El Pentágono anuncia una operación militar para “expulsar a los narcoterroristas” de Occidente

Estados Unidos

Estados Unidos escala su presencia militar en el Caribe y aumenta la especulación sobre un ataque directo a Venezuela

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El secretario de Guerra, Pete Hegseth, estee miércoles durante la cuarta Cumbre Anual de Defensa del Noreste de Indiana.

Darron Cummings / Ap-LaPresse

El secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció anoche el inicio de una nueva operación militar cuyo objetivo será “expulsar a los narcoterroristas” del hemisferio occidental y “proteger nuestra patria de las drogas que están matando a nuestra gente”. La misión, de la que no dio detalles, ha sido bautizada como Operación Lanza del Sur y será liderada por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses.

“El hemisferio occidental es la vecindad de Estados Unidos, y la protegeremos”, señaló el jefe del Pentágono a través de la red social X. “El presidente Trump ordenó tomar medidas, y el Departamento de Guerra está cumpliendo”, celebró. No está claro si el anuncio de esta misión significará una escalada en las acciones militares que el Pentágono ha realizado en los últimos meses, en los que ha ejecutado a 80 personas sin ningún proceso judicial con sus ataques a una veintena de barcos en el Caribe y el Pacífico, alegando sin presentar pruebas que iban cargados de droga.

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Con su anuncio, Hegseth formaliza la misión, por lo que envía el mensaje de que las acciones militares van a seguir y se convertirán en una prioridad aun mayor para la Administración de Donald Trump. En enero, el Pentágono ya anunció que iba a iniciar una operación llamada Lanza del Sur, pero su objetivo parecía más limitado: “Apoyar la detección y el monitoreo del tráfico ilícito”. En su anuncio de este jueves, directamente habla de “expulsar a los narcoterroristas” del hemisferio.

En la última semana, ha crecido la especulación de que el objetivo final de la operación, o uno de ellos, sea derrocar el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela mediante una campaña militar en su territorio para instalar un gobierno afín que permita a las empresas estadounidenses explotar el petróleo del país latinoamericano.

El martes, el Pentágono desplegó el mayor portaaviones de su flota, el USS Gerald Ford, acompañado de tres buques de guerra, en aguas cercanas a Venezuela. Su presencia propició la respuesta del ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, que declaró que el país se había puesto en un nivel máximo de alerta ante el aumento de las tensiones con EE.UU. Caracas puso a “todo el arsenal militar del país en plena capacidad operativa”, anunció, incluyendo el “despliegue masivo de fuerzas terrestres, aéreas, navales, fluviales y de misiles”, con la participación de todas las fuerzas de seguridad y la milicia.

El miércoles, Trump se encerró en la Casa Blanca con Hegseth, el jefe del Estado Mayor Conjunto, Dan Caine, y otros altos mandos militares, que informaron al presidente sobre las opciones militares para la región, sin descartar posibles ataques terrestres contra Venezuela. En los últimos meses, la Casa Blanca ha construido una enorme presencia militar en el área de responsabilidad del Comando Sur (que abarca más de 30 países), enviando al Caribe buques de guerra, aviones de combate F-35, aviones espía y otros activos militares, con base en la instalación militar estadounidense de Puerto Rico.

Trump se reunió el miércoles con altos mandos del Pentágono en la Casa Blanca para explorar opciones militares en Venezuela

La operación se justifica en el intento de frenar el tráfico de drogas hacia EE.UU., pero el presidente Trump no ha escondido su voluntad de lograr un cambio de régimen en Venezuela. Entre otras declaraciones, aseguró que Maduro tiene “los días contados”, además de autorizar operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano. Por eso, cada vez parece más cercana la posibilidad de que autorice ataques en el país suramericano, a pesar de que no hay ninguna declaración de guerra oficial del Congreso, que según la Constitución es el órgano encargado.

Para tratar de dar amparo legal a sus acciones, tanto las deportaciones en territorio estadounidense como los bombardeos en el Caribe y el Pacífico, Trump designó al comienzo de su mandato a pandillas como el Tren de Aragua venezolano como organizaciones terroristas. Con ello, ha justificado cientos de deportaciones mediante la ancestral ley de Enemigos Extranjeros, del año 1798, así como el bombardeo de 20 barcos en aguas internacionales desde el 2 de septiembre.

Según el derecho de guerra, estas acciones podrían ser ilegales, porque las pequeñas embarcaciones atacadas transportaban civiles supuestamente implicados en la venta de drogas, pero no en hostilidades armadas contra EE.UU. Sin embargo, en la justificación del Pentágono, forman parte de una campaña orquestada por presidentes como Maduro, o el colombiano Gustavo Petro (a quienes Trump ha acusado de liderar a los “narcoterroristas”), para “intoxicar” e “invadir” al país.

El despliegue del portaaviones Ford –el más grande y moderno de la Marina, con unos 4.000 marines–, acompañado de tres destructores, es una acción excesiva para el tipo de ataques que se han dado hasta el momento, lo que ha llevado a la especulación sobre las intenciones reales de Trump y, en consecuencia, a la movilización de las tropas venezolanas.

Cuando EE.UU. moviliza un activo estratégico de estas características, busca proyectar su poder, intimidar y disuadir. Lo ha hecho en repetidas ocasiones en Oriente Medio, así como en el Indo-Pacífico para contrarrestar la influencia china. Los expertos calculan que operar este portaaviones puede costar hasta 8,4 millones de dólares al día, por lo que su uso nunca es en vano. El Pentágono ya envió en los últimos meses a miles de soldados en sus instalaciones militares de Puerto Rico. Con este nuevo despliegue, el número total de efectivos en la región se eleva a los 15.000 soldados, una cifra sin precedentes en la región.

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