En diciembre pasado, cuando solo se habían cumplido tres meses de la fatídica dana de Valencia, en Vendival, empresa dedicada a la fabricación de máquinas de vending para otras empresas, aseguraban que sobrevivían por “la buena voluntad de los proveedores y el aguante de los clientes”. Ubicados en el polígono de la Alquería de Moret de Picanya, muy cerca del barranco del Poyo, aquellos días de octubre tras el agua solo salvaron un coche propio y perdieron mercancía, maquinaria...
Cuando esta cronista habló con su dueño, José Manuel Barba, casi que lo único que no había perdido era la esperanza. Este sábado, nueve meses después de aquella entrevista, celebra con los voluntarios que les ayudaron a limpiar y retirar el barro que han podido seguir adelante. “Hay que celebrar lo bueno”, asegura. Y todo, a pesar de que este jueves por la noche un grupo entrara en la planta y robara la caja fuerte. “Hemos pasado una pandemia, la dana y ahora un robo... ¡para no celebrar que estamos aquí!”, asevera.
El empresario prepara un vídeo con imágenes de aquellos días, esas fotos entrañables que se hacían unos a otros embarrados, con escobas, inmortalizando un momento difícil de olvidar. Y es a través de algunas de esas fotos que ha intentado, sin éxito, localizar a tres militares de Murcia que acudieron a ayudarles. “Sé que estaban de misión en Letur y que al día siguiente de acabar allí, vinieron aquí en sus dos días libres, pero no los he podido encontrar. Hasta he preguntado en el Ejército de Tierra con las fotografías, pero nada”, lamenta Barba.
La celebración, bautizada como “Fiesta Dana Vendival”, servirá para relajar todos los nervios tras meses de mucha inquietud. Sobre todo porque hace tan solo tres semanas que cobraron la indemnización del Consorcio de Compensación de Seguros, imprescindible para hacer frente a la inversión de estos meses. Mientras esperaban, compraron tres furgonetas, realizaron mejoras en la planta para seguir trabajando y siempre agradeciendo que “los proveedores hayan aguantado”.
Busca a unos militares de Murcia que llegaron de Letur para trabajar en la limpieza de naves como la suya, en Picanya
La empresa estuvo en ERTE durante unos meses, pero “luego necesitábamos contar con la gente, así que poco a poco fuimos saliendo”. Recuerda que les dejaron naves para poder trabajar y, en conjunto, asume que ha sido “agónico”, pero se felicita de haber levantado cabeza “ya el segundo día” gracias a la ayuda de muchas personas que incluso les prestaron vehículos para seguir dando servicio a sus clientes.
Como Vendival, otra empresa, en este caso de mayor tamaño, se hacía eco en La Vanguardia del impacto que la dana tenía en su realidad. Era Industrias Alegre, empresa referente de la automoción valenciana, proveedora de Ford, que en aquel mes de diciembre cuantificó en 50 millones de euros los daños sufridos por la riada. Al día siguiente de la riada, la empresa, cuya sede central está en Albal, creó un comité para coordinar los trabajos de limpieza, pues prácticamente toda su maquinaria se vio afectada.
Ahora, cuando va a cumplirse un año, las instalaciones de la empresa en Albal se convirtieron la semana pasada en escenario de un encuentro especial que reunió a trabajadores, familias, clientes, proveedores y voluntarios, pues querían dar las gracias a todos los que hicieron posible la reconstrucción. En el encuentro hicieron balance: tuvieron que retirar 8.400 toneladas de lodo, eliminar maquinaria inservible y reconstruir una planta “irreconocible” en tiempo récord.
Brindis de Industrias Alegre la pasada semana en su acto de cierre de la tragedia de la dana, en Albal
Explican que, además, activaron una red de producción externa para asegurar el suministro a clientes estratégicos como Ford y para ello contaron con ayuda de colaboradores en distintas regiones de España, Portugal, Alemania y de la segunda planta de la compañía, ubicada en Polonia. Dicen que fue “un esfuerzo empresarial enorme” que permitió que los clientes recuperaran su ritmo normal de suministro apenas un mes después del desastre.
En Industrias Alegre se felicitan por haber recuperado el ritmo normal de suministro un mes después, pero no fue fácil
En el brindis, Erique Careaga, CEO de Industrias Alegre, agradeció a sus trabajadores “que vinieron a salvar su empresa antes incluso de arreglar lo suyo. Solo podemos decir gracias. Por el compromiso, la confianza y la energía que han hecho posible este renacer”. También en el evento, Mónica Alegre, directora de ventas, ofreció unas “emocionadas” palabras en nombre de la familia Alegre y dio paso a un video en el que se vieron, resumidos, los esfuerzos y las emociones de muchos meses de trabajo sostenido. “Hemos vuelto mejores. Porque hemos convertido la calamidad en una oportunidad para ser más eficientes”, dijo Careaga a modo de conclusión.


