Médicos de Tortosa califican de emergencia sanitaria la atención hospitalaria en Terres de l'Ebre

Salud

El colectivo estalla ante la pérdida de calidad y de profesionales en unas instalaciones obsoletas

Una paciente recibiendo tratamiento oncológico en el Hospital de Tortosa Verge de la Cinta.

Una paciente recibiendo tratamiento oncológico en el Hospital de Tortosa Verge de la Cinta.

ACN / Anna ferràs

Los médicos del Hospital de Tortosa Virgen de la Cinta (HTVC) alertan de que la atención hospitalaria en las Terres de l'Ebre se encuentra en “emergencia sanitaria”. 

Levantan la voz para denunciar que la complejidad asistencial actual no puede afrontarse desde un hospital de referencia deficitario y obsoleto. Los facultativos se declaran en el límite o, directamente, sobrepasados. También decepcionados: la ampliación del HTVC anunciada hace ocho años y modificada varias veces se encuentra detenida. Unos nuevos hallazgos arqueológicos podrían incluso poner en riesgo la obra. 

Los profesionales alertan de que sin la ampliación la pérdida de médicos y de la calidad asistencial será irreversible y que no hay tiempo para esperar a un nuevo hospital universitario quince años más.

Médicos en una consulta del Hospital de Tortosa Verge de la Cinta.

Médicos en una consulta del Hospital de Tortosa Verge de la Cinta.

ACN / Anna Ferrás

El edificio del hospital de Tortosa, que cumplirá medio siglo el próximo año, ha agotado las periódicas, pero limitadas mejoras realizadas, a la vez que han sido insuficientes obras importantes como la ampliación de las urgencias o la nueva unidad de semicríticos.

 En conjunto, el complejo hospitalario de referencia sufre graves déficits de mantenimiento, con espacios calificados de “tercermundistas” por parte de los propios profesionales sanitarios que trabajan en ellos.

Las habitaciones en algunas plantas son muy pequeñas para albergar a dos pacientes, los aparatos de cuidados y poner fácil el trabajo de enfermeras y auxiliares. Existen consultas diminutas, habilitadas en espacios sin ventilación como la antigua sala de actos o los nuevos despachos de urgencias. Sanitarios y pacientes apenas pueden moverse. 

Aparatos sanitarios se agolpan en pasillos y hay aglomeraciones de paso por las salas de espera, desde que la única entrada en el centro es la de consultas externas por las obras.

Quirófano diminuto

Las limitaciones de espacio se agravan en servicios clave como quirófanos, hospital de día o farmacia. El único quirófano para atender urgencias en el HTVC es extremadamente pequeño para cualquier tipo de cirugía, pero especialmente para las complejas. Los quirófanos se diseñaron hace 50 años, pero la tecnología ha cambiado y no caben. 

Nunca queremos operar aquí, pero por la mañana no hay más remedio”, ha reconocido Ester Comellas, traumatóloga y jefa de servicio de Traumatología en el Hospital de Tortosa.

La propia Comellas muestra cómo en una sala de muy pocos metros cuadrados deben albergar la camilla de transporte, la de operaciones, el potro de tracción, el aparato de endoscopia, el carro de anestesia, las tablas de instrumentación, los ordenadores o el arco de quirófano. Además todos los enchufes están a un lado de la sala. 

“Es un espacio muy reducido y debemos vigilar de no tocar nada que no sea estéril para no afectar a la cirugía. Esto implica más riesgo para el paciente, pero no hay alternativa en este hospital”, ha lamentado Comellas.

Sin intimidad

La falta de espacio también afecta a los pacientes oncológicos. La doctora Montse Llobera, jefa de servicio de Oncología del HTVC, explica que ahora los usuarios son atendidos de forma dispersa, y sin la privacidad y calidad que correspondería. En el nuevo edificio en la ampliación estaba previsto unificar las consultas y hacer más. Ahora están repartidas por diferentes espacios del hospital y los enfermos también deben desplazarse al Hospital de la Santa Creu de Jesús, donde están los equipos de radioterapia o la psicóloga.

Las carencias llegan hasta el Hospital de Dia, donde se administran tratamientos de quimioterapia o inmunoterapia de los servicios de oncología y hematología, y otros. 

El espacio no garantiza “la intimidad” de los pacientes, que se sientan en butacas, unos junto a otros, mientras se les administra la medicación. En el nuevo edificio, este servicio tendrá más camas, y sobre todo cubículos separados. 

“Ahora, si en algún momento, alguien sufre una reacción, no se encuentra bien o vomita, no es el mejor sitio para estar. A veces tenemos que poner mamparas en medio porque se nos complican los pacientes, que son frágiles”, ha descrito la doctora Llobera.

Otro problema del Hospital de Día son las horas que deben esperar los enfermos para recibir sus tratamientos. Desde el momento en que los oncólogos o hematólogos confirman la medicación hasta que se les administra pueden pasar tres o cuatro horas. El servicio de farmacia sólo tiene una campana de preparación y en ocasiones se acumulan las peticiones. También deben esperar muchas veces porque todas las butacas están ocupadas.

Ampliación en riesgo y muchos meses de espera

La ampliación del Verge de la Cinta prevé dotar al servicio de Farmacia con dos campanas para poder preparar los tratamientos mucho más rápido. Pero el diseño del nuevo edificio situaba a la farmacia y logística en la primera planta soterrada, encima del nuevo aparcamiento, en una segunda planta soterrada. Muy probablemente, los hallazgos arqueológicos aparecidos no permitirán construir ninguna planta bajo tierra.

De las reuniones que los médicos del Hospital de Tortosa han tenido hace unos días con el Departament de Salud y con la consellera Olga Pané han sacado aún más preocupación y decepción. Por el momento, los arqueólogos no volverán hasta dentro de un mes para continuar las prospecciones de los restos aparecidos.

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Los silos podrían datar de la época ibérica. El Verge de la Cinta se construyó en el sector fortificado de la colina del Sitjar. Parte del foso del Sitjar acoge desde 2023 el aparcamiento provisional, y cuando empezó la obra de ampliación del centro hospitalario también se localizó el camino de ronda de la muralla del siglo XVII, en la que el nuevo edificio se construye adyacente.

Los médicos y muchos vecinos de Tortosa ven incrédulos que las obras se detengan por unos hallazgos “previsibles”. “La gente que vivimos en Tortosa y que tenemos una edad sabíamos qué encontrarían aquí. Conocíamos las cuevas, pasillos, agujeros. Yo mismo de pequeño he ido por aquí abajo jugando y escondiendome. Ya sabíamos que estas obras tendrían este problema”, ha lamentado el doctor Manel Martínez, jefe de urgencias.

Habrá que esperar hasta verano para resolver cuál es la situación de la obra de ampliación del hospital de Tortosa. Los escenarios que les han expuesto en la junta facultativa son tres. El primero es que se pueda continuar con la edificación, reubicando los servicios que iban enterrados y sin realizar el aparcamiento nuevo. Otro, que sea necesario modificar demasiado el proyecto y que, por tanto, deba hacerse otra licitación de la obra - con el consiguiente retraso. 

El escenario más  catastrófico de los escenarios, que la ampliación no pueda llevarse a cabo y deba indemnizarse a la empresa constructora, la UTE Hospital Tortosa (formada por ACCIONA, Copcisa y CIMELSA).

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