El terrible tiroteo del domingo pasado en una playa de Sídney alcanzó este martes a las Islas Filipinas. Su departamento de Inmigración confirmó hoy desde Manila que Sajid y Navid Akram, los dos pistoleros que mataron a quince personas durante la celebración de la fiesta judía de januká, pasaron casi todo el mes pasado en el archipiélago.
Según las autoridades filipinas el dúo formado por padre e hijo aterrizó el 1 de noviembre en Manila en un vuelo de Philippines Airlines. Desde dicho aeropuerto embarcaron rumbo a Davao, en la isla meridional de Mindanalo. Cuatro semanas más tarde, el 28 de noviembre, siguieron el itinerario inverso, Davao-Manila-Sídney. Filipinas aporta el dato interesante de que el padre, Sajid Akram, de 50 años, utilizó su pasaporte indio, mientras que su hijo Navid habría entrado en el país con pasaporte australiano. Las autoridades australianas han guardado silencio hasta ahora sobre la identidad de los terroristas, más allá de divulgar sus nombres, evidentemente musulmanes del sur de Asia.
Davao es la gran ciudad del sur de Filipinas, pero difícilmente habría sido su destino final. Con toda probabilidad, no era más que un lugar de tránsito hacia zonas de mayor interés para individuos con su perfil, con banderas caseras de Estado Islámico en el maletero del coche. En la misma isla de Mindanao hay zonas en las que la rebelión musulmana (“mora” en el vocabulario local) se mantiene viva desde el mismo inicio de la colonización española.
Sin embargo, las últimas décadas de enfrentamiento armado con el poder de Manila parecían haber entrado en una fase de resolución. El último gran pulso se libró en Marawi, la mayor ciudad musulmana de Filipinas, que fue tomada por grupos afines a Estado Islámico en la primavera de 2017. Estos no pudieron ser desalojados por el ejército filipino hasta siete meses después, tras un largo asedio y sangrientos combates.
Se sabe también que entre cien y trescientos filipinos combatieron en Siria junto a los yihadistas que terminaron ganándole la partida a Bashar el Asad. Se trata de una cifra muy inferior a la de milicianos malasios o indonesios. Pero incluso estos, en distintos periodos, recurrieron a las zonas de hegemonía insurgente en el sur de Filipinas para adiestrarse o para preparar atentados.
Este podría haber sido el empeño de Sajid Akram y de su hijo, que ya era conocido por su proselitismo en estaciones de tren de Sídney.
Sajid Akram fue desarmado por un transeunte -el frutero de origen sirio y expolicía, Ahmed al Ahmed- antes de ser abatido. Mientras que su hijo Naveed se encuentra en coma, por lo que la reconstrucción de la génesis del atentado y de sus posibles complicidades se enfrenta a serias dificultades.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese -que hoy visitó al héroe de aquel día, Ahmed, en el hospital- ha dicho que detrás del atentado está la ideología del Estado Islámico (EI) y que, según la información preliminar, los autores actuaron solos.
Albanese confirmó que Naveed Akram fue investigado en 2019 por posibles vínculos con el Estado Islámico, aunque entonces no se le consideró una amenaza activa. El padre, Sajid, también había sido entrevistado entonces, según el mandatario.
Según medios australianos, ambos habrían recibido entrenamiento militar en Filipinas, algo que Manila no ha confirmado hasta ahora. Este podría haberse producido en las islas musulmanas vecinas de Joló o Tawi Tawi, donde el grupo armado islamista más irreductible, Abu Sayyaf, mantiene a unos pocos centenares de combatientes, aunque sus filas están muy mermadas por los cambios de los últimos años. No solo por la presión militar, sin también por la apertura política, que dio origen a la creación de la región autónoma de Bangsamoro, entre estas islas y varias zonas continguas de Mindanao de amplia mayoría musulmana.
Cabe decir, por último, que la tragedia de la playa de Bondi constituye el peor atentado en Oceanía desde 2019, cuando el terrorista Brenton Tarrant transmitió en directo su tiroteo de dos mezquitas en Christchurch, Nueva Zelanda, que dejó 51 muertos y 40 heridos.
