La conexión letona: así lavan el dinero los reyes de las pensiones clandestinas de Barcelona
Turismo
Los también conocidos como los suecos peruanos son el grupo dedicado al alojamiento turístico ilegal en estos momentos más activo de la ciudad
Todo apunta a que durante unos cuantos años enviaron sus beneficios a Perú mediante cuentas Payoneer y correos bien forrados de billetes. Y que luego prefirieron esconderlo en Letonia a través de una maraña de empresas pantalla. Entienden que allí pueden ocultar sus movimientos con mayor facilidad, que por el Báltico su dinero está mucho más seguro. Estos párrafos tratan de seguir el rastro de las turbias ganancias de los reyes de las pensiones clandestinas de Barcelona, de la organización dedicada al alojamiento turístico ilegal en estos momentos más activa de la ciudad.
Se trata de un negocio multimillonario presuntamente dirigido por dos hermanos peruanos. Uno de ellos reside de manera habitual en un ático en el barrio de la Barceloneta, tratando siempre de guardar la discreción. Y el otro acostumbra a dar saltos todo el rato, sobre todo hasta Riga, y desde allí también a Madrid, Marbella, Tenerife, Ámsterdam, Dubrovnik... Sus extractos bancarios revelan un tren de vida la mar de divertido: barcos, deportivos, buenos restaurantes, ropa de lujo...
Los inspectores del Ayuntamiento detectaron esta organización una década atrás. También los conocen como los suecos peruanos porque sus primeros inquilinos fantasma fueron peruanos con permisos de residencia suecos. Esta organización alquila viviendas amplias, las divide en muchas habitaciones y luego las subarrienda por días a turistas a través de Airbnb y Booking.
Esta organización ya suma más de siete millones de euros en multas del Ayuntamiento
La presión de los inspectores no mengua desde hace años. Los supuestos miembros y sociedades mercantiles de este entramado ya suman 192 expedientes, 170 procedimientos sancionadores, más de 7.056.000 euros en multas... En un momento u otro llegaron a controlar hasta 220 inmuebles. Los inspectores municipales también apuntan que en hoy día disponen de 76 pisos, sobre todo en el Eixample y en Ciutat Vella, con al menos 223 anuncios para alquilar sus habitaciones a turistas sin las correspondientes licencias.
“Durante estos años logramos que las plataformas retiraran 3.221 anuncios de estos multiinfractores –abundan los inspectores–, pero los vuelven a colgar. Plataformas como Airbnb son una herramienta fundamental de este negocio. No entendemos que no les pongan más trabas”. Además, siguen estas fuentes, últimamente los suecos peruanos también ofrecen principalmente a expats subarriendos por más de 31 días, una lucrativa práctica que no comporta los riesgos penales del alojamiento turístico ilegal. Además, los inspectores sospechan que otra rama de esta organización se está especializando en habitaciones mucho más precarias dirigidas a gente con escasos recursos.
Estos párrafos también se escriben con los testimonios y documentos de propietarios afectados, antiguos colaboradores, vecinos hartos... Además, algunas fuentes tramitaron este verano una muy elaborada denuncia ante la Agència Tributaria de Catalunya que se encuentra transferida a la Agencia Estatal de la Administración Tributaria. Otras fuentes están poniendo en marcha una causa penal contra esta organización.
Momento en el que un propietario recupera su piso después que este grupo lo hubiera convertido en una pensión clandestina
La Vanguardia ya dio cuenta esta primavera de cómo los reyes de las pensiones clandestinas cuentan con encargados de mantenimiento, de colgar los anuncios, de hacer los check in, de limpiar las habitaciones, de aparentar que viven en los pisos y que no hacen otra cosa que compartirlos... Hablamos de como poco unas 40 personas. Depende de la época del año. Son en muchos casos gente muy apurada en situación irregular que no tiene otro remedio.
Pero los colaboradores clave son los testaferros, al menos media docena de personas dedicadas a firmar los contratos de alquiler y proteger a los cabecillas de las sucesivas y millonarias multas del Ayuntamiento. Luego subarriendan los pisos entre ellos mismos para canalizar los pagos de los huéspedes mediante empresas pantalla. Así lo atestiguan diversos documentos. Los inspectores municipales añaden que mediante estas sociedades los suecos peruanos se aprovisionan de las aparentemente muy suculentas nóminas con las que engañan a los propietarios de los pisos que alquilan. Los caseros se piensan que encontraron a un inquilino muy apropiado, y luego... Estos testaferros cobran entre 2.000 y 3.000 euros por firma. El de mayor confianza, un israelí de origen ruso, tiene un trato preferente. Últimamente no está claro dónde está.
Algunos indicios sospechosos de estas prácticas: en el verano del 2023 dos de estos testaferros alquilaron en Via Laietana un piso de 141 m2durante cinco años. El israelí de origen ruso aparece como fiador solidario en el contrato. Luego firma el subarriendo de esta vivienda para explotarla turísticamente en nombre de una sociedad mercantil cuyo apoderado es uno de los dos hermanos en cuestión, el que está todo el rato dando saltos entre Barcelona y Letonia.
Unos cuantos testaferros firman los contratos de alquiler y protegen a sus jefes de las sanciones
Esta sociedad mercantil, que únicamente cuenta con un empleado, dedicada en teoría a la gestión de instalaciones deportivas, registró en el 2023 1.526.853,48 euros en ventas. A principios de este año los inspectores del Ayuntamiento abrieron un expediente sancionador a uno de los testaferros que firmó el contrato de alquiler de esta vivienda en la Via Laietana para dedicarla al alojamiento turístico sin los correspondientes permisos.
Entretanto la sociedad mercantil supuestamente dedicada a la gestión de instalaciones deportivas hace ingresos a modo de adelanto de dividendos en una cuenta en Letonia a nombre de su apoderado, del hermano en cuestión que lleva un tren de vida la mar de divertido. Los extractos indican ingresos de 25.000 euros en junio del 2023, y otros de 85.000, 70.000, 50.000 y 15.000 durante el año pasado.
Los inspectores municipales dicen que su cometido es detectar y abrir expedientes sancionadores a los alojamientos turísticos ilegales de la ciudad, pero que las actividades de esta trama y de otros grupos comportan otras muchas infracciones que van mucho más allá de sus competencias, como la explotación laboral, la falsificación de documentos, la evasión fiscal... Y que atajarlas requiere una mayor implicación de muchas otras instituciones.
Los inspectores municipales dicen que atajar estas actividades requiere una mayor implicación de otras instituciones
Porque el verdadero cometido de los testaferros es proteger a sus jefes, atemperar la presión de los inspectores municipales y sus expedientes. De hecho, el testaferro del piso de la Via Laietana sumaba ya este febrero una decena de expedientes abiertos por la actividad turística ilegal detectada en otros tantos pisos de la ciudad. El israelí de origen ruso subarrendó uno de ellos, uno que está en la calle Gravina, a otra empresa vinculada a esta trama. Esta sociedad también realiza llamativos y sucesivos ingresos en la cuenta letona de marras. Y en realidad todo esto no es más que una parte. Los inspectores municipales vinculan a esta trama hasta 35 empresas.
De este modo, según indican los extractos de la cuenta letona a nombre del hermano en cuestión tan aficionado a los saltos, el verano del 2023 uno de los supuestos responsables de este entramado pudo gastarse 1.206 euros en un hotel de Marbella. La cena en Les Jardins du Liban le salió por 345. Después un establecimiento de Ralph Lauren en Ámsterdam le facturó 248,30 euros. Por aquellas fechas también se gastó 3.500 euros en la tienda de Louis Vuitton en Barcelona. Luego en el restaurante Can Xurrades pagó 498,90. Además, el año pasado se hizo en Riga con un Porsche Macan 4 valorado en 87.200 euros. La tienda de Elisabetta Franchi en Madrid le cobró 872 euros, y la de Max Mara en Barcelona 970. Esta primavera también destinó 55.000 euros a una empresa de embarcaciones deportivas situada a orillas del río Daugava. En Letonia se siente mucho más seguro.
Hasta 22 grupos desarticulados
Las multas del Ayuntamiento no son suficiente para frenar a los reyes de las pensiones clandestinas. Los inspectores municipales reclaman una mayor implicación de otras instituciones a fin de cortocircuitar sus entramados financieros. También reclaman que se aceleren los desahucios de los pisos subarrendados. Pero ello no quiere decir que la presión del Consistorio no dé sus frutos de tanto en tanto. Los inspectores subrayan que los últimos años detectaron en Barcelona hasta 47 grupos multiinfractores. “Podemos decir que de ellos 22 permanecen inactivos: ya carecen de anuncios activos y ya tienen todos los expedientes archivados o a punto de archivarse”. Además, abundan los inspectores municipales, quince de estos grupos ya únicamente gestionan entre tres y diez pisos en activo.