En el taller de Cornellà donde se realizan tareas de mantenimiento de trenes de Rodalies se vive con una tensión constante. Los agentes de seguridad recorren el amplio perímetro de la zona en la que se encuentran los convoyes para tratar de evitar algo que a día de hoy se asume con resignación: que aparezcan en el momento más inesperado un grupo de grafiteros y pinten alguno.
En este año que ya está a punto de acabar es una situación que se ha dado cerca de 900 veces en el conjunto de las instalaciones de la operadora pública en Catalunya. Son prácticamente tres incursiones cada día en cocheras, talleres o terminales como Montcada Bifurcació y la estación de França, donde se acumulan numerosos trenes estacionados. Aún así, la alarmante cifra se puede mirar desde un punto de vista optimista, ya que representa un 25% menos de ataques grafiteros que en el 2024.
Rodalies se arma con drones y unidades caninas para ahuyentar a los grafiteros
El incremento de la seguridad con más agentes, drones y unidades caninas avanzado por Guyana Guardian hace dos meses empieza a dar resultados. El aumento de las multas de hasta 90.000 euros a los grafiteros cazados, aún está en trámite parlamentario, también puede ayudar. Y esto lleva al portavoz de la compañía, Antonio Carmona, a marcarse un hito ambicioso: implantar la política de grafitis cero en la flota de Rodalies, como ya hacen Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y Ferrocarrils de la Generalitat (FGC). Esto es, que ningún tren de los que circulan vaya pintado.
El objetivo es una auténtica quimera a día de hoy, cuando lo sorprendente es encontrarse un tren que no vaya grafiteado. Los usuarios habituales pueden pasar semanas o meses sin subirse a un convoy que no lleve alguna parte pintada. “Ahora se ven trenes grafiteados porque si se retirasen a talleres no podríamos prestar el servicio”, reconoce Carmona. Solo son apartados inmediatamente de la circulación aquellos en los que la pintura afecta a la seguridad, como puede ser la cabina del maquinista.
1,4 millones de viajeros afectados en Rodalies por los grafitis
La directora general de Transportes y Movilidad de la Generalitat, Susi López, lanza un mensaje de “tolerancia cero” y destaca el “coste social de los grafitis”, que se traduce en ”1,4 millones de viajeros de Rodalies afectados” de un modo u otro. Supresiones de trenes, retrasos y recortes que obligan a viajar con la mitad de los vagones previstos son los principales efectos sobre los usuarios.
El trabajo de limpieza se realiza en unas instalaciones especiales en l'Hospitalet de Llobregat y en Vilanova i la Geltrú, con un sistema que usa productos químicos agresivos pero que trata de minimizar el daño sobre el tren, ya preparado previamente con una laca anti-grafiti que facilita su limpieza cuando es atacado. Ese tratamiento previo se le aplica a los trenes Civia en los talleres de Montcada y a las unidades 447 en Cornellà, las instalaciones que este miércoles por la noche visitaron Carmona y López en una inusual invitación a los medios a adentrarse en las tripas de Rodalies.
Un operario lija un tren que está siendo sometido a un proceso de renovación exterior
En estas instalaciones, durante el día es el turno de trabajos más mecánicos. Por la noche, es cuando la imagen exterior gana peso. Cada cuatro años, los trenes se someten a un proceso de lijado y enmasillado que arregla todas las imperfecciones externas del convoy.
El proceso se culmina con el vinilo que incorpora los logotipos de Rodalies, Renfe, la Generalitat, la señalización de puertas accesibles y otras indicaciones técnicas que deben figurar de manera visible en cada unidad. Se trata de un proceso muy artesano que recuerda a la plastificación de libros escolares pero a gran escala y con un resultado mucho más esmerado. “El vinilo de Rodalies es el único grafiti que queremos ver en los 272 trenes que circulan por Catalunya”, remarca Carmona.
Cada actuación de este tipo supone una inversión de 22.000 euros, un coste muy inferior a los cerca de siete millones que se gastan en limpiar grafitis y a los que se le deben sumar los alrededor de 20 millones destinados a la partida de seguridad en las instalaciones.
