El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, considera que el próximo jueves, coincidiendo con la festividad del día de Acción de Gracias, es el “momento apropiado” para que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, decida si acepta el plan de paz de 28 puntos pactado en secreto entre Washington y Moscú. La propuesta, en la que no ha participado ni la parte invadida ni los aliados europeos, le obligaría a renunciar a toda la región oriental del Donbass, donde hoy controla alrededor del 12 %, con una línea del frente fuertemente fortificada.
Además, la hoja de ruta, negociada con el Kremlin por el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, también exige que Ucrania reduzca a la mitad el tamaño de sus fuerzas armadas. Kyiv se ha resistido hasta ahora tanto a ceder todo el Donbass como a quedarse en un futuro sin garantías de seguridad, y si acepta esta propuesta renunciará a sus dos exigencias. Trump ha insistido, en una entrevista en Fox Radio, que, si Ucrania no acepta, igualmente “lo perderá en un corto período de tiempo”.
“Hemos tenido muchos plazos, pero si las cosas funcionan, tiendes a prorrogar los plazos. Pero creemos que el jueves es un momento apropiado”, ha dicho el presidente, abriéndose a la posibilidad de ampliar el ultimátum. Ha añadido que el presidente ruso, Vladimir Putin, “no quiere más guerra”, pues “yaa ha recibido su castigo: se suponía que los combates iban a ser cuestión de un día pero han acabado siendo cuatro años”.
Se trata de la primera vez que Trump habla en público sobre este plan, presentado ayer a Zelenski por el secretario del ejército estadounidense, Dan Driscoll, durante su reunión en Kyiv. En un dramático discurso, Zelenski reconoció que esta propuesta plantea un dilema: aceptar la capitulación o “un invierno extremadamente crudo, el más crudo de la historia. Una vida sin libertad, sin dignidad, sin justicia”.
El presidente ucraniano habló esta mañana por teléfono con los líderes de Francia, Reino Unido y Alemania para tratar de definir sus próximos pasos. Los europeos, así como Zelenski, han sido apartados de las conversaciones sobre una guerra que afecta directamente a su seguridad colectiva. En su opinión, que no ha sido escuchada, cualquier acuerdo de paz debería comenzar a negociarse a partir de la actual línea del frente.
Pero Trump, que prometió en campaña aprovechar su buena relación con Putin para terminar la guerra en 24 horas, está decidido a alcanzar un acuerdo de rendición similar al que logró en Oriente Medio, donde Hamas acordó con Israel un alto el fuego inestable en Gaza sobre la base de un plan similar, de 20 puntos, de Trump.
El plan establece que “Crimea, Luhansk y Donetsk serán reconocidas como rusas de facto, incluso por EE.UU.”
En la propuesta conjunta de EE.UU. Y Rusia, que todavía no es pública pero fue desvelada esta semana por The Washington Post, se prevé un “acuerdo de no agresión integral entre Rusia, Ucrania y Europa”, el compromiso de que Moscú “no invada a los países vecinos” y que la OTAN “no se expanda más”, y la celebración de “un diálogo entre Rusia y la OTAN, con la mediación de EE.UU., para resolver todas las cuestiones de seguridad y crear las condiciones para la desescalada”.
También incluye “garantías de seguridad confiables” para Ucrania por parte de EE.UU. Y Europa, aunque no las especifica. Además, aunque la Unión Europea no ha participado en el diálogo, se establece que “Ucrania es elegible para ser miembro de la UE y recibirá acceso preferencial a corto plazo al mercado europeo mientras se considera este asunto”.
El punto 21 es el más problemático para Ucrania. El plan dice que “Crimea, Luhansk y Donetsk serán reconocidas como rusas de facto, incluso por EE.UU.” Es decir, valida las peticiones del Kremlin, que invadió por la fuerza hace tres años y medio, en contra del derecho internacional, gran parte de la región del Donbass. Por otro lado, “Jersón y Zaporiyia quedarán congeladas a lo largo de la línea de contacto” y “Rusia renunciará a otros territorios acordados que controla fuera de las cinco regiones”.
Si Ucrania no acepta esta hoja de ruta, se arriesga a perder al que en los últimos tres años y medio ha sido su principal aliado. Así lo ha reconocido Zelenski en su amargo discurso a la nación, en el que ha asegurado que Ucrania debe elegir entre “perder nuestra dignidad o arriesgarnos a perder a nuestro socio clave”.
Desde la invasión rusa, EE.UU. Ha aprobado más de 65.000 millones de dólares en apoyo militar, una cifra que asciende a 182.000 si se tiene en cuenta la ayuda económica y humanitaria. Sin embargo, hasta ahora se han desembolsado alrededor de 80.000 millones.
Washington, que ya puso freno a esta ayuda –las nuevas compras de armas irán a cargo de los aliados europeos–, ha amenazado a Kyiv con retirar también el intercambio de inteligencia, esencial para que Ucrania pueda prever y resistir a los incesantes bombardeos rusos, así como terminar con cualquier apoyo militar a la resistencia ucraniana. Esta situación dejaría al país y a Europa solos ante el expansionismo bélico de Putin.


