La riada halló desprevenidos a 95 usuarios en la residencia de Paiporta donde murieron seis
Instrucción dana
Una avalancha de agua y barro les sorprendió sin previo aviso a las 19 horas, cuando la mayoría de ellos estaban en la planta baja, y los quince empleados lograron subir a 89 internos al primer piso
El informe remitido al juzgado por Servicios Sociales señala que en el centro “no recibieron aviso de situación de alerta”, e incluso Savia valoró trasladar allí a residentes de otros centros porque no llovía en la localidad
Voluntarios y vecinos circulan por una calle de Paiporta (Valencia), el 5 de noviembre de 2024, pocos días después de la riada.
La planta baja de la residencia Savia de Paiporta, donde fallecieron seis personas a consecuencia de la riada, quedó totalmente destruida por ”la avalancha de agua y barro” ocasionada por las lluvias del día 29 de octubre de 2024. Así lo recoge el informe remitido al juzgado de Catarroja por la Conselleria de Servicios Sociales. En el documento se menciona un dato que podría haber agravado aún más las cosas: la empresa valoró durante el día la posibilidad de trasladar a Paiporta a usuarios de otros centros ubicados en localidades donde llovía con fuerza.
No lo hacía, sin embargo, en Paiporta a las 19 horas, cuando 95 residentes y 15 empleados -doce mujeres y tres hombres- se hallaban en la planta baja, donde se ubicaban comedor, cocina, lavandería, almacén de limpieza, vestuarios de personal, baño geriátrico, cuatro salas comunes de actividad y 31 habitaciones dobles con baño, además de la recepción y el despacho de dirección.
“Si los hechos hubiesen ocurrido en horario nocturno cuando hay menos profesionales, la situación hubiera sido aún más dramática”, dice el informe
Son precisamente el director y el gerente quienes informan que el día 29 de octubre por la mañana “estaban pendientes de la situación de los centros Savia Cheste, Savia Requena y Savia Lliria debido a la alerta por lluvias. A partir de mediodía, estos centros les comunicaron cortes de suministro eléctrico y llegaron a considerar el posible traslado de residentes a Savia Paiporta”.
Sobre las 19 horas se encontraban en la planta baja 95 residentes (15 de ellos en el comedor porque se había iniciado el primer turno de la cena), en la primera planta había otros 25. Refieren que “la avenida de agua y barro fue rápida y repentina, no esperaban que ocurriese ningún incidente porque no llovía en ese momento, el foco estaba en los centros de las zonas donde estaba lloviendo”. La reacción de las 15 personas trabajadoras que se encontraban a esa hora en el centro fue inmediata, “organizando una cadena humana por las escaleras y subiendo en brazos a los residentes”.
En esos momentos no había luz y se iluminaban con las luces de emergencia, “se pudo atender a 89 personas y lamentan que hubo seis personas a las que no se pudo salvar. En la conversación mantenida insisten en que si los hechos hubiesen ocurrido en horario nocturno cuando hay menos profesionales la situación hubiera sido aún más dramática”, explica el informe.
El director y el gerente “informan que los 15 profesionales que estaban en el centro actuaron con la diligencia que les fue posible ante la sorpresiva avenida de agua que califican de 'tsunami' y que dificultaba su propia estabilidad mientras realizaban la evacuación de los residentes a la planta primera”.
El día 30 de octubre trasladaron a todos los residentes, como medida de urgencia, a la residencia Solimar Picanya. Desde allí se les trasladó el día uno de noviembre a otros centros del grupo Savia.
Su foco de atención se centró en la posible necesidad de ayuda que pudieran precisar otros centros del grupo Savia
La conclusión del informe firmado por Subdirectora general de Inspección de Servicios Sociales y dos inspectoras y remitido al Juzgado afirma que “a partir de las actuaciones realizadas durante la visita de inspección y del análisis de la documentación recabada, se deduce que la situación a la que se enfrentaron las personas que se encontraban en el centro Savia Paiporta el día de la dana fue dramática e imprevisible. No se puede constatar negligencia alguna en las actuaciones del personal que se encontraba en el centro en el momento de la riada”.
Y añade que “en las entrevistas mantenidas informan de la dificultad y la rapidez con la que fue necesario actuar para poner a salvo el mayor número de personas posible. Afirman que no recibieron aviso de situación de alerta y su foco de atención se centró en la posible necesidad de ayuda que pudieran precisar otros centros del grupo Savia ubicados en zonas del interior donde se estaban registrando abundantes precipitaciones”.