Almería ve peligrar la Sierra de los Filabres después de que un fuego, detectado en la noche de ayer jueves entre los municipios de Lubrín y Bédar, esté reduciendo a cenizas un espacio de alto valor ecológico y cultural en la provincia. Contra él luchan por tierra y aire los bomberos del Plan Infoca en un incendio forestal sobre el que la Junta de Andalucía ha declarado el nivel 1 de emergencia a las 05:56 horas de esta madrugada.
Fue sobre las 23:00 horas del jueves cuando decenas de llamadas de ciudadanos de la zona alertaran a Emergencias 112 del siniestro, declarado en el paraje Las Cubillas que ha obligado a desalojar, de manera preventiva, a más de 50 vecinos, así como ha forzado la evacuación de otras cinco personas en Bédar, aunque algunas ya han podido regresar a sus hogares.
De momento, sobre la zona trabajan más de 15 grupos de bomberos forestales, nueve autobombas y hasta siete medios aéreos, entre ellos aviones anfibios y helicópteros pesados, con el objetivo de estabilizar unas llamas avivadas por la complicada orografía y las rachas de viento. Según los primeros indicios, el origen podría estar en una línea eléctrica en mal estado, según confirmó el alcalde de Lubrín, Domingo Ramos.
La delegada de la Junta en Almería, Aránzazu Martín, ha destacado que “las condiciones meteorológicas han dado una tregua”, aunque ha advertido de que el viento volverá a soplar con fuerza a mediodía. Desde el puesto de mando avanzado se insiste en mantener la prudencia, pese al gran despliegue de medios.
Un verano crítico en Andalucía mientras que España bate un récord histórico de superficie arrasada
El incendio de Lubrín y Bédar se suma a otros graves episodios que han golpeado a Andalucía este verano. El más destacado fue el de Tarifa (Cádiz), con más de 500 hectáreas arrasadas en las urbanizaciones de Atlanterra y zonas cercanas, que obligó a desalojos y a la declaración de zona catastrófica. Estos siniestros confirman un repunte respecto al año pasado, cuando en toda Andalucía se quemaron 6 062 hectáreas, un 34 % menos que la media de la última década.
Por su parte, en la península este 2025 ya han ardido entre 380 000 y 400 000 hectáreas, según datos del sistema europeo Copernicus, lo que lo convierte en el año más devastador en tres décadas. El 77 % de esa superficie se quemó en tan solo una semana de agosto, durante la ola de calor más intensa desde 1975.
Entre los incendios más destructivos destacan el de Ourense (Galicia), con más de 50 000 hectáreas devoradas en varios focos; el de Molezuelas de la Carballeda (Zamora-León), que arrasó alrededor de 37 000 hectáreas convirtiéndose en el incendio más extenso registrado en España en años recientes; y el de Jarilla (Cáceres, Extremadura), con más de 16 000 hectáreas.
Un reto ambiental sin precedentes
El incendio de Lubrín y Bédar es un episodio más de un verano marcado por las llamas, en el que España afronta un reto ambiental y social sin precedentes. Organizaciones ecologistas y expertos advierten de la necesidad de reforzar la prevención forestal, la limpieza de montes y el pastoreo extensivo, para reducir el riesgo de que episodios como los de este 2025 se conviertan en una nueva norma estival.
La situación que se está viviendo este verano ha generado un debate social y político sobre la inversión en prevención de incendios y las condiciones laborales del personal que trabaja para extinguirlos. Estas políticas dependen, exclusivamente de las comunidades autónomas y, según ha informado la Junta de Andalucía, en la región se destina un presupuesto récord a combatir los incendios forestales, con 257 millones de euros, “el más alto de toda España”, se ha asegurado.