Infiltrados en la banda de las pensiones clandestinas de Barcelona

Vivienda

Los entresijos de la trama de alojamientos turísticos ilegales en estos momentos más activa de la ciudad

FOTO ALEX GARCIA APARTAMENTOS TURISTICOS ILEGALES EN EL CARRER CANUDA DE BARCELONA. AIRBNB 2025/05/14

Una turista ecuatoriana, en la calle Canuda, después de dejar un alojamiento irregular vinculado a esta trama

Son los reyes de las pensiones clandestinas de Barcelona. Muchos los conocen como los suecos peruanos. Se dedican a alquilar pisos amplios, llenarlos de camas de todos los tamaños y subarrendar sus habitaciones por internet de un modo sistemático hasta que expiran sus contratos de arrendamiento. Algunos propietarios consiguen echarlos. Otros miran a otro lado por una participación en el chanchullo. Estos párrafos muestran los entresijos de este turbio, inquietante y multimillonario negocio. Los inspectores municipales consideran que los reyes de las pensiones clandestinas constituyen la organización dedicada al trapicheo de alojamientos turísticos ilegales hoy día más activa en la ciudad.

Porque los conflictos con sus vecinos tienen tan agobiados a los asiáticos con ínfulas de economistas que ya intentan librarse de muchos de sus inmuebles. Y los rusos que vieron que hacerse pasar por expats es más fácil que montar lupanares tienen tantos frentes judiciales que se están pasando al alquiler de temporada. Pero los suecos peruanos están desatados. Nada les amilana. Los inspectores cuentan 80 pisos anunciados principalmente en Airbnb y en menor medida en Booking por personas vinculadas a esta trama. Lo más probable es que este número sea mayor, que muchos de sus tinglados aún no hayan sido detectados. Las fuentes detallan que en los últimos años los suecos peruanos llegaron a explotar al menos 200 viviendas. Sus supuestos testaferros y demás colaboradores ya suman unos 160 procedimientos sancionadores y unos 5.400.000 euros en multas. Los inspectores subrayan que muchas de las personas que firmaron los contratos están en el extranjero, que raras veces presentan bienes embargables, que a lo mejor uno tiene un coche a su nombre. “Les abrimos 176 expedientes, de ellos 98 aún están en curso”.

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Explotan las viviendas durante años, hasta que termina el contrato o los propietarios logran desahuciarlos

Las investigaciones se centran en dos hermanos vecinos de la Barceloneta muy aficionados a las travesías en barco, las tiendas del paseo de Gràcia y las business class. El Consistorio supo de ellos a mediados de la pasada década, pero aún tardó unos años en incluirlos en la lista de los mayores multiinfractores de Barcelona. Los conocen como los suecos peruanos porque sus primeros inquilinos fantasma fueron peruanos con permisos de residencia suecos. Poco a poco afinaron su engrasada estructura. Los inspectores recuerdan aún incrédulos que fueron los únicos de su sector que siguieron en la brecha durante la pandemia. Esta crónica también se escribe con los testimonios de vecinos hartos de tener que convivir con un continuo trajín de turistas, de engañados propietarios obligados a demostrar ante el Ayuntamiento que no tienen nada que ver con estas actividades y también de algunos colaboradores que se sintieron embaucados y maltratados, se dieron cuenta de dónde se habían metido. La lista es muy larga.

Los cabecillas tienen varias personas de confianza. Son quienes realmente se benefician de todo esto. Una se encarga de los menesteres más cotidianos, del control de las limpiadoras, de los que hacen los check in y de los encargados de cada pensión. Otra se ocupa de las cuentas, de gestionar los pagos, porque esta gente suele abonar las rentas durante años, porque sin impagos es más difícil que los desahucien antes del fin del contrato. Y una tercera persona de confianza se ocupa sobre todo de los testaferros que firman los alquileres y de las empresas que la trama emplea para realizar sus cobros. Una sociedad cuyo apoderado se llama como uno de los dos hermanos que supuestamente dirigen esta red registró más de un millón y medio de euros en ventas en el 2023. En verdad estas actividades desbordan las competencias municipales. Atajarlas requiere también de la acción de otras administraciones.

Una mujer limpia los balcones de un inmueble sospechoso en la calle Canuda luego de que se marchen unas turistas

Una mujer limpia los balcones de un inmueble sospechoso en la calle Canuda luego de que se marchen unas turistas

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Así funciona este entramado. Un sueco alquiló una vivienda y un despacho comunicados en una finca de la calle Cucurulla, en el barrio Gòtic, cerca de la catedral, en agosto del 2021. Los reyes de las pensiones clandestinas proceden siempre de un modo meticuloso. Este sueco no es más que un inquilino fantasma, una suerte de cortafuegos administrativo, la persona sobre la que recaen las sanciones del Ayuntamiento y frena las respuestas de las administraciones. En estas dependencias funcionó una pensión clandestina hasta octubre del año pasado, hasta que el propietario obtuvo una orden de desahucio tras gastarse unos 9.000 euros en abogados, procuradores, actas notariales, detectives privados... Además, le dejaron una deuda de 4.000 euros. El inquilino fantasma abonó muchos meses, pero una vez que todo se enrareció otro testaferro cuyo nombre también figura en otros contratos de alquiler vinculados a esta red pasó a encargarse de los pagos. En junio del 2024 dejó de realizarlos. Una de las preocupaciones del propietario era que la mujer que junto a su hijo adolescente pasaba temporadas en el inmueble y se encargaba de manera cotidiana del tinglado se declarara vulnerable y dificultara el lanzamiento. Esta pensión clandestina funcionó así durante tres años.

El grupo recurre a docenas de testaferros, limpiadoras, encargados de hacer los ‘check in’...

Pero los suecos peruanos nunca se pusieron límites. En agosto del 2022, este mismo sueco con dos inmuebles alquilados un año atrás arrendó otro en la calle Canuda, también en el Gòtic, también cerca de la catedral. Además, en el documento aparece como fiador uno de los presuntos cabecillas de la trama. Los inspectores agregan que la red también controla otros dos inmuebles de esta finca. Los tres pisos son del mismo propietario. Se trata del principal emplazamiento de la trama en la urbe. Los inspectores detectaron 65 anuncios de estos pisos, sobre todo en Airbnb. “Ahora 17 están activos. Airbnb los desactiva a petición del Ayuntamiento. Pero estas redes tienen personas especializadas en reactivarlos. Las plataformas no deberían dejarles operar. La desactivación ha de ser definitiva”. Si te plantas aquí al mediodía, a la hora del check out , enseguida aparecen turistas empujando maletas. “En los principales el propietario puso demandas de desalojo que están en curso, pero no nos consta que lo haya hecho en el primero”, añaden los inspectores. Dos turistas ecuatorianas cuentan arrastrando sus maletas que alquilaron aquí una habitación por unos días en Airbnb , que compartieron el baño con los huéspedes del resto de dependencias, que el negocio está gestionado por una persona que vive allí... Y a los pocos minutos una joven se puso a limpiar las ventanas de la primera planta.

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Los inspectores calculan que unas 35 personas trabajan en esta trama. El número fluctua según la época del año. La praxis de los reyes de las pensiones clandestinas también revela indicios de irregularidades laborales. Según gente próxima a estas actividades, las limpiadoras ganan entre 700 y 1.000 euros al mes, depende del número de habitaciones. Los que realizan los check in ganan algo más. Sus horarios, en cambio, son peores. Los encargados de cada tinglado también ganan más de 1.000 euros, pero sus movimientos están limitados porque su principal función no es atender a los huéspedes, sino reponer a los inspectores que ellos viven allí, que esa vivienda no es ningún piso turístico. A pesar de que suelen ocupar la dependencia más humilde del piso, alcanzar este escalafón es para ellos un premio. Muchos pagos a estos trabajadores se hacen en efectivo. A los hermanos les gusta aparecer con suculentos maletines. Buena parte de estas personas están en el país en situación irregular. La trama también cuenta con secretarias que ganan unos 2.000 euros y se encargan de activar los anuncios, amueblar las habitaciones, gestionar las quejas de los huéspedes... Estas son las tretas de la organización dedicada al alojamiento turístico ilegal más activa de Barcelona.

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