A la izquierda del PSPV, la formación que lidera Diana Morant, hay un espacio, una geografía política, poblada por otras formaciones, que fueron claves para que Ximo Puig alcanzara la Presidencia de la Generalitat Valenciana. Su ejecutivo llegó a estar integrado por seis partidos: el PSPV, los tres de Compromís -Més, Iniciativa, Els Verds-, y los dos de Unides Podem - Podem y Esquerra Unida-. Una suma de fuerzas, conocida como la “fórmula valenciana”, que el 28-M inició, en algunos casos, el camino hacia la marginalidad, como así sucedió con el partido de Pablo Iglesias en Valencia; y también una nueva travesía del desierto para el PSPV y para la coalición valencianista. Pero ese espacio existe, puede ser determinante en un futuro para configurar mayorías en algunas instituciones valencianas, y sobre él se va a desatar en no mucho tiempo una interesante pugna por liderarlo de cara al próximo combate electoral. Hipótesis que explica, en parte, la ruptura del alma nacionalista de Compromís, Més, con Sumar en el Congreso y el paso de Àgueda Micó al grupo mixto.

Yolanda Díaz, Vicent Marzá, Joan Baldoví, Íñigo Errejón, ALberto Ibáñez y Agueda Micó en imagen de archivo de la campaña a la europeas
Los valencianistas otean un horizonte en el que el PSPV puede sufrir las consecuencias de la crisis desatada en el PSOE por la presunta corrupción de sus últimos exresponsables de Organización. En otras palabras, ese espacio a la izquierda de Diana Morant esta realizando una lectura política de los malestares que pueden dañar el mercado electoral de los socialistas, aderezado por la desafección que la falta de una rápida respuesta institucional de la Generalitat y del Gobierno tras la dana ha provocado en muchos valencianos y por la indefinición del PSPV en asuntos sistémicos como es el de la financiación autonómica.
La batalla a la izquierda del PSPV va a ser más intensa que la que ya existe a la derecha del PP valenciano. Con una consecuencia posible: que el bipartidismo salga debilitado en 2027 en la Comunidad Valenciana”
El 28-M, una de las claves del fracaso de ese espacio a la izquierda del PSPV fue la inútil pugna en la que, semanas antes, se sumieron Yolanda Diaz, que presentó Sumar el 2 de abril, y Pablo Iglesias. Una bronca que generó confusión y dejó a muchos votantes instalados en la abstención. En el caso de Compromís, el precio de la ausencia de Mónica Oltra fue elevado, pero la coalición mantuvo intacta su estructura y sigue presente en las principales instituciones. El PSPV, no obstante, salió reforzado, pero sin posibilidad de mantener la Generalitat. Compromís cree que ahora tiene una oportunidad de ampliar presencia en un espacio en el que, tarde o temprano, una opción en torno a la organización de Sumar intentará también estar presente; incluso Podemos está sondeando posibilidades para volver a aterrizar en Valencia. La batalla a la izquierda del PSPV va a ser más intensa que la que ya existe a la derecha del PP valenciano. Con una consecuencia posible: que el bipartidismo salga debilitado en 2027 en la Comunidad Valenciana. Son las geografías políticas paralelas las que pueden marcar el rumbo de la política valenciana en las próximas dos legislaturas, gane quien gane.