El escritor y editor valenciano Josep Palàcios ha fallecido, dejando un profundo vacío en el mundo literario. Nacido en Sueca (Valencia) en 1938, fue considerado uno de los principales escritores y editores del siglo XX, con una obra muy extensa y significativa. Además, desempeñó un papel clave como heredero y albacea del destacado ensayista Joan Fuster.
Acció Cultural del País Valencià (ACPV) confirmó su fallecimiento y expresó su profundo pesar por la pérdida de quien definieron como “un hombre discreto que engrandecía nuestra literatura y país”. La Institució Alfons el Magnànim de la Diputación de València destacó su prolífica trayectoria, que comenzó a ser reconocida en 1958 cuando ganó el premio València de Literatura-Poesía con su obra Les quatre estacions.
A lo largo de su carrera, Palàcios cultivó diversos géneros, desde la poesía hasta la narrativa y el ensayo. En 1981 publicó Ocells miralls, en colaboración con Manuel Boix, y ese mismo año recibió el premio de Crítica del País Valenciano por su poemario Devastació. Al año siguiente, volvió a trabajar con Boix en el ensayo Acròstic. Su obra AlfaBet (1990) le valió el Premi de la Crítica Serra d'Or, y en 1991 obtuvo el Premi de la Crítica dels Escriptors Valencians de Teatre por Tríptic de Tirant lo Blanc.
L'Associació d'Escriptors en Llengua Catalana resaltó el carácter riguroso, hermético y muy medido de su escritura. Tras un prolongado silencio creativo, Palàcios regresó en 2009 con el extenso poema Un nu, de 165 páginas, y en 2013, con motivo de su 75 aniversario, se publicó parte de su obra reunida bajo el título La imatge. Además de su labor como escritor, destacó como traductor, colaborando estrechamente con Joan Fuster en versiones al catalán de obras de Albert Camus, como El mite de Sísif (1965), L'exili i el regne (1986) y L'home revoltat (1986). También tradujo al castellano textos fundamentales de Fuster, como Nosaltres els valencians (1967). Junto con Antoni Furió, emprendió la reedición de la Obra completa de Joan Fuster, publicada en tres volúmenes entre 2002 y 2012. Su legado permanece como un pilar esencial de la cultura valenciana contemporánea.