Ana tiene 79 años de edad y es vecina de Paiporta. Está separada desde hace 20 años y se define como una “mujer luchadora”. Muestra una foto en la que a sus espaldas se ve un solar vacío, el mismo en el que estaba la casa que fue su hogar durante más de 60 años. La dana la arrancó del suelo. Aún se pueden ver unas baldosas rojizas y cubiertas de barro, testimonio de lo que fue hasta no hace mucho el piso de su vivienda en la que siempre había un ramo de flores que le enviaba su hermana cada cumpleaños. Ana se salvó aquella fatídica tarde gracias a que su hijo, que vivía con ella, llegó a casa después de trabajar y lograron irse a casa de un familiar que vive justo enfrente, mientras veían como el barranco a unos metros se desbordaba. Ahora Ana necesita equipar su casa de alquiler para tener un nuevo hogar.
La labor principal de este movimiento es la reconstrucción y recuperación del las casas destrozadas por la dana
La historia de Ana es una de las cuarenta que se pueden leer en la página del movimiento “Adopta un mayor” que Irene Esteban, sargento primero del Ejército, con base en València, creó tras comprobar en primera persona que eran los mayores, y siguen siendo, los más frágiles por los efectos de la dana. “Nos movilizaron al cuarto día, y al principio fuimos a despejar y limpiar calles; pero tras dos semanas de trabajo comprobé que eran las personas mayores las que más sufrían”. Recuerda que “no entendían lo de las redes sociales ni internet, en algunos casos no tenían familia que les ayudara, sus casas habían quedado destrozadas, y los que tenían cuatro paredes eran viviendas húmedas, inhabitables, la mayoría no tenían contratado un seguro, estaban condenados a vidas miserables, no podía dormir pensando en eso”.
Ana frente al solar donde estaba su vivienda en Paiporta, es una de las personas que ayuda “Adopta a un mayor”
A través de Instagram contactó con una joven que estaba ayudando a una persona mayor. “Me dijo algo que para mí fue clave, era mejor acompañar a una sola persona hasta lograr su total recuperación de la casa y de sus necesidades básicas, que pretender dar un poco a muchas sin completar el trabajo”. Fue a partir de ahí que “vi que existía el movimiento Adopta un abuelo y decidí crear el de Adopta un mayor para ayudar a la gente de la dana”. El objetivo, que se ha logrado, era el de conectar voluntarios que pudieran dedicarse a ayudar personas mayores con todas las necesidades. “Gente que pudiera estar de principio a fin con la persona elegida”, precisa. El movimiento comenzó con pocos casos, pero fue creciendo.
Recuerda Irene que llegó un momento que tuvo que crear una estructura con coordinadores para gestionar a todos los voluntarios, que actualmente son más de cincuenta. En estos momentos, explica, tienen más de 40 “casos activos” de personas mayores a las que se está ayudando y han logrado “cerrar” más de 15 casos. “Antes había más voluntarios, gente que te podía ayudar a temas de fontanería, carpintería, electricidad, pero ahora hay que pagarlo casi todo”. Por eso, en la página del movimiento se explica cada caso, cuáles son sus necesidades y también se adjunta la posibilidad de aportar dinero para ayudar al perfil seleccionado. “Antes no pedíamos dinero, pero es que ahora todo cuesta mucho”.
Voluntarios del movimiento “Adopta un mayor” trabajando en la reconstrucción de una casa
El grupo de Irene estudia cada petición, que también llegan a través de su página. Visitan a la persona o matrimonio mayor, verifican que sean reales sus necesidades, y se nombra a una “madrina” que coordina a un grupo de tres o más voluntarios. Estos son los que se dedican después a buscar tanto los materiales para reconstruir las casas, electrodomésticos y mano de obra. “Hemos tenido ayuda de muchas empresas y personas, pero estamos notando que el efecto olvido comienza a ser preocupante; queda mucho por hacer pero fuera de Valencia se piensan que lo de la dana ya está todo arreglado”.
Queda mucho por hacer pero fuera de Valencia se piensan que lo de la dana ya está todo arreglado"
Selección de historias tal como se presentan en la página del movimiento Adopta un mayor:
María y José: “María y José son un matrimonio de 81 años. Nacidos en Paiporta y Alfafar respectivamente, mantenían una vida tranquila rodeados de su familia. La fatídica noche en que la dana cambió sus vidas, José estaba ingresado en el hospital, y María y su hijo Carlos volvían en el coche a Paiporta cuando encontraron el agua de frente. Tuvieron que esquivar la muerte en varias ocasiones esquivando con el coche el agua que se les venía encima, pero finalmente consiguieron ponerse a salvo. María y José están ambos muy delicados de salud”.
María y José
“Han tenido que coger un piso hasta que puedan regresar a su casa. Sus hijos les protegen y les cuidan todo lo que pueden, y aunque han empezado rápido a secar y les hemos podido ayudar a picar y quitar azulejos, necesitan mucha más ayuda ya que no pueden con todo. Entre los tratamientos de José, la delicada salud de María y ahora esta desgracia, la familia no tiene ni un momento de respiro. Nosotros nos hemos propuesto ayudarles a regresar a su hogar, a su tranquilidad, a dónde ellos quieren estar. ¿Les ayudas tú también?”
Marcelina: “Marcelina es otra de esas personas cuya historia merece ser contada. Fue la cuarta en un hogar con 7 hijos. Vino a Valencia desde Fuensanta (Albacete) con 13 años para servir en una casa. Su vida no fue fácil. Aprendió con su hermana y luego pudo continuar su camino. Conoció a su marido, que la dejó viuda hace 17 años. Con una sonrisa nos cuenta como su boda fue la casa del médico dónde servía en Paiporta. Madre de tres hijos los ha sacado adelante a costa de trabajo y más trabajo”.
“Aquella fatídica tarde, Marcelina estaba en casa viendo la TV. Sufre sordera, con lo que no oyó ningún grito en la calle. Cuando quiso darse cuenta, el agua había entrado en su casa y le llegaba casi por las rodillas. El agua hacía olas y le hacía perder el equilibrio. Sin su garrota, que perdió y no pudo agacharse a cogerla, se fue apoyando como pudo hasta unas escaleras súper empinadas que llevan a un pequeño almacén. Allí, helada, con miedo y sin saber lo que ocurría veía como el agua subía. De los 18 escalones, quedaron sin cubrir 8”.
Marcelina
“Cuando hablamos con uno de sus hijos, nos la describe como una mujer alegre y divertida, con mucho sentido del humor, valiente y fuerte. «Un ángel». Nosotras sabemos que tiene razón, y nos reímos cuando nos dice que no sabía que tenía amigas tan buenas. Pues bien, estas amigas queremos que Marcelina vuelva a su hogar, que recupere un poco de estabilidad y que al menos pueda disfrutar de la casa donde creó todos sus recuerdos aunque ya le queden pocos que mostrar”.
Juan y Amparo: “Juan y Amparo tienen 85 años, viven solos. Su hijo Juan nos cuenta la historia de aquel fatídico día: ”Sin previo aviso tuvimos que subir a la parte de arriba y gracias que yo estaba allí pudimos subir a mi madre que tiene movilidad reducida a la cambra antigua. Entraro 2,40 metros de agua y nos dejó literalmente con lo puesto".
Juan y Amparo
“Mis padres no tienen fuerzas ni tiempo real para levantar esta casa de 200 metros cuadrados. Toda una vida de esfuerzo para tener una jubilación tranquila y la vida se lo arrebató. Gracias a dios estamos todos. Esto es en resumen la historia. Yo pido para ellos ya que yo estoy de paso, pero debido a sus circunstancias y movilidad necesitan poder volver cuánto antes a su casa. Están cansados y desanimados, necesitan volver a su normalidad». ¿Le ayudamos entre todos a conseguirlo?”
Felipe y Reme: “Felipe tiene 80 años y Reme 79 y ambos están muy delicados de salud. La riada les destruyó el bajo donde necesitan vivir por sus problemas físicos y respiratorios. Reme está operada del corazón y lleva by pass. También tiene tratamiento de oxigenoterapia con gafas nasales y utiliza CEPAP por las noches. Felipe también tiene varios problemas y le están haciendo pruebas en el hospital”.
Felipe
“Les arreglaron el bajo pero les pusieron Pladur sin aislante y pegado directamente a las paredes sin secar por lo que se llenaron de moho y hubo que quitarlo todo. Ya les hemos proporcionado aparatos para secar las paredes pero necesitan pagar esta segunda obra y no tienen seguro. Nos piden por favor que les ayudemos”.
Victoria: “Victoria es una mujer de 80 años, viuda desde hace 21 años. Con mucho esfuerzo y desde unos orígenes humildes formaron una familia y sacaron adelante a su hija y su hijo, pudiendo hoy en día disfrutar de sus tres nietos, Andrea, Adrian y Manuel. También con perseverancia pudieron adquirir una pequeña vivienda en la planta baja de un edificio, pensando en poder vivir allí una vejez más cómoda”.
Victoria
“Aquel día de la barrancada, Victoria se encontraba en su casa y gracias a la ayuda de un vecino que bajó para buscarla volvió a nacer. Pasó la noche en el tercer piso viendo como el agua anegaba toda la calle sin ser consciente en ese momento de que sus recuerdos también se los llevaría el agua ya que esta alcanzó 1,80 metros dentro de su hogar. Por la falta de cobertura de teléfono fueron horas de angustia para los hijos porque aunque sabían que había podido ser rescatada de su casa, hasta cerca de la medianoche no pudieron saber de ella”.
“Victoria siempre ha sido una mujer que se ha valido por si misma, pero ha quedado marcada por la pérdida de su hogar, sus recuerdos, su entorno familiar y ahora se encuentra con mucho menos ánimo y fuerzas y se ha vuelto dependiente y frágil. A ver si entre tod@s le podemos ayudar a recuperar un hogar, modesto pero apto para poder volver a vivir allí, y que pueda acostumbrarse al nuevo entorno, así como recuperar su salud emocional y su independencia”.

