Las denuncias de familias cuyos hijos participaron en los campamentos de Bernedo (Álava) se elevan ya a 12. La confirmación de fuentes oficiales en torno a las nuevas denuncias se produjo pocas horas después de que una parte de los monitores compareciesen públicamente y denunciasen un “linchamiento”.
Hasta el viernes se habían contabilizado cuatro denuncias por supuestos hechos contra la libertad sexual; sin embargo, en las últimas horas se han registrado otras ocho denuncias.
El testimonio de los menores
En este campamento, según el relato hecho público por algunas familias de los menores que acudieron a él, los monitores se duchaban desnudos con chicos y chicas de 13 a 15 años a los que obligaban a compartir las duchas sin tener en cuenta el sexo. Estas familias han denunciado que a los jóvenes no les permitían utilizar bañadores o ropa interior, y que en alguno de los casos incluso les llegaron a bajar sus calzoncillos sin su permiso.
El diario El Correo, además, ha publicado que las últimas denuncias de las familias recogen que los monitores paseaban desnudos y que dos de ellos llegaron a tener sexo a la vista de algunos menores.
El Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria-Gasteiz inició el pasado lunes las diligencias previas y acordó citar a tres víctimas que aparecen identificadas en el atestado policial para declarar “como testigos-víctimas” y oficiar a la Ertzaintza como instructora del atestado para que identifique a más menores afectados.
La investigación
La investigación en torno a este caso se remonta al pasado invierno. Entonces, en enero de 2024, la Policía vasca abrió las primeras diligencias al respecto, después de que las monitoras de tres menores tutelados que habían asistido a las colonias denunciasen posibles agresiones sexuales en la comisaría de Zarautz.
Las monitoras acudieron a la Ertzaintza después de que, meses antes, los menores les transmitiesen lo que habían vivido en este campamento de verano, con el agravante de que una de las menores tuteladas había padecido violencia sexual en el pasado.
La Policía vasca avanzó en la investigación, pudo identificar quiénes eran los organizadores y los monitores, y estableció un diálogo con la Diputación de Gipuzkoa. Finalmente, remitió el caso al juzgado número 3 de Vitoria-Gasteiz, donde quedó bloqueado. En este sentido, la fiscal superior del País Vasco, Carmen Adán, se ha defendido señalando que el caso no le había llegado.
La descoordinación en torno al caso, sin embargo, no ha sido únicamente judicial. A nivel institucional, la Diputación de Gipuzkoa decidió no enviar más menores tutelados a este campamento, pero no tomó más decisiones y tampoco trasladó su posición al resto de diputaciones.
Así las cosas, los campamentos se celebraron con normalidad este verano, hasta que varios jóvenes volvieron a manifestar quejas a sus familiares. En agosto, la Ertzaintza recibió una denuncia por delitos contra la libertad sexual. Además, una de las familias transmitió a través de los medios de comunicación los episodios vejatorios vividos por su hija. Y es ahí cuando el caso terminó saltando a la luz pública. Desde entonces, las denuncias se han incrementado, hasta llegar a un total de 12.
Estos campamentos están organizados por la asociación Sarrea Euskal Udaleku Elkartea en Aibagar (Navarra) y en Bernedo.
El testimonio de los monitores
Tras hacerse pública la existencia de denuncias, tanto los organizadores de estas colonias como un centenar de familias cuyos hijos han pasado por las mismas las han apoyado y han defendido su proyecto.
Hasta este viernes, los monitores y las familias que les habían apoyado se habían manifestado a través de comunicados. Este viernes, sin embargo, los monitores convocaron una comparecencia pública en Bergara.
En la misma subrayaron que las denuncias y quejas que han recibido “directamente” han sido sobre las duchas, si bien indicaron que no han recibido ninguna “denuncia de agresión” por parte de educadores.
“Tenemos protocolos, los educadores hacemos trabajo feminista y también trabajamos con niños, niñas y jóvenes. Si hubiera un agresor entre nosotros, nos gustaría saberlo, tomar medidas y, sobre todo, ponernos del lado de la persona agredida”, indicaron.
Por otro lado, los monitores denunciaron “un linchamiento”, así como “mentiras y difamaciones” sobre los campamentos.
Estos campamentos se organizan desde hace más de 40 años, aunque las quejas y denuncias se relacionan con las últimas ediciones. A lo largo del último verano participaron en los campamentos medio millar de niños y adolescentes, en grupos divididos por edades.

