Una fotografía imponente, tamaño mural, de Joaquín Sorolla preside una de las salas de la exposición Obras maestras del Museo Sorolla que la Fundación Bancaja con sumo cariño ha preparado para acoger la obra del pintor valenciano más internacional y reconocido. La imagen muestra a un Sorolla canoso, sentado frente a su caballete y sus pinturas, en la cala de San Vicent de Pollença, en Mallorca, en un viaje que emprendió en 1919 y que fue su última vez pintando el Mediterráneo.
El retrato, en la orilla, impone tanto o más que las 59 obras emblemáticas que la Casa Museo Sorolla ha trasladado hasta València para una muestra que se inaugura este viernes y que ocupará, hasta febrero, la misma sala que lo hizo, ya en 2007, la exitosa muestra Visión de España, de la Hispanic Society of America. Aquí están ¡Triste herencia! (1899), La siesta (1911), Paseo a la orilla del mar (1909) o El baño del caballo (1909), postales todas reconocibles del virtuoso trazo del valenciano.
El presidente de la Fundación Bancaja destaca que la muestra permite recorrer “toda su trayectoria artística”
A esa coincidencia, la de recuperar en la misma sala la obra de Sorolla, autor con el que la Fundación inauguró el edificio, aludió el presidente de la Fundación Bancaja, Rafael Alcón, para explicar ayer cómo es de relevante la “muestra insólita” que llega estos días a la ciudad natal del autor y que recorre “toda su trayectoria artística”. Desde entonces, la sala de exposiciones ha acogido hasta otras 12 muestras del artista, pero es ahora, con el cierre temporal del Museo Sorolla en Madrid por remodelación, que ha podido exhibir las más emblemáticas. De las 59 que componen la exposición, 40 de ellas viajan por primera vez a la Fundación Bancaja de València.
En la presentación, el comisario de la muestra y director del Museo Sorolla, Enrique Varela, dio cuenta del relato que traza la muestra, que discurre entre los retratos de un joven Sorolla hasta la afirmación del artista con sello propio, con luz propia por ser más justos. “La selección ha sido difícil, ha sido doloroso dejar algún cuadro en Madrid”, subrayó. Del retrato -”no era un género que le entusiasmara como artista, pero le granjeaba relaciones clientelares”, dijo- a las representaciones del mar, su Mediterráneo o el Cantábrico, transitando por los jardines, su campo de “experimentación plástica”. También se acuerda la muestra de su capacidad para “mirar al interior, a las raíces”, apostilla Varela, en una España retratada que acoge paisajes de un Burgos nevado, Granada o Toledo.
En la imagen un hombre observa la obra “Mis chicos” (1897)
“La selección ha sido difícil, ha sido doloroso dejar algún cuadro en Madrid”
De entre todas, en el centro de la sala, como “las dos caras de una misma moneda” destacó Varela, se ubican dos de sus obras más icónicas, esas que tienen el mar valenciano y su luz como paisaje. Son la “modernísima” Paseo a la orilla del mar o El baño del caballo, pintadas en 1909, ejemplos de su icononografía más relevante y dos de las obras que conservó en su poder y que hoy forman parte del museo creado en 1931 por voluntad de su esposa, Clotilde García, protagonista de múltiples retratos.
Una exposición “emocionante” que redunda en los homenajes póstumos que su ciudad natal le rinde habitualmente como uno de sus hijos más ilustres, al que se sumarán próximamente las más de 200 obras del pintor, cedidas en préstamo por la Hispanic Society of America a la Generalitat Valenciana, y que se podrán ver en el Palacio de las Comunicaciones de València. Este miércoles el gobierno valenciano sacaba a licitación el proyecto con la finalidad de adecuar el edificio para su uso como espacio cultural y expositivo, por un importe de 1.952.735 euros. El presupuesto estimado de las obras de adecuación se ha cifrado en 17.334.377 euros y la superficie sobre la que se actúa es de 9.461 metros cuadrados. Al respecto, y preguntados por los medios, tanto Rafael Alcón como Enrique Varela valoraron este proyecto. “Todo suma con Sorolla”, dijo el primero, al tiempo que aseguró que la Fundación Bancaja es “sorollista”. Varela aseguró que “cuando la ciudad tenga más museos, más rica será”.

