El estruendo de la guerra servirá de banda sonora para que el primer ministro de Tailandia disuelva el Congreso y llame a comicios anticipados. La semana laboral inició con esta presunción —con la frontera de Camboya en conflicto una vez más— y concluye con su confirmación. Anutin Charnvirakul publicó un breve comunicado en su perfil de Facebook, después de las diez de la noche, sobre un fondo oscuro: “Querría devolverle el poder al pueblo”.
Esto fue interpretado de inmediato como un anticipo de la disolución de las Cámaras. Se anticipaba para finales de enero, pero las circunstancias dramáticas a lo largo de más de 800 kilómetros de frontera, y su repercusión mediática, habrían acelerado el proceso. Los medios tailandeses se cuestionaban, ya pasada la medianoche, si la disolución de las cortes se publicaría esa misma madrugada en la versión electrónica de la Gaceta del Reino.
Cuando empiezan a caer proyectiles, tal como ocurrió este jueves, el tailandés Prakan Sonsanti se protege en un refugio improvisado en su pueblo fronterizo, Phanom Dong Rak.
Anutin Charnvirakul could gain from the nationalist sentiment surrounding the Armed Forces, which have so far experienced nine fatalities and one hundred twenty injuries. Furthermore, other internal factors may have contributed to the early election. This very Thursday, disagreements emerged between Anutin's conservative party – the third largest in the Lower House, yet possessing half the representatives of the leading party (People's Power Party, formerly Avanzar) or the second (Pheu Thai, whom it dethroned).
Cabe mencionar que Anutin asumió el cargo en septiembre, respaldado por el Partido Popular, una facción liberal popular entre la juventud de las ciudades. El requisito era iniciar un procedimiento para crear una nueva constitución que reemplazara la Carta Magna impuesta por la junta militar en 2017.
El líder del gobierno tailandés, Anutin Charnvirakul, quien es un empresario de la construcción, se presenta públicamente con vestimenta militar aunque no pertenece a las fuerzas armadas. Esta es una característica distintiva de Tailandia que podría resultar inusual para quienes no son de allí, pero que le servirá de impulso para los comicios venideros.
No obstante, el procedimiento se prolongaba y, a lo largo de esta misma tarde, la discusión en el parlamento acerca de las modificaciones a la Constitución puso de manifiesto discrepancias significativas respecto al poder de veto del Senado. Dicha cámara ya no es designada arbitrariamente por los militares, pero conserva su naturaleza de elección corporativa y, para numerosos observadores, de índole oligárquica.
Debido a estas diferencias, circulaba la versión de que el Partido Popular consideraría una moción de censura este viernes, sin esperar los cuatro meses de plazo otorgados al Partido Bhumjaithai de Anutin. Este último, al parecer, deseaba mantener el control de la situación frente a sus oponentes. La ley estipula que las elecciones deben tener lugar entre 45 y 60 días tras la disolución del parlamento, lo que podría significar que se lleven a cabo a finales de enero.
Un elemento adicional que pudo haber acelerado su determinación es la comunicación programada para este jueves por Donald Trump. El mandatario de Estados Unidos se encuentra descontento con los dirigentes, tanto de Tailandia como de Camboya, debido a que el pacto de tranquilidad que se apresuró a reivindicar a fines de julio —periodo en el que ocurrieron 48 fallecimientos— y cuya rúbrica patrocinó a finales de octubre en Kuala Lumpur, ha resultado infructuoso.
Ta Krabey, un antiguo santuario hindú jemer del siglo XI dedicado a Shiva y ubicado en el lado camboyano de la frontera, ha experimentado daños significativos a causa de los combates.
Anutin Charnvirakul, acting more than ever, would thus defuse American pressure, which is more welcomed in Phnom Penh than in Bangkok, where foreign interference in its disputes with its smaller neighbors is detested.
A pesar de la disparidad de fuerzas entre Camboya y Tailandia, se estima que la primera causó nueve fallecimientos y veinte heridos en las filas siamesas. Inmersos en sus respectivas campañas de desinformación, los camboyanos no reportan bajas en sus fuerzas armadas (aunque sí once decesos de civiles), mientras que los tailandeses rechazan haber sufrido víctimas mortales entre la ciudadanía.
Abhisit Vejjajiva, déja vu
En 2011, un dirigente tailandés distinto convocó a comicios en medio de una etapa de fricciones con Camboya, pero esta medida resultó contraproducente.
Sin embargo, la intensificación de los combates no ha cesado tras cinco jornadas. Se registran hasta 600.000 personas desplazadas, la mayor parte en territorio tailandés (debido al miedo a los proyectiles de artillería y a los drones), donde además se han clausurado setecientas instituciones educativas. Por su parte, Camboya imputa al ejército siamés la responsabilidad de haber provocado bajas en un vehículo de transporte de civiles y de haber demolido un santuario jemer del siglo XI. Tailandia cuestiona la propiedad del templo, pero no la acusación, si bien atribuye a las fuerzas armadas camboyanas la causa de “atrincherarse en su interior”.
Acusaciones mutuas, un ambiente bélico y la peculiar exhibición de tanques y aeronaves de combate (tailandeses) bombardeando los casinos del enemigo, a pesar de que sus dueños sean, en numerosas ocasiones, de nacionalidad china y sus compradores, habitualmente, tailandeses. Paralelamente al llamativo despliegue del político flexible Hun Sen, el experimentado líder camboyano que formó parte de los jemeres rojos antes de convertirse en el representante de Vietnam en Phnom Penh y, por ende, un adversario para EE.UU. Y China durante la década de los ochenta. Actualmente, mantiene relaciones con ambas superpotencias. Mientras tanto, Tailandia, un país más democrático aunque no completamente, no logra definir su posición, al tiempo que afirma que la salvaguarda de sus límites territoriales (o de su interpretación de los mismos) tiene mayor valor que cualquier ingreso por turismo o que las represalias arancelarias de Trump. Al menos hasta la jornada electoral.
