'Esmeralda sin brillo' de Andrés Guilló

Damas y tramas

'Esmeralda sin brillo' de Andrés Guilló
Esther Guilabert Bordonado
Secretaria general de la CEV

Hay encargos que te obligan a cambiar la ruta, a dejar atrás los caminos de costumbre y adentrarte en veredas nuevas. Esta serie de reseñas que lleva por título Damas y tramas es exactamente eso: una invitación a explorar la literatura menos visible, aquella que aún no ha conquistado vitrinas, pero que palpita en las manos de autoras y autores de nuestra tierra. El objetivo es claro: descubrir a quienes escriben desde la Comunidad Valenciana con discreta bibliografía, pero con voz propia. Un reto que, en lo personal, me ha permitido abandonar mis hábitos lectores más predecibles y sumergirme en propuestas distintas, vibrantes, inesperadas. Y ese desplazamiento, esa pequeña revolución lectora, está resultando tan estimulante como reveladora.

Portada del libro

Portada del libro “Esmeralda sin brillo”

LVE

Uno de esos descubrimientos me ha llegado desde casa, desde Elche. Andrés Guilló Javaloyes, paisano de raíces y de mirada, firma Esmeralda sin brillo, una novela que supone su debut en la narrativa larga tras dos incursiones destacadas en el relato breve. La editorial Diversidad literaria ha publicado esta obra que transita entre el thriller, la novela de época y el retrato íntimo. Ambientada en la España de la posguerra tardía, el texto reconstruye, desde la ficción, un episodio oscuro ocurrido en Valencia a finales de los años sesenta, cuando dos cadáveres aparecieron en un céntrico piso. A partir de este hecho, Guilló despliega una historia que va más allá del crimen.

La protagonista es Esmeralda Imperio, vedete de varietés, mujer de tablas, coraje y secretos. A través de su figura, el autor revive el mundo del espectáculo en una España gris, encorsetada por la censura y por una moral hipócrita que vigilaba los cuerpos más que las conciencias. Esmeralda es mucho más que una figura de escena: es una mujer que defiende su dignidad por encima de todo, que conquista al público desde el escenario, pero también desde la autenticidad de quien no finge fuera de él. Guilló la construye con una mirada empática, sin caer en estereotipos ni artificios. Y lo consigue.

La novela alterna dos líneas temporales —los años cincuenta y los años sesenta— que se entrelazan con habilidad hasta desembocar en un desenlace que no solo resuelve el misterio, sino que refuerza el peso emocional de la trama. El componente policial está presente, con un comisario que rehúye los moldes clásicos y que aporta una perspectiva más humana que heroica. Pero lo que sostiene la novela no es la intriga, sino la profundidad de sus personajes y la riqueza del contexto.

La ambientación es uno de los grandes logros del libro: consigue que el lector huela el maquillaje del camerino, sienta el ambiente de los clubes nocturnos, escuche los murmullos tras bambalinas. En definitiva, nos hace partícipes de un mundo de espectáculo y brillo que tanto cautivó durante la época. A ello se suma un elemento especialmente gratificante para el lector local: el reconocimiento de espacios reales de Valencia descritos con detalle, y los guiños sutiles —pero presentes— a Elche, la ciudad natal del autor. Todo ello está narrado con una prosa cuidada, sin alardes, que fluye al ritmo de los acontecimientos.

La ambientación es uno de los grandes logros del libro: consigue que el lector huela el maquillaje del camerino, sienta el ambiente de los clubes nocturnos, escuche los murmullos tras bambalinas"

Esmeralda sin brillo no es una novela que pretenda deslumbrar con artificios. Su valor reside en la fidelidad con que representa un tiempo concreto y en la forma sencilla, directa y eficaz con la que dibuja a sus personajes. Andrés Guilló Javaloyes, desde Elche, entrega una ópera prima contenida, narrada con oficio y honestidad, que invita a seguirle la pista en próximos proyectos.

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