Hace tres meses semanas la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, era la que presentaba a la ministra de Ciencia e Innovación y líder del PSPV, Diana Morant, en un desayuno informativo en el Fórum Europa para desgranar su proyecto político para la Comunidad Valenciana. Ayer, los papeles se intercambiaban y era la ministra la que se deshacía en halagos hacia su compañera de partido y la proyectaba hacia la Alcaldía de València. Las dos dirigentes se retroalimentan -este jueves volvieron a mostrar su sintonía- y tratan de conformar una apuesta electoral para darle la vuelta a la situación política en la Comunidad Valenciana. Ambas son conscientes que sin un buen resultado de una de ellas, la otra tendrá muy difícil lograr su objetivo.
Nunca ha habido un alcalde de izquierdas en el Ayuntamiento de València sin un gobierno progresista en la Generalitat -la capital supone cerca del 16% del censo de toda la autonomia-. De hecho, la única vez que ha habido gobiernos de distinto color en ambas instituciones fue en 1991, cuando Rita Barberá fue elegida alcaldesa y Joan Lerma continuó al frente del Consell, aunque solo cuatro años más. Eso sí, los socialistas fueron la fuerza más votada en el Consistorio del cap i casal con el 38% de los votos.
Pese a las turbulencias de Madrid, con los casos de corrupción y las denuncias de acoso que afectan al PSOE, los socialistas valencianos mantienen su apuesta en un ticket electoral muy condicionado por su cercanía al Ejecutivo de Pedro Sánchez. La virtual candidata a la Generalitat es ministra y una clara apuesta del presidente y Bernabé, que aspira a la Alcaldía, es la delegada del Gobierno. Una circunstancia que, por cierto, en caso de adelanto electoral e hipotética derrota, dejaría a las dos apuestas del PSPV sin cargo público y sin una tribuna para lanzar sus mensajes y propuestas.
Nunca ha habido un alcalde de izquierdas en València cuando en las autonómicas ha ganado la derecha
Las perspectivas electorales en las filas del PSOE no son buenas -pese al optimismo mensual del CIS- y ello amenaza con afectar a todos los territorios. Las elecciones de Extremadura de este domingo serán un buen termómetro (algún dirigente socialista ya ha mostrado su inquietud ante un posible descalabro). También lo serán los comicios convocados en Aragón el próximo mes de febrero, donde el PSOE presenta a las primeras de sus ministras que se enfrentará a las urnas. Una estrategia controvertida cuando la imagen del Gobierno no es, en estos momentos, la mejor. Los socialistas se enfrentan a una serie de comicios regionales que pueden apuntalar el fin de ciclo en España. Y han que recordar que en la Comunidad Valenciana se vota muy en clave nacional.
Con todo, el PSPV tampoco tiene margen de maniobra a estas alturas de la legislatura y la apuesta por el ticket Morant-Bernabé que se cocina desde hace meses parece la única opción posible. En este cartel de mujeres empoderadas del que presume el PSPV también está la secretaria de Organización del PSOE, la valenciana Rebeca Torró, aunque su gestión del caso Salazar no le ha beneficiado demasiado. Y es que a día de hoy no parece que nada de lo que sucede en Madrid beneficie a una federación que, en teoría, podría aprovechar el mal momento del PP valenciano tras la dana para tener alguna oportunidad electoral en 2027.


