Punto de referencia del veraneo de la burguesía entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, cuando el turismo de masas todavía no se había extendido por la Costa Brava, el Ayuntamiento de Sant Feliu de Guíxols quiere para usos municipales el edificio desde hace años en desuso que ocupa un extremo de playa de este municipio.
Situado en zona de dominio público marítimo terrestre y declarado Bien Cultural de Interés Local (BCIL), lo que impide su demolición, es de titularidad estatal pero es la Generalitat quien desde hace unos años gestiona el edificio, que a lo largo de su historia ha tenido múltiples usos. Fue el primer balneario que abrió a finales del siglo XIX en la Costa Brava, conocido como Banys d’en Baldomero o de Can Rius, el nombre de los empresarios que lo explotaron en distintas épocas, o Banys de Sant Elm, y en 1963 se convirtió en salón de fiestas, el Royal Cliper San Elmo. Una década, la de los sesenta, en la que el municipio sumaba ni más ni menos que 28 locales musicales, según explica Jaume García, coautor del libro Una festa permanent , que repasa los establecimientos más emblemáticos de la noche de Sant Feliu. Sin embargo, el edificio se conoce popularmente con el nombre de la última discoteca que albergó, la mítica Palm Beach, que abrió sus puertas en 1990 y tras más de una década cerró por un conflicto con los vecinos, que se quejaban de un exceso de decibelios. Antes de bajar la persiana definitivamente también acogió un restaurante.
La reforma tendrá un coste de unos tres millones de euros y el espacio prevé también usos comerciales
La idea del Ayuntamiento de Sant Feliu de Guíxols es destinar el edificio, con una superficie construida de 1.328 m2repartidos entre dos plantas, a distintos usos. Se quiere crear un auditorio municipal para hacer exposiciones, conferencias y otros actos educativos, pero al mismo tiempo se prevé destinar una parte del inmueble a usos comerciales, ya sea con algún negocio de restauración o de actividades vinculadas al mar, como un centro de buceo o de alquiler de kayaks.
Según el anteproyecto con el que trabaja el Ayuntamiento, se contempla también una plaza pública con una escalera que bajaría hasta la playa. El alcalde Carles Motas explica que se quiere recuperar la estética del edificio del año 1921, cuando el industrial textil barcelonés Pere Rius rehabilitó los antiguos baños públicos que habían quedado en desuso. De esa época, destaca la terraza volada sobre el mar y una rotonda porcheada “que confirió cierta distinción y atractivo a aquella construcción”, según explicaba el investigador Gerard Bussot en el número de agosto de 2009 de la revista cultural L’Arjau .
Recreación de uno de los espacios del edificio una vez rehabilitado
Motas estima que la reforma del espacio tendrá un coste que rondará entre los 2,5 y 3 millones de euros, que irá a cargo de la empresa ganadora del concurso. El Ayuntamiento prevé entregar este mes septiembre a la Generalitat la solicitud de concesión del espacio para poder avanzar con la transformación de esta parte de la fachada marítima, degradada por el paso del tiempo y el oleaje. La Generalitat, que esta semana ha reunido a la directora general de Polítiques del Litoral, Kyriat Mercado, con el Ayuntamiento para escuchar sus demandas, ve con buenos ojos la iniciativa, al considerar que comportaría una mejora significativa del municipio.

