Una abuela estadounidense se convierte en millonaria gracias al Powerball y elige donar absolutamente todo: “En cuanto recibí esa bendición divina, supe exactamente qué hacer con ella”

Buena samaritana

En su discurso relató que al recibir lo que definió como un regalo de lo alto tuvo la certeza inmediata de cómo quería emplearlo, sin dudar en ningún momento sobre el destino del diner

Compraron un boleto de lotería, lo dejaron en la nevera y al revisarlo días después valía 11 millones de euros: “Ni siquiera sé si debería seguir trabajando o jubilarme”

Powerball

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Resulta raro que alguien compre un boleto de lotería pensando en deshacerse del premio en cuanto lo reciba. Lo normal es que cada persona que juega lo haga con la idea de ganar y quedarse con el dinero para cubrir necesidades, disfrutarlo o cumplir algún deseo pendiente. La lógica de este juego siempre ha sido la misma: arriesgar poco para intentar obtener mucho.

Por eso sorprende que alguien, tras conseguir un premio considerable, decida no quedarse con nada y entregarlo todo. Ese gesto rompe con la expectativa que suele acompañar a quienes participan en sorteos de este tipo, donde la ilusión de un cambio económico inmediato es el motor principal.

Gesto altruista

Una jubilada reparte su premio millonario en causas cercanas a su vida

En ese punto aparece la historia de Carrie Edwards, una abuela de Virginia que ganó 150.000 dólares en el sorteo del Powerball del 8 de septiembre y anunció en un acto de la Lotería de Virginia que no se quedaría con un solo dólar.

Durante la intervención explicó que “en cuanto recibí esa bendición divina, supe exactamente qué hacer con ella”. Su plan fue dividir la cantidad entre tres organizaciones con las que tiene una conexión personal.

La ganadora explica que sintió desde el principio un impulso claro de ayudar

La ganadora explica que sintió desde el principio un impulso claro de ayudar

La primera de ellas es la Association for Frontotemporal Degeneration, que da apoyo a familias afectadas por la demencia de inicio temprano, una enfermedad que acabó con la vida de su marido el año pasado.

La segunda es Shalom Farms, una entidad en la que Edwards participa como voluntaria y que trabaja para que haya acceso justo a alimentos en Richmond.

La tercera es la Navy Marine Corps Relief Society, que respalda a familias de militares y que ella conoce bien porque creció en un hogar ligado a la Armada.

Agradecidos con el gesto

No suele ser lo habitual

Desde la propia lotería destacaron el gesto, ya que, en palabras de un responsable, “muy pocas veces tenemos ganadores que hacen lo que Carrie está haciendo aquí hoy”. También se pronunciaron representantes de las organizaciones beneficiadas.

PJ Lepp, portavoz de la asociación sobre la demencia, señaló: “Ella hace tanto por nosotros que no podía creerlo cuando lo dijo, estaba muy emocionado”. Anna Ibrahim, de Shalom Farms, añadió: “Cuando en tu organización trabajan menos de veinte personas, este tipo de donación es enorme”.

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Después de impuestos, cada entidad recibirá alrededor de 36.000 dólares, una cifra que Edwards confía en que ayude a seguir construyendo apoyo comunitario con un impacto real.

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