Jubilación anticipada de Torrubia, el de las palomas

Jubilación anticipada de Torrubia, el de las palomas
Staff Writer

El muy respetado, eficaz y emprendedor Manuel Ribé (1878-1961), jefe de ceremonial del Ayuntamiento de Barcelona y jefe de la Guardia Urbana, se reconoció fascinado ante el espectáculo de las palomas en algunas plazas de Roma. Era poco antes de la Exposición Internacional de 1929.

Creyó que una estampa similar en la recién inaugurada plaza Catalunya la haría más atractiva y divertida. ¿Cómo conseguirlo? Le recomendaron que lo planteara al sargento Félix Torrubia, jefe de la Guardia Montada, con sede en un antiguo pabellón de la Universal de 1888 en la calle We­llington.

Hizo realidad el deseo de Ribé, introducir palomas en el centro de la plaza Catalunya

El sargento le confesó ya de buenas a primeras que resultaría de lo más fácil. Y es que cada mañana al dar de comer a los caballos en el patio acudían no pocas palomas que le reconocían y aprovechaban para picotear lo mucho que los equinos habían desechado. Ribé le creyó. ¿Y cómo se realizará el transporte? Torrubia le dejó pasmado: caminando y tirándoles comida para que le sigan...

Todo salió a pedir de boca.

Album 11 desembre. Torrubia

Torrubia, en el centro y con el ramo; el segundo a su izquierda y con bastón, Ribé

JOSEP DOMÍNGUEZ / IMAGEN CEDIDA POR EL ARXIU FOTOGRÀFIC DE BARCELONA

Al arribar al centro de la plaza y rodeado de la bandada de palomas, se quitó con lentitud el uniforme que las aves reconocían y se alejó con suma discreción. Ordenó que un empleado cada día a la misma hora, en el mismo lugar y siempre vestido con la misma ropa les diera abundante comida para que se quedaran en el lugar y anidaran. Y así fue… hasta hoy.

La Sociedad Protectora de Animales propuso de inmediato que en el terrado de la casa Pich i Pon, número 9 de la plaza, se montara un palomar que facilitara aquel proceso. Y fue aceptado.

En 1930, el Arca de Noé dedicó un homenaje a Torrubia en su sede del paseo de Gràcia, 100. El acto, presidido por Santiago Rusiñol, resultó de lo más divertido, como no podía ser de otro modo.

La fotografía recoge el momento en que se tributa un homenaje con ocasión de la jubilación de Félix Torrubia antes de tiempo a causa de una enfermedad.

La eficacia exhibida en conseguir que las palomas se trasladaran hasta la plaza y enraizaran en el territorio contrasta con el fracaso en reducir de forma considerable la molesta superpoblación. Hace años que lo intentan, y las repetidas medidas cambiantes ya empleadas no hacen más que confirmarse una tras otra como errores inapelables. Se echa en falta otro Torrubia…

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