La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil continúa buscando documentación sobre la nueva trama de corrupción que salpica al triángulo formado por la ex militante socialista Leire Díez, el ex presidente de la SEPI Vicente Fernández Guerrero y el empresario Antxon Alonso.
Según confirman fuentes policiales, los agentes de la UCO han acudido a requerir información a las sedes de correos y varios organismos que derivan del Ministerio de Hacienda y de Transición Ecológica. La Guardia Civil, según se desprende de lo conocido de la causa que sigue secreta, busca indicios sobre posible contratación pública fraudulenta.
En concreto, la UCO ha acudido organismos dependientes de esos ministerios, como la Dirección General de patrimonio del Estado o el Tribunal de Recursos contractuales, entre otras.
El Ministerio para la Transición Ecológica
Ha facilitado “rápidamente y con total colaboración” la documentación requerida
Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica indican que los agentes se han personado para solicitar dos expedientes administrativos, precisando que no se ha tratado de un registro, sino exclusivamente de una solicitud formal de información. Según las mismas fuentes, el Ministerio ha facilitado “rápidamente y con total colaboración” la documentación requerida. “Los expedientes aportados fueron tramitados con todas las garantías y siguiendo los procedimientos habituales establecidos”, añaden.
Fuentes próximas a la investigación venían advirtiendo tras los primeros arrestos de que la operación por presuntos contratos públicos fraudulentos seguía en marcha. Agentes de la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil se desplegaron ayer en varias provincias españolas –entre ellas Madrid, Sevilla y Zaragoza– para realizar hasta 19 registros de domicilios y empresas. Aunque la causa sigue secreta, la unión de puntos de esos registros sirve para dar luz al asunto.
La Guardia Civil requirió información a las empresas públicas SEPI y Enusa, que depende de la primera. Tras la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, a mediados del 2018, Fernández se puso al frente de la SEPI una vez desembarcó en Madrid de la mano de quien fue su valedora, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. En ese momento, la exmilitante del PSOE detenida fue colocada en un alto puesto en Enusa. También en Madrid, la UCO registró un piso en la céntrica calle de Diego de León, donde Leire Díez, que se presentaba como mano derecha de Cerdán, habría celebrado reuniones con empresarios –que fueron grabadas y filtradas a medios de comunicación– en busca de información comprometedora para desacreditar a personas contrarias a su círculo: desde uniformados de la Guardia Civil a fiscales, pasando por rivales políticos.
El expresidente de SEPI Vicente Fernández
Sin embargo, esta rama no se centra en las oscuras maniobras de Díez, sino en contrataciones fraudulentas. Los investigadores también se personaron en Zaragoza, en la sede de Forestalia, una compañía centrada en las energías renovables que tendría presuntamente vínculos con Servinabar. De nuevo otra causa distinta parece mezclarse con esta: el magistrado del Tribunal Supremo que investiga a Cerdán acumula indicios de que dicha empresa era una tapadera para que Cerdán cobrase comisiones ilegales. Servinabar también fichó a Fernández una vez que fue fulminado por Montero de la SEPI –lo imputaron por otra causa, aunque luego fue absuelto–. Ayer, la vicepresidenta rechazó tener ningún vínculo en la actualidad con Fernández.
Bar La Bola de Sevilla
Los investigadores sospechan que la trama usó este local como lavadero de dinero
En la capital andaluza, la UCO registró un bar que habría podido ser utilizado por la trama como lavadero del dinero ilícito. Se trata del restaurante La Bola, que está gestionado por la sociedad La Bola Innovación, creada en el 2014 por la pareja del expresidente de la SEPI, quien fue administradora hasta junio del 2023, cuando tomó el propio relevo Fernández. Este negocio, según fuentes policiales, tuvo resultados modestos hasta el año 2020, pero luego sus ganancias se dispararon. Cuando Fernández pasó a dirigirlo alcanzó una facturación un 30% más que el año anterior

