El carril bus de la B-23 es el resultado de una fórmula que no se había usado hasta ahora en Catalunya y que ha resultado funcionar mejor de lo esperado: la encomienda de gestión. Se trata de un convenio entre el Ministerio de Transportes y el Departament de Territori mediante el cual se establece que el Gobierno aporta la financiación y la Generalitat se encarga de ejecutar la obra aunque no sea de su titularidad. En el País Vasco tienen sobrada experiencia con esta fórmula.
El Consejo de Ministros ha validado durante los últimos meses cinco encomiendas de gestión más, todas ellas comprometidas en el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez alcanzado hace dos años entre socialistas y republicanos. Se trata de la remodelación de la N-II y la construcción de nuevos enlaces en la C-32 a lo largo del Maresme (384 millones), mejoras en el eje pirenaico de la N-260 (260 millones), la construcción de nuevos enlaces en la AP-2 y la AP-7 (250 millones), la ronda norte entre Sabadell y Terrassa que debe dar continuidad a la B-40 (200 millones). A estos cuatro proyectos hay que sumarles la encomienda de gestión de la construcción de dos intercambiadores ferroviarios entre Rodalies y Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) en Sant Cugat (36 millones).
Una fórmula que aporta garantías y proximidad
“Es una fórmula que aporta la garantía de que se ejecutarán las obras”, destaca el secretario general de Territori, Jordi Terrades. El secretario de Movilidad, Manel Nadal, también enfatiza la “proximidad” a la hora de hacer las obras, lo que facilita el diálogo con ayuntamientos.
El horizonte final de los 1.130 millones que suman todas las obras se pone en el 2033, con estos primeros años dedicados a redacción de proyectos, estudios informativos y más trabajo de despacho.
Las obras en cuestión no se empezarán a ver hasta el año que viene. Serán algunas actuaciones menores en la N-260 y los primeros de los seis nuevos enlaces y la mejora de otros once ya existentes en la AP-2 y la AP-7, algunos de los cuales ya están en fase de redacción del proyecto, especialmente en la zona del Penedès y el Vallès.
El más controvertido de esos proyectos ha sido siempre la ronda norte, sobre la que las diversas partes implicadas han sido más o menos ambiguas para no levantar ampollas. El estudio informativo licitado hace pocas semanas y el estudio de impacto ambiental serán los que darán forma al nuevo vial, aunque Nadal y Terrades dejan claro que “la B-40 no será una calle, será una carretera de alta capacidad”.
Nueva estructura en Territori para hacer frente a la inversión
La nueva manera de hacer obras mediante encomiendas de gestión ha supuesto duplicar la inversión que maneja la dirección general de infraestructuras de movilidad, con David Prat al frente. Para poder gestionar el volumen de trabajo que tienen por delante, varios profesionales con una larga trayectoria en Territori han asumido la responsabilidad de cada una de las obras.
Además, se ha incorporado un ingeniero que se llama Jordi Pujol, que trabajaba en Presidència de la Generalitat y que ahora ha asumido la coordinación de todas las encomiendas de gestión. Unas comisiones con miembros de la Generalitat y del Ministerio trabajan en la coordinación y en la supervisión de la evolución de las obras.
Mientras esto avanza, reina el silencio sobre el traspaso de Rodalies a la Generalitat y la creación de la empresa mixta prevista para el año que viene.
