El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha emprendido este viernes el viaje al extranjero más largo de sus nueve meses de mandato. En la próxima semana, visitará Malasia, Japón y Corea del Sur, en una gira por Asia Oriental que le llevará el jueves que viene a reunirse en Busan con el presidente de China, Xi Jinping, según avanzó ayer la Casa Blanca. Sin embargo, el encuentro, que debe centrarse en la búsqueda de un acuerdo comercial y en el relajo de las tensiones geopolíticas, no ha sido confirmado todavía por Pekín.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reúne con el presidente de China, Xi Jinping, durante la cumbre de líderes del G20 en Osaka (Japón), en el 2019
El domingo, Trump participará en Kuala Lumpur en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), un organismo que se encuentra en medio de la batalla por la influencia de las dos primeras potencias mundiales. Pero la presencia del presidente en la cumbre de un organismo en el que ha mostrado poco interés hasta ahora va más allá de la pugna geopolítica. Allí, se espera que esté presente durante la firma de un acuerdo de alto el fuego entre Tailandia y Cambodia, promocionando su imagen de “presidente de la paz”. Trump ya ha incluido ese conflicto, que estalló en mayo y se mantiene en una tregua inestable, entre las ocho guerras que él asegura haber terminado en el mundo.
El republicano conocerá a Sanae Taikachi, la nueva primera ministra de Japón, alineada con su visión conservadora y hostil con China
El lunes, viajará a Japón para conocer a su nueva primera ministra, Sanae Taikachi, investida esta semana como la primera mujer en asumir ese cargo. La ultraconservadora Taikachi, elegida gracias a un acuerdo de coalición en el parlamento con la fuerza derechista del Partido de la Innovación, se presentó como la candidata del Japan First y tiene una visión cercana a Trump en cuanto a su nacionalismo, la inmigración, el aumento de gasto en Defensa y el conservadurismo social.
El presidente de EE.UU. encontrará en Taikachi una firme aliada para la política de disuasión de China, aunque tiene una fragilidad: necesitará el apoyo de la oposición para aprobar leyes clave, incluidos los presupuestos, lo que incluye la inversión en Defensa. El viernes, dijo ante el parlamento que planea el mayor rearme militar de Japón desde la Segunda Guerra Mundial, adelantando dos años el objetivo de duplicar el gasto en defensa hasta el 2% del PIB este año fiscal, que termina el próximo marzo.
Este incremento incluye la compra de armamento estadounidense, que se suma a los planes de su predecesor de invertir 550.000 millones de dólares en empresas de EE.UU. También ha afirmado que una “contingencia” en Taiwán –es decir, una anexión por parte de China– supondría una crisis tanto para Japón como EE.UU., en un lenguaje más hostil contra Pekín del que han tenido sus predecesores en este siglo.
Finalmente, el republicano viajará a Corea del Sur, donde se celebra el encuentro anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Se trata de una cumbre comercial en la que también participa China, lo que dará oportunidad a Trump de reunirse con Xi al margen del foro. Según la agenda anunciada por la Casa Blanca, ambos se encontrarán antes del inicio de la APEC y Trump regresará a Washington sin participar en él.
China es el motivo de fondo de la guerra comercial iniciada por Trump contra el mundo. El presidente ha dado numerosos vaivenes en su aproximación arancelaria al gigante asiático, con el que EE.UU. tiene una enorme interdependencia, y su última amenaza, en caso de que no se alcance un acuerdo comercial, es que incrementará los aranceles a las importaciones chinas hasta el 155% (un 100% adicional) a partir del 1 de noviembre. Una medida así –en represalia por las restricciones de Pekín a la exportación de minerales raros, críticos para la industria tecnológica– provocaría una reacción de Pekín y pondría fin a la tregua que había detenido las subidas recíprocas de aranceles.
Pero la batalla comercial se enmarca en una pugna geopolítica mayor, que tiene en Taiwán el principal punto de fricción entre Washington y Pekín. Trump ha rebajado en su segundo mandato las expectativas de la isla autogobernada de que EE.UU. vaya a salir en su defensa si China la invade, como planea abiertamente y se espera que haga en los próximos cinco años.
Trump ha rebajado las expectativas de sus predecesores de defender Taiwán en caso de ataque chino a la isla autogobernada
De hecho, ha acusado a Taiwán, principal productor de microchips en el mundo, de “robar” la industria estadounidense de semiconductores y, aunque ha insistido en que Pekín no invadirá la isla mientras él sea presidente, no ha dado ningún paso en su defensa. Por ejemplo, detuvo un paquete de armamento valorado en 400 millones de dólares destinado a Taiwán y no ha utilizado ninguno de los 1.000 millones de dólares anuales de autoridad discrecional para enviar armas a los taiwaneses
También se espera que Trump y Xi hablen sobre Rusia, aliada de Pekín, que ha sostenido en gran parte su industria petrolera ante las sanciones de Occidente por la guerra de Ucrania. Una lista de sanciones que se amplió esta semana, cuando por primera vez la Administración Trump castigó a las dos principales petroleras rusas por la negativa del Kremlin a negociar un alto el fuego.
Las relaciones de EE.UU. con Corea del Sur, país aliado y anfitrión del posible encuentro entre Trump y Xi, no pasan por su mejor momento. Se han tensado por la inversión de 350.000 millones de dólares que Trump exige a empresas estadounidenses, así como las deportaciones masivas de trabajadores inmigrantes del país asiático, especialmente en una macrorredada en una planta de Georgia, donde los agentes migratorios se llevaron detenidos a 300 surcoreanos.
Según la agencia Reuters, la Administración Trump ha considerado un viaje a la zona desmilitarizada (DMZ) que separa al país con Corea del Norte. El presidente ha dicho en repetidas ocasiones que quiere impulsar la paz entre las dos coreas y que le apetece volver a reunirse con el líder norcoreano Kim Jong Un, a quien ha alabado como un “hombre fuerte”. Sin embargo, no está confirmado ni el viaje a la frontera ni la reunión con Kim durante esta gira asiática de una semana.

