‘El aprendiz de Gaudí’
Jesús Bastante es periodista laico y lo sabe todo de la Iglesia. Tomo nota de sus predicciones sobre Gaudí, divino arquitecto y presencia constante en mi vida (por barcelonés): he visto la Sagrada Família cada día de mi existencia. Jesús Bastante ha urdido una novela estupenda, El aprendiz de Gaudí (La esfera de los libros), cuyas páginas entrelazan a Gaudí con su sobrina y con su amada y con un joven aprendiz al que llama Pau, amasado literariamente con rasgos de tantos anónimos mozuelos meritorios que pululaban en talleres artesanales y gremios menestrales de la convulsa Barcelona de principios del siglo XX. A veces no bastan las páginas del diario (www.religiondigital.es, www.religiondigital.com) para narrar la complejidad de una época de modo tan inteligible como ameno.
¿Qué periodismo hace?
Explico, desde fuera de la Iglesia, lo que hace la Iglesia.
¿Eso tiene lectores?
La Iglesia lleva dos mil años adaptándose a todas las culturas del planeta, hasta el fin del mundo.
¿Qué opina del libro de Javier Cercas?
Interesante para los alejados de la Iglesia.
Escribe usted ahora sobre Gaudí.
Tengo unas tías en Barcelona que lo adoran. Figura única, el mejor arquitecto de la historia, muy cercano a la Iglesia católica.
¿Será canonizado?
Primero beatificado. Luego habrá que esperar el milagro.
¿Qué milagro?
Un milagro sucedido tras su beatificación. Una curación milagrosa, que deberá ser documentada minuciosamente.
¿Y veremos a Gaudí santo?
Posiblemente. El 7 de junio pasado se cumplían 99 años de su atropellamiento por un tranvía...
¿Dónde fue exactamente?
En la confluencia de las calles Bailèn y Gran Via, a las 18.20 h.
¿Es cierto que nadie lo reconoció?
Sí. Un cura de ronda en el hospital lo reconocería. Tras el traumatismo, Gaudí falleció por hemorragia interna el 10 de junio.
El año que viene, ¡un siglo!
Y será conmemorado el centenario de la muerte de Gaudí. Se coronará la torre de Jesús, la central, sobre el crucero, de 172,5 metros, la más alta, aunque dos centímetros por debajo de la montaña de Montjuïc: ¡Gaudí no quiso superar a Dios!
¿En qué pensaba el Gaudí paseante?
Imagino en mi novela que cavilaba sobre sus pecados, sus culpas. Se dirigía a rezar al oratorio de Sant Felip Neri, como cada día. El año antes, 1925, había visto coronar la torre de Bernabé, única que vio entera.
En la fachada del Nacimiento...
La torre alzada sobre la tortuga de piedra.
Yo veía esas cuatro torres desde la azotea de mi colegio, cada día de mi niñez.
¿Años 60, verdad? Un amigo mío de ese barrio jugaba en la nave del templo, que tantos años estuvo a cielo abierto.
¿Qué ha averiguado usted sobre Gaudí?
Familiar y sentimental, él y su padre cuidaron juntos, en su piso de la calle Consell de Cent, a Rosetta Egea Gaudí.
¿Quién era Rosetta?
Una sobrina de Gaudí: con tres años había quedado huérfana de madre, hermana de Gaudí. Rosetta padecía deficiencia mental. Moriría con 36 años, tuberculosa.
¿Cómo influyó en Gaudí?
La imagino dibujando sin una sola linea recta: lineas sinuosas como las de la arquitectura de Gaudí. Y hubo además otra mujer decisiva en la vida de Gaudí...
¿Qué mujer?
Pepeta Moreu. Gaudí se enamoró de ella. Era profesora de francés en la Cooperativa Mataronense, edificio gaudiniano.
¿Cómo era Pepeta?
Tenía 27 años, seis menos que él. Pepeta lucía cabello rojizo, había estado casada con un marino mercante y su vida fue agitada, hablaba francés, tocaba el piano...
¿Hasta qué punto se enamoró Gaudí?
Se enamoró intensamente. Por eso llegó a pedirle matrimonio a Pepeta. Pero ella... Decidió darle calabazas.
¿Por qué? Pobre Gaudí.
Pepeta se había comprometida con otro, con el que se casó. Gaudí, que la visitaba cada domingo, acompañado de su sobrina, dejó de visitarla. ¡Se hundió! Y no volvió a acercase a otra mujer nunca.
¿Célibe hasta la muerte, pues?
Sí, y místico y ascético también: ahondó en sí mismo, se centró en su trabajo, en la religión, en la oración, y en su vínculo con Dios y con la naturaleza.
Y desplegó sus trabajos en el Park Güell, en la Sagrada Família...
Eso es, y en la casa-piloto del Park Güell alojó a su padre, que moriría allí mismo en 1906 y sería enterrado en el Poblenou.
¿Cómo concebía Gaudí la Sagrada Família, en vísperas de su fallecimiento?
Como un homenaje al Creador, como una torre de Babel, como un monte, sin contrafuertes, con un bosque en su interior...
¿Cuánto tiempo estuvo Gaudí implicado en la Sagrada Família?
Desde que concluyó la cripta, que no era suya, hasta que murió... Lo que fueron exactamente 33 años de vida y trabajo.
¡La edad de Cristo!
Gaudí descansa en la cripta de la Sagrada Família. Su funeral en 1926 fue el más populoso y sentido desde el de Jacint Verdaguer, en 1902, con gritos de “és sant!”
¡Santo, santo! Eso suma...
Lo último que firmó el papa Francisco fue el decreto que designa “venerable” a Antoni Gaudí... Y seguro que nuestro cardenal Omella sueña con oficiar la beatificación de Gaudí el 10 de junio del 2026.
