

Trump observa a Netanyahu hablando el lunes desde el despacho oval con el primer ministro de Qatar, Mohamed bin Abderraman al Thani 

White House

La base de datos PA-X sobre acuerdos de paz, contiene 2.144 acuerdos firmados entre 1990 y el 2024, a una media de 61 anuales. Abarca conflictos armados, conflictos políticos no armados y otras disputas institucionales o territoriales. Esto permite analizar no solo la resolución de guerras, sino también procesos de negociación política amplios, incluidos aquellos que previenen la guerra. Con este tipo de datos, los analistas sacamos lecciones sobre lo que funciona y lo que no. Dado que estamos hablando de Gaza, y, por tanto, de una guerra, podemos observar lo sucedido en el mismo período de 35 años, en que ha habido 58 guerras, de las que 15 acabaron con acuerdos de paz, el 26%, varios de ellos impuestos, y, por este motivo, no exitosos.

No puede haber planes de paz sin negociación previa, es la norma número uno

Los Balcanes son un ejemplo. Sabemos perfectamente que un acuerdo de paz solo puede salir bien si participan los actores primarios, los más afectados. En el plan de paz de Trump, los palestinos no han sido consultados, algo incomprensible, pues se pretendía diseñar su futuro. Es cierto que no es fácil hacer consultas en Gaza, por el nivel de destrucción y los desplazamientos forzados, pero tampoco se ha consultado a la Autoridad Nacional Palestina, aunque de autoridad tenga poca y en el plan se le deja un papel secundario. Hubiera sido interesante consultar al preso palestino (desde el 2002) más carismático y popular, Marwan Barghouti, no violento y capaz de unir a todas las familias políticas de Palestina. Podría tener un rol determinante en el futuro.

Tampoco se ha consultado a Hamas, que, aunque ya no tiene poder político y militar, y tampoco cuenta con apoyo social, todavía tiene a varios secuestrados, y en el plan de Trump condiciona muchas cosas a la liberación de estas personas. Ya que tiene negociadores en Doha (Qatar), podrían haber sondeado la viabilidad del plan. Ha sido otro error no hacerlo. Por lo demás, el plan tiene enormes lagunas y propuestas bastante escandalosas e improcedentes, como que el propio presidente Trump sea quien presida y dirija un Consejo de Paz, que controlaría a un gobierno de transición de “tecnócratas apolíticos”, una insensatez en la medida que vuelve a dejar fuera a los palestinos, que tienen líderes democráticos y pacíficos que podrían gestionar perfectamente la transición. El plan, además, preveía la retirada de las fuerzas armadas israelíes de la zona central de Gaza, pero no de la periferia, con lo que Gaza continuaría siendo un campo de concentración, ya que está casi todo destruido. Tampoco se explica cómo se reconstruiría el territorio, quien lo pagaría, cuanto duraría y con cual diseño, pues el temor de convertir Gaza en una zona turística todavía persiste, y los intereses constructores e inmobiliarios de gente allegada al presidente Trump, también.

Así, pues, el plan está muy mal diseñado y no tiene futuro, al menos en su totalidad, y me sorprende que haya sido tan rápidamente aplaudido por tantos mandatarios de todo el mundo, quizás antes de haberlo analizado con detalle, pues se habrían dado cuenta de que la paz no se puede imponer ni prescindir de los protagonistas, los palestinos. No puede haber planes de paz sin negociación previa. Es la norma número uno.

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