Las altas temperaturas que han azotado Andalucía este verano, y que han provocado que el mercurio supere los 42 grados en diferentes puntos de la región durante no pocas jornadas, se han cobrado la vida de más de 300 personas. Así se desprende de los datos extraídos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, que determina que hay una relación directa entre el calor registrado entre junio y agosto y estas muertes.
Este verano de 2025 pasará a la historia de la comunidad como uno de los más duros y mortales de las últimas décadas. De hecho, la cifra de defunciones registradas por el impacto de la subida de temperaturas (303) duplica las contabilizadas en 2024 (147), y se establece el perfil de las personas más vulnerables: la mayoría de los fallecidos por esta casusa (190) han sido mujeres, frente a 113 hombres. Más del 83% de las víctimas tenían más de 65 años y, dentro de este grupo, 158 superaban los 85. El mes más letal fue agosto, con 169 fallecidos, seguido de julio (83) y junio (50).
En solo un verano, Andalucía ha sufrido casi el doble de muertes que en todo el año pasado por esta causa
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) se ha visto obligada a activar varias veces la alerta roja en algunas provincias de Andalucía durante este verano por calor extremo, y otras tantas veces ha elevado a naranja el riesgo para la población por altas temperaturas.
Entre junio y agosto se han reportado hasta cuatro olas de claro, si bien la más intensa y prolongada en el tiempo fue la registrada entre el 10 y el 24 de agosto, la más larga del siglo y que llevó, el pasado día 10 de ese mes, a marcar 45,8ºC en la ciudad gaditana de Jerez de la Frontera, la máxima de toda España. Es mismo día, otros nueve municipios andaluces superaron los 44,9 ºC en una jornada que la Aemet calificó de “histórica” por situarse entre los valores más extremos jamás registrados en un mes de agosto en Andalucía.
Córdoba, el epicentro del calor
La provincia de Córdoba ha sido una de las más castigadas por el calor extremo este verano. La capital y el Valle del Guadalquivir registraron nueve días consecutivos por encima de los 40°C en la segunda quincena de junio, con picos de hasta 44 °C.

Imagen de recurso de una joven paseando por el centro de Córdoba en una jornada donde la alerta por riesgo extremo estaba vigente.
En Jaén y Sevilla también se han superado los 42 °C en varias ocasiones, con noches tropicales que no han permitido que los termómetros bajasen de 25 °C, un factor que ha agravado los problemas de salud en colectivos vulnerables.
Por otra parte, las autoridades medioambientales también alertaban, dadas las circunstancias, del peligro extremo de incendios en Huelva, Sevilla y Córdoba, mientras que en el resto de la comunidad se mantenía el riesgo ‘muy alto’.
Impacto social y ambiental
El impacto del calor extremo se ha dejado sentir más allá de la salud. Asociaciones vecinales y colectivos de mayores han denunciado que la falta de climatización en viviendas antiguas y centros sociales ha multiplicado los riesgos.
En paralelo, la pérdida de playas en el litoral andaluz ha sido otro de los efectos visibles del verano. Los temporales puntuales, unidos a la subida del nivel del mar y a la falta de aportes de arena, han provocado la reducción de superficie útil en municipios de Cádiz, Málaga y Huelva. En localidades turísticas como Chipiona, Torremolinos o Punta Umbría, varios chiringuitos han visto cómo el agua llegaba prácticamente hasta sus terrazas, reduciendo el espacio para bañistas y turistas.
Los episodios de calor extremo serán más frecuentes por el cambio climático
La Junta de Andalucía recuerda que el Plan Andaluz de Temperaturas Excesivas, activo desde mayo y hasta finales de septiembre, está dirigido a colectivos de riesgo como mayores, menores, embarazadas y enfermos crónicos. Sanidad insiste en recomendaciones básicas: hidratarse con frecuencia, evitar la exposición solar en las horas centrales del día y vigilar especialmente a las personas más vulnerables.
Con 303 muertes en un solo verano y previsiones de que los episodios de calor extremo sean cada vez más frecuentes por efecto del cambio climático, Andalucía encara el final de la temporada estival con un balance dramático y la urgencia de reforzar sus planes de adaptación.