El masajista de San Sebastián acusado de agredir sexualmente a tres menores ha sido condenado a 26 años de prisión. La sentencia, dictada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, considera acreditados los abusos sexuales y la manipulación psicológica ejercidos sobre las jóvenes, una de las cuales desarrolló una marcada “dependencia emocional” respecto al acusado.
La pena impuesta es sensiblemente inferior a la solicitada por la Fiscalía y las acusaciones, que reclamaban más de 45 años de cárcel y una indemnización conjunta superior a los 160.000 euros. Los hechos se produjeron cuando las víctimas tenían entre 13 y 15 años.
Detenido en 2021
El condenado regentaba un centro de masajes en el barrio de Altza. Fue detenido el 11 de mayo de 2021 y, tras declarar ante la juez, quedó en libertad provisional con cargos. Durante el proceso negó haber actuado con intención sexual, aunque admitió haber tratado físicamente a las menores.
Durante el juicio, sin embargo, se relataron graves abusos a las jóvenes, a través del testimonio de las propias víctimas, de sus compañeras y familiares, o de la directora del centro escolar en el que estudiaban.
Así, la directora del colegio y la jefa de estudios explicaron que estaban en una reunión “importante” con el Ayuntamiento cuando varias compañeras de las víctimas, “muy nerviosas”, fueron a reunirse con ellas porque tenían algo que contarles.
Según explicaron, las jóvenes les preguntaron “si era normal que un masajista te tocara los pechos y te metiera los dedos en la vagina”. La respuesta, obviamente, fue que “no, que eso era muy grave”, y les pidieron que dijeran a quién le había ocurrido y que había que contarlo a los padres y poner una denuncia en la Ertzaintza. Una vez que conocieron quién era una de las presuntas víctimas, contactaron con su padre, que acudió al centro y allí le relataron lo ocurrido.
La compañera de las víctimas
Una de las compañeras de las víctimas, mientras, señaló que su compañera le indicó que el procesado “le había metido los dedos en la vagina” y que “llevaba días que no podía dormir y necesitaba contárselo a alguien”. Tenían 12 años cuando comenzaron las presuntas agresiones sexuales. “Le dije que había que contarlo a alguien más mayor y fuimos a donde la jefa de estudios”, señaló.
Por su parte, una ertzaina instructora del atestado, que habló con las tres víctimas una vez denunciaron las agresiones sexuales, explicó que una de ellas no contaba nada delante de sus padres, por lo que pidió a estos poder hablar con ella a solas. Fue entonces cuando la menor le relató que el acusado le había regalado un juguete sexual, lo cual no quería que supieran sus padres, le había tocado los pechos y también la zona vaginal durante un masaje, relato que coincidía con lo que le habían contado las otras dos menores.
El caso causó una gran conmoción en San Sebastián. Tras la detención del masajista, el local del acusado sufrió varios ataques, y su hijo, conocido de algunas de las víctimas, denunció varios episodios de amenazas.

