Càritas alerta en un informe del aumento de la exclusión social por la crisis de la vivienda

Pobreza

El cardenal de la diocesis de Barcelona, Joan Josep Omella, lamenta que vivimos en una sociedad cada vez más insolidaria: “cada uno va a lo suyo”

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Amèlia de Juan, jefa del área social de Caritas de Barcelona; Eduard Sala, director de Caritas; y el cardenal Joan Josep Omella, arzobispo de Barcelona

Nazaret Romero / ACN

Càritas Barcelona ha alertado esta mañana del “progresivo debilitamiento social” que vive la diócesis de Barcelona (donde habitan 2,8 millones de personas) y de la “consolidación de un modelo de integración precaria”. Bajo el lema Tener una vida digna no debería ser cuestión de suerte, la entidad ha presentado en su tradicional rueda de prensa de Navidad los resultados del informe FOESSA, basado en unas encuestas realizadas durante el 2024 a 602 hogares y 1.519 personas.

El estudio constata que el 37,7% de la población se encuentra en una situación de fragilidad que la hace especialmente susceptible de sufrir problemas graves en ámbitos esenciales como la vivienda, que se sitúa como el principal factor de desigualdad. Uno de cada cuatro residentes en la diócesis de Barcelona padece dificultades relacionadas con la crisis habitacional, lo que se traduce en 225.000 hogares y más de 730.000 personas afectadas. El informe también señala que más del 15% de la población cae en situación de “pobreza severa” tras afrontar los gastos de la vivienda y que el riesgo de pobreza entre quienes viven de alquiler (22,3%) casi triplica el de quienes viven en propiedad.

Según Càritas, el informe desmonta la idea de que el empleo garantiza la inclusión. Más de la mitad de las personas en situación de exclusión social viven en hogares encabezados por alguien que trabaja. Y esta realidad golpea especialmente a los menores: uno de cada cuatro niños y adolescentes de la diócesis se encuentra en situación de exclusión social, una proporción que se eleva de forma alarmante en los hogares monoparentales.

Càritas apunta que la exclusión afecta de manera desigual. Las personas de nacionalidad extranjera presentan tasas 2,4 veces superiores a las de la población española, y los hogares con menores multiplican por tres las dificultades relacionadas con la vivienda. En nueve de cada diez hogares donde existe “hacinamiento grave” (hablamos de menos de 15 metros cuadrados por persona) viven niños.

“El tema de la vivienda es especialmente importante en la diócesis de Barcelona”, ha subrayado el director de Càritas Barcelona, Eduard Sala, quien ha advertido además de que los discursos de odio acaban teniendo siempre un mismo objetivo: “La diana de estos discursos suele ser la de las personas que están buscando simplemente un lugar donde vivir”.

Pese a este diagnóstico, Càritas destaca el amplio respaldo social a las políticas de bienestar. Según el informe, dos tercios de la población considera que las administraciones deberían destinar más recursos a los servicios sociales y un 60% estaría dispuesta a pagar más impuestos para reforzarlos. Para Eduard Sala, este apoyo demuestra que “la mayoría de la sociedad entiende que las ayudas sociales son necesarias para vivir”.

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Durante la presentación, el cardenal de la diocesis de Barcelona, Joan Josep Omella, ha llamado a no apartar la mirada ante esta realidad. El informe, ha dicho, obliga a mirar “en todas las direcciones”, aunque eso a veces “produzca vértigo”. Omella también ha denunciado la “globalización de la indiferencia”, un concepto acuñado por el papa Francisco, y ha lamentado que, como sociedad, “vivimos en una gran insolidaridad, cada uno va a lo suyo”. Omella no ha querido desaprovechar la ocasión para terminar con un mensaje de felicitación navideña: “Que la Navidad sea un tiempo para abrir la ventana y saber cómo está el prójimo, quien más sufre. Si no, no es una buena Navidad”.

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