El edificio ocupado de la calle Tomàs Mieres de Girona, foco en los últimos meses de conflictos vecinales e inseguridad, empezó ayer a ser demolido. Un informe municipal alertaba de graves problemas en la estructura del bloque que ponían en riesgo la seguridad, lo que ha agilizado el proceso de derrumbe. En él malvivían unas 25 personas, que habían generado quejas por ruidos y peleas, y que el pasado 6 de octubre ya fueron desalojadas.
Los trabajos se alargarán un mes y en en la última planta se trabajará de forma manual ante la proximidad con las vías del tren
La obra se alargará un mes. Se empezará por la planta superior, cuyos trabajos se harán de forma manual por la proximidad a las vías de tren. Para el resto de plantas se usará maquinaria. Una vez se ejecute el derribo, el propietario del edificio deberá hacer las obras de ampliación de la acera.

