Un hombre apacible
Parece un hombre apacible, sangre fría debe tener para haberse enfrentado a una de las décadas más convulsas de la banca y haber salido no solo ileso, sino reforzado. Superó la crisis del 2008 sin cerrar ninguna oficina, sin despedir a nadie, sin pedir ningún rescate. Ajeno a las fusiones, adquisiciones y cierres que han sacudido la banca, y que hacen que la confianza del ciudadano hacia el sector sea ínfimo. Al frente de Caixa Enginyers, ha impulsado la banca cooperativa en nuestro país, un modelo donde los clientes son, a la vez, propietarios, y que en Europa vive un momento de esplendor como alternativa a la banca tradicional con 210 millones de europeos que confían en esa forma de hacer finanzas prudente y orientada a la economía social, es decir, que no invierte ni participa en ningún sector dañino para las personas o el planeta.
¿Se jubila?
Sí, soy feliz.
Después de cuantos años?
De 44 años, 22 en Bankpyme y 22 en Caixa Enginyers. Eso de trabajar veinticuatro por siete ya lo he hecho lo suficiente.
¿Y ahora, qué?
Con ganas de seguir involucrado con las personas, aportando lo que ahora puedo aportar, que es experiencia.
Y algo de sosiego.
Sí, porque la hiperactividad es lo que ha caracterizado estos últimos 20 años en la banca, una época tremenda de cambios en el sector financiero con una crisis histórica.
¿Cuáles son sus logros?
Puse la entidad al día. Yo venía de los mercados financieros, más bien alejado de las personas. En Caixa Enginyers, me motivó trabajar para una comunidad, y he aprovechado todo el conocimiento técnico que tenía para dar servicio a esas personas y no solo para hacer una cuenta de resultados.
Una banca cooperativa.
Creo que somos fundamentales, nuestra razón de ser es dar respuesta a las necesidades, no es meramente un negocio, y si todos fuéramos por ahí, la economía funcionaría mucho mejor. Las finanzas son un medio para conseguir que esta sociedad sea más armónica, deben ser un medio útil para las personas.
Pues no lo parece.
Desgraciadamente, no es la línea, salvo en la banca cooperativa. En el año 2005, fuimos pioneros en empezar a trabajar en banca socialmente responsable.
¿Por qué se metió en eso?
Porque la sociedad me importa. Las finanzas son apasionantes y ponerlas al servicio de empresas que quieren mejorar la sociedad y el planeta me parece una buena apuesta. Estoy orgulloso de nuestras oficinas móviles que van por municipios que no tienen ni cajero ni banco.
¿Y hacen negocio?
Sí, pero como dice Marcos Urarte: los beneficios no hay que hacerlos, hay que merecerlos. El 70% de nuestros fondos son inversión socialmente responsable y las rentabilidades que están consiguiendo son muy parecidas e incluso mejores que los fondos que no invierten en este tipo de compañías a las que nosotros ayudamos a crecer.
¿Qué ha aprendido de estos años tan convulsos de la banca?
A pensar con mi propia cabeza, a atender a mis propios análisis, a no dejarme llevar por las modas.
¿Surfeó la crisis del 2008 sin despedir a nadie?
Teníamos un modelo de distribución y gestión diferente al de la mayoría de las entidades, apostamos muy pronto por la banca online en lugar de abrir muchas oficinas.
Acertaron.
Sí, era un servicio eficiente y barato. Cuando llegó la crisis y empezaron a cerrar oficinas, nosotros incluso abrimos alguna. La crisis, además, puso de relieve la ausencia de una gestión de riesgos exigente en los bancos, y nosotros ya lo éramos.
¿No repartían hipotecas alegremente?
Hemos buscado que nuestro crédito sea viable para la persona, ayudar a la gente, pero no llevar a la gente a una situación de riesgo.
¿Considera que hay bancos que engañan a la gente?
No, lo que pasa es que la formación financiera de la sociedad es muy débil. Todos tenemos reacciones ante el dinero poco reflexivas y el banquero está para ayudarte a que no tomes decisiones erróneas. Cuando hay una hipoteca impagada, el problema no es para el banco, es para la persona, y nosotros somos muy conscientes.
¿Hubo rescate entre las cooperativas de crédito?
En España, ningún dinero público se ha empleado para resolver problemas de una cooperativa de crédito. Es una forma de organización resiliente, útil, y que aporta estabilidad a la economía.
¿Cómo vivió el procés?
Para nosotros no tenía sentido irnos de Barcelona, y en un momento tan convulso debíamos dar tranquilidad a nuestros socios. El tiempo nos ha dado la razón, socios que se llevaron su dinero volvieron.
Ahora las oficinas bancarias van a más.
Sí, a las personas nos gusta el trato directo, las oficinas van a ser un espacio estratégico positivo para el sector. Cuanto más digitalizada la banca, más necesario es el trato humano.
¿Qué ha aprendido?
A saber mirar, a descartar las ideas preconcebidas, a estar abierto y reciclarme, porque, en finanzas, es básico entender el contexto.
¿Qué haría distinto?
Correría menos porque a veces no he disfrutado del paisaje.
Aconseje a un pequeño inversor.
Pregúntese qué es lo que no quiere perder. Urge potenciar la cultura y la educación financieras.
