Un ocupa multirreincidente pulveriza récords: 225 denuncias y 31 detenciones
Vivienda
La justicia incapaz de frenar la actividad de un usurpador de viviendas en serie
Un juez prohíbe la entrada a Sant Boi de un ocupa que revende las llaves
Una vivienda de este edificio de Sant Boi fue objeto de ocupación por parte de Marc M., el ocupa más activo
Marc M., de 22 años y vecino de Sant Boi de Llobregat, no tiene un empleo conocido y desde 2021 se ha convertido en uno de los ocupas más activos de Catalunya. Su modo de vida consiste en ocupar viviendas —la mayoría propiedad de fondos de inversión o entidades bancarias— y chantajear a los titulares para que le paguen a cambio de abandonar el piso, o bien vender las llaves a familias vulnerables. En los últimos cuatro años acumula 225 denuncias y 31 detenciones, aunque nunca ha ingresado en prisión.
A pesar de que es un multirreincidente de la ocupación, todos los procedimientos judiciales abiertos contra él son por delitos leves que se saldan con el pago de una multa. El agravante de multirreincidencia que fue aprobado en 2022 por el Congreso de los Diputados no le afecta. La reincidencia sólo se agrava en los delitos de hurto pero no así en los delitos leves de usurpación de bienes inmuebles, que es el que opera en este caso.
Su historial policial ocupa 29 páginas que recogen todos los procesos judiciales en su contra. Su primera actuación conocida tuvo lugar en Sant Boi de Llobregat el 22 de diciembre de 2021. Luego llegaron otras: el 19 de abril de 2022, el 18 de mayo, el 16 de junio, el 10 de agosto, el 5 de octubre, el 19, 24 y 26 de octubre, el 3 de noviembre… Según un atestado al que ha tenido acceso Guayana Guardian , los Mossos lo definen como “una persona que pertenece a un grupo criminal que ocupa inmuebles y coacciona a las entidades propietarias para obtener un rendimiento económico”. Inicialmente actuaba en el Baix Llobregat, pero ha acabado extendiendo su actividad por toda Catalunya.
Marc M. Conoce a la perfección las grietas del sistema. Ocupa un inmueble y sabe que cobrará de una forma u otra, ya sea de una familia vulnerable a la que venderá las llaves o de una empresa inmobiliaria que le pagará para que se marche. El joven sabe que el proceso judicial para desalojarle puede tardar entre dos y tres años y por eso algunas empresas prefieren pagar en lugar de esperar a que el juzgado se pronuncie. Al ser todo delitos leves, nunca se ha investigado su patrimonio ni cuánto dinero ha acumulado con su actividad delincuencial. Basta un cálculo sencillo para percatarse de que si ha ocupado al menos 225 inmuebles y, como poco, ha cobrado entre 500 y 5.000 euros por cada uno de ellos, –por la venta de las llaves o por devolver la propiedad,– la suma es elevada. Además, ningún juzgado ha centralizado todas las denuncias contra el mismo individuo. No existe una persecución real contra Marc M. Y su caso se diluye en multitud de causas repartidas por todo el territorio.
El agravante de multirreincidencia no se aplica en el delito leve de usurpación de inmuebles
Algunos han aplicado medidas para que deje de ocupar viviendas en su territorio, pero ninguna va dirigida a que cese su actividad. Los juzgados no pueden enviarlo a la cárcel porque los delitos que comete son leves y solo conllevan una pena de multa. En Rubí, un juzgado dictó una orden de alejamiento de la vivienda que había ocupado, con la advertencia de que si volvía a aparecer por ahí sería detenido. Y en Sant Boi se adoptó la medida más drástica aplicada hasta ahora contra el joven. En febrero de este año, el juez, harto de ver cómo Marc M. No paraba de ocupar viviendas, le prohibió la entrada en la localidad y lo justificó diciendo que el joven “lleva haciendo de la delincuencia, y particularmente de la delincuencia en Sant Boi su modus vivendi desde hace prácticamente cuatro años”.
A raíz de eso, Marc ha seguido actuando fuera de Sant Boi. El 13 de abril de este año mandó unos mensajes a un gestor de un fondo inmobiliario que tenía en venta una casa en Arenys de Munt.“Estamos dispuestos a devolveros la vivienda si nos pagáis 17.000 euros”, reclamó Marc. Acto seguido le mandó unas fotografías en las que aparecía paseándose por el jardín de la casa junto a dos amigos. La vivienda parecía impenetrable. Estaba en buen estado, cerrada y con un sistema de alarma activado. Al día siguiente, los propietarios le respondieron que no le pagarían nada. Marc M. Respondió en tono burlesco y adjuntó otra fotografía en la que se le veía rompiendo el sistema de seguridad y accediendo a la vivienda.
Ningún juzgado centraliza las denuncias contra el mismo indviduo
El 15 de abril, una patrulla de los Mossos fue a la casa y se encontró con otro ocupante, Iván S., amigo de Marc M. Y que hacía tareas de vigilancia. Dijo a los agentes sin ningún tipo de reparo que su colega había ocupado la vivienda. La patrulla se percató de que en la entrada a la casa había unos cables eléctricos y preguntó qué estaban haciendo. “Son de Marc que quiere hacer algún tipo de instalación eléctrica porque no tenemos luz en la casa”, dijo. El 13 de mayo, se fue la luz en toda la urbanización de Arenys de Munt. Los operarios de la compañía eléctrica fueron avisados de urgencia porque había un vecino de la zona que utilizaba un respirador y necesitaba conectarse a la red eléctrica. El pinchazo de la luz procedía de la vivienda ocupada por Marc M. El suministro no fue restablecido hasta el día siguiente.
Al final la propiedad interpuso una denuncia por coacciones y organización criminal contra Marc M. La causa la instruye el juzgado de instrucción 4 de Arenys de Mar. En ella también están imputados los dos amigos que participaron en la ocupación. Es el único proceso en el que se investiga al ocupa multirreincidente por un delito más grave. En mayo, los Mossos fueron a la vivienda de Arenys ocupada, pero Marc ya no estaba. En su lugar había un ciudadano rumano que dijo haber entrado él solo en la vivienda y que ya había iniciado los trámites para empadronarse. Todo apunta que compró las llaves a Marc M. La justicia dictó una orden de detención contra Marc y esta se ejecutó meses más tarde, en julio, cuando fue localizado por la policía en el Vendrell, donde planeaba una nueva ocupación. Fue arrestado, pasó a disposición judicial y quedó en libertad.
Su nombre volvió a aparecer el 17 de julio en Cardedeu. Rompió una ventana del balcón del primer piso y violentó todas las medidas antiocupación. La Policía Local de Cardedeu acudió al inmueble y se encontró con Marc M. Chillando desde el balcón y amenazando con arrojar una silla si alguien intentaba acceder a la finca. La propiedad pidió el desalojo inmediato, pero el juzgado lo denegó. El juicio contra Marc M. Por este caso se ha señalado para enero de 2026.