“Hay que salvar a Carlos”. La frase fue pronunciada por uno de los miembros cercanos al expresidente valenciano en los días posteriores a la riada que asoló la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024. Aquel Carlos no era una de las víctimas mortales cuyo número aún se desconocía, sino el propio jefe del Consell, cuya ausencia en los momentos más críticos de la tragedia iba a ser necesario justificar para que el notable capital político con que contaba hasta esa fecha no se esfumara de la noche a la mañana.
La inexperta fontanería de Presidencia actuó ya con torpeza en las primeras horas, filtrando un supuesto almuerzo con el presidente de la patronal valenciana que el interesado, Salvador Navarro, tardó minutos en desmentir. Luego llegó el inexplicable plazo de diez días para desvelar la identidad de la persona que –fuera de cualquier agenda oficial– había sido citada por Mazón a las tres de la tarde en El Ventorro, y las sucesivas variaciones en la duración de su encuentro con Maribel Vilaplana y una cronología de movimientos del político alicantino que ni siquiera a día de hoy han sido del todo aclarados.
La inexperta 'fontanería' de Presidencia
actuó ya con torpeza desde las primeras horas
Fuera ya del Palau Mazón y parte de su equipo –el jefe de Gabinete, José Manuel Cuenca, y otros han sido cesados– ¿qué novedad introducen los watsap que la exconsellera Pradas ha aportado al juzgado de Catarroja para que sean incorporados a la instrucción de la causa penal que se sigue contra ella y el secretario autonómico Emilio Argüeso?
Sobre todo que se aportan después de haberse producido la declaración como testigo de Cuenca y su comparecencia ante la comisión de investigación del Congreso -legalmente obligado a decir la verdad en ambos casos- y la del propio Mazón frente a la comisión parlamentaria. Y algunas de las afirmaciones de ambos chocan abiertamente con la realidad que se infiere de eso mensajes y abren la puerta a la posibilidad de que su testimonio sea jurídicamente punible. Además de aumentar la sospecha de que la acción u omisión del jefe del Consell pudo interferir en las decisiones cuya responsabilidad se juzga.
“Desde Presidencia no se puede asumir nada, no te llama nadie para consultarte nada”, dijo en el Congreso el mismo Cuenca que había dirigido a Pradas un tajante “de confinar, nada” cuando se discutía en el Cecopi el texto del segundo Es-Alert y miles de valencianos se debatían entre la vida y la muerte. Ese Cecopi donde Mazón “no tenía previsto ir, allí no me esperaba nadie”, según dijo en el mismo organismo, pese a que había avanzado a Pradas su intención de acudir hacia las 19 horas.
También desmiente el contacto mantenido con Pradas la afirmación de que no supieron de la existencia de víctimas mortales hasta la madrugada, ya que un mensaje previo incluso al inicio del Cecopi advertía de un fallecimiento en Utiel de cuya grave inundación eran conscientes todos a una hora bien temprana, como de la preocupación que generaba el barranco del Poyo, de lo que Mazón se da por enterado poco después de las 13 horas.
“No te llama nadie para consultarte nada”, dijo en el Congreso el mismo Cuenca que había dirigido a Pradas un tajante “de confinar, nada”
Fue el análisis de los mails de la Confederación Hidrográfica del Júcar, donde las altas y bajas del caudal de la rambla del Poyo no reflejaron hasta las 18,45 horas la espectacular crecida que arrasó l’Horta Sur, el punto de partida en torno al cual el equipo de Presidencia comenzó a tejer un relato que protegiera al president. En el juzgado, Nuria Ruiz Tobarra han venido acumulando pruebas y testimonios que muestran la debilidad de esa argumentación. Los mensajes de aquel día -esos que Cuenca borró y Mazón nunca ha mostrado- exponen a la luz de la opinión pública su falsedad.


