Las guerras producen muerte, destrucción, y también paradojas. Ucrania, que desde hace más de tres años y medio libra una contienda de defensa contra el invasor ruso, necesita y busca armamento en el extranjero, pero ahora, en aparente contradicción, se dispone a abrir a la exportación algunos tipos de armas que fabrica en su territorio.
Tras un debate de meses, el presidente, Volodímir Zelenski, anunció el martes que este noviembre comienza el levantamiento parcial de la prohibición de exportar armas propias, que había sido decretada en la ley marcial del 2022, cuando Putin lanzó la invasión rusa a gran escala del país.
Tras la agresión, en buena lógica, todo el material bélico debía destinarse a la defensa nacional. Sin embargo, ahora el contexto ha cambiado. Hay ciertas armas que las fábricas ucranianas producen en cantidad más que suficiente para el ejército, por lo que hay excedentes en sus almacenes, y al mismo tiempo falta financiación para fabricar otras, muchas de ellas con diseño desarrollado durante la guerra como resultado de la experiencia de combate. Vendiendo excedentes al exterior, concluye Kyiv, se podrá obtener dinero para fabricar más y proveer mejor a las fuerzas armadas.
La otra cara de la situación
Ucrania no tiene capacidad para fabricar aviones de combate, ni defensa antiaérea, ni misiles de muy largo alcance
“El déficit de financiación para la producción de armamento se cubrirá a partir de este año, en particular gracias a las exportaciones controladas. Incrementaremos la producción de drones para el frente –dijo Zelenski el martes, según informa la agencia ucraniana Unian–. Ciertos tipos de armamento moderno podremos producirlos en cantidades muy superiores a nuestra actual capacidad de financiación. Y otros tipos de armamento ya los tenemos en cantidades mucho mayores de las que necesitamos hoy”. El líder precisó que solo se venderá equipamiento a países que hayan ayudado a Ucrania.
La industria de defensa ha cobrado impulso con la guerra, despegándose además de los calibres de la era soviética que el país heredó al independizarse en 1991. Entre las armas made in Ukraine figuran: misiles de crucero de tamaño medio; tanques; vehículos blindados de combate y de transporte de personal; artillería móvil; morteros; proyectiles antitanque; varios tipos de munición; sistemas de interferencias y de comunicaciones; y drones aéreos, navales y terrestres. No está claro aún cuáles se permitirá vender, pero hay excedentes de drones navales.
Los drones, observados con admiración en Europa, son una de las piezas estrella del arsenal de Kyiv, si bien sus componentes son mayormente chinos. En contrapartida, Ucrania no tiene capacidad para producir aviones de combate, ni defensa antiaérea, ni misiles de tan largo alcance como el estadounidense Tomahawk o el alemán Taurus, capaces de golpear Moscú o el puente de Crimea.
Cifras del Ministerio de Defensa
En Ucrania operan unas 900 empresas de industria militar, de las cuales un centenar son del Estado y 800 son privadas; el sector emplea a 300.000 trabajadores
“Somos un país en guerra, que lógicamente tiene que usar toda su industria militar para defenderse, pero el mercado no funciona así”, arguye Oleksandr Slyvchuk, politólogo del Transatlantic Dialogue Center (TDC), laboratorio de ideas ucraniano con sede en Kyiv. “Por la situación económica y para aumentar el presupuesto estatal, Ucrania tiene que vender productos fuera. El sector agropecuario es de los más importantes para el presupuesto, pero en los últimos años la industria militar ha crecido mucho, especialmente el sector de drones, que apareció casi de la nada a partir del 2023”.
Según un informe del Ministerio de Defensa, en el país operan unas 900 empresas de industria militar, de las cuales un centenar son del Estado y 800 son privadas. El sector emplea a 300.000 trabajadores. La ubicación de las fábricas se mantiene con la máxima discreción para evitar bombardeos rusos. Zelenski aspira a que las armas y munición de producción propia cubran el 50% de las necesidades del ejército, porcentaje al que ya se acercan, pero Ucrania sigue dependiendo mucho del apoyo militar occidental.
“Las empresas privadas ucranianas tienen mentalidad de negocio; el patriotismo no siempre está sobre la mesa. Algunas abrieron sucursales en países cercanos como Polonia, Rumanía, República Checa o Moldavia, y sacaron a ingenieros del país”, explica Slyvchuk. “Con eso, Ucrania pierde gente educada y pierde empresas. Abrir el mercado de armamento ucraniano al exterior de modo controlado es una solución. Al final, el ejército necesita más armas, el Estado necesita más dinero, y las empresas quieren vender más; así se cierra el círculo”.
Precisamente, este domingo un ataque ucraniano con drones alcanzó uno de los principales puertos petroleros rusos del mar Negro, provocando un incendio y dañando al menos un barco, en un intento de Kiev de socavar el esfuerzo bélico de Rusia atacando sus infraestructuras energéticas. Ucrania lleva varios meses atacando refinerías, depósitos y oleoductos rusos en un intento de minar la economía rusa. El puerto alberga la terminal petrolera del mar Negro de Tuapsé y una refinería de petróleo controlada por la mayor petrolera rusa, Rosneft. Ucrania ha atacado la refinería con varios drones este año.
Un muerto y seis heridos en Bélgorod tras ataque ucraniano con drones
Una persona murió este domingo en la región rusa de Bélgorod y otras seis resultaron heridas como consecuencia de un ataque ucraniano con drones, informaron las autoridades locales. Según escribió en Telegram el gobernador de Bélgorod, Viacheslav Gladkov, fue la explosión de un dron la que causó todas las víctimas. Además, el ataque dañó un automóvil, agregó el funcionario. Bélgorod, en la frontera con Ucrania, es una de las regiones rusas más afectadas por la guerra desde su inicio en febrero de 2022. Las autoridades locales informan a diario de ataques enemigos con víctimas, muchas veces mortales, y daños a la infraestructura de la región.


