Con la llegada de las fiestas navideñas, comienza la planificación de las cenas y comidas que reunirán a familias y amigos en torno a la mesa. Entre todos los preparativos, el jamón ibérico es el protagonista indiscutible de los entrantes: su presencia es sinónimo de calidad, tradición y celebración. Pero no todos los jamones son iguales, y elegir el mejor puede marcar la diferencia entre un plato correcto y una experiencia inolvidable.
Entonces, ¿cómo asegurarnos de que estamos llevando a la mesa un buen jamón? Más allá de la técnica de corte y presentación, lo que realmente marca la diferencia es su origen.
D.O.P Dehesa de Extremadura, el sello más exigente
De entre todas las denominaciones de origen de jamón ibérico existentes en España, la Denominación de Origen Protegida (D.O.P) Dehesa de Extremadura es reconocida como la más rigurosa y exigente en el sector. Según explica Fernando Sánchez, director técnico de Dehesa Barón de Ley, "este sello garantiza que todos los productos cumplen con los estándares excepcionales de calidad y sabor”, lo que se traduce en “una experiencia gastronómica inigualable”.
Para conseguirlo, se ha de pasar por un meticuloso control y certificación de todo el proceso de producción, desde la alimentación del cerdo en la montanera hasta la elaboración de los productos ibéricos. Este enfoque no solo evalúa la calidad de la carne, sino que también promueve prácticas sostenibles que contribuyen a la conservación de los ecosistemas locales y la biodiversidad. Además, este proceso, llevado a cabo íntegramente en Extremadura, asegura una trazabilidad completa y una garantía de calidad incomparable.
La montanera, una etapa fundamental
Uno de los momentos más importantes en la producción del jamón ibérico es la montanera, un período en el que los cerdos ibéricos se alimentan de bellotas y otros recursos naturales en las dehesas. Este sistema tradicional, que suele comenzar a finales de octubre, cuando las bellotas caen de los árboles, es fundamental para el desarrollo de la grasa infiltrada en la carne, lo que contribuye a la calidad y sabor característicos del jamón ibérico de bellota.
Tal y como explica Eduardo Santos-Ruiz, gerente en Dehesa Barón de Ley, “nuestra producción de ibéricos se limita a una selección anual de 3.000 animales de raza ibérica, alimentados exclusivamente con bellota en las dehesas de la región, garantizando así la calidad y exclusividad de sus productos”.
La montanera es el período en el que los cerdos ibéricos se alimentan de bellotas y otros recursos naturales en las dehesas.
En Dehesa Barón de Ley cada cerdo tiene a su disposición una superficie de 3 hectáreas. Todo ello es posible gracias al enclave privilegiado en el que se encuentra, en el Valle de Ambroz, al norte de la provincia de Cáceres. Esta ubicación es, además, perfecta para la curación de los productos derivados del cerdo ibérico de bellota por sus inviernos suaves y sus veranos frescos y secos.
Cada pieza de Dehesa Barón de Ley se numera y certifica con la brida de la D.O.P. Dehesa de Extremadura para controlar la elaboración en cualquier fase del proceso: perfilado, salado, asentamiento, secado -que se realiza de forma natural, a base de apertura de ventanas- maduración o envejecimiento en bodega. Y, para asegurar la máxima calidad del producto, antes de su salida al mercado se lleva a cabo una cata de aromas y sabores realizada por expertos técnicos.
El vino es un buen acompañante para disfrutar los sabores del jamón ibérico.
Un vino para maridar (y para sorprender)
Otro de los elementos que no suelen faltar en la mesa navideña, y que marida a la perfección con un buen jamón ibérico, es el vino tinto. Los vinos de la D.O. Cigales (Valladolid) se presentan como una opción excelente para sorprender a nuestros invitados.
Finca Museum se encuentra rodeado del viñedo Pago de Miraflores, plantado a finales de los años 90
Entre ellos destaca 'La Renacida', un vino de Finca Museum cuyo nombre cuenta una historia muy particular: este tinto, que proviene de un viñedo plantado en 1927 en Cubillas y fue abandonado durante muchos años, fue adquirido en 2025, por Finca Museum. Y, tras dos años de intensos cuidados, sus cepas renacieron de forma milagrosa. Hoy en día, el viñedo alberga más de 10 variedades de uva, como tempranillo, mencía, garnacha tinta, garnacha tintorera, garnacha gris, albillo y verdejo.
La Renacida, vino de finca
Además de 'La Renacida', Finca Museum ofrece opciones como 'Museum Numerus Clausus', un vino tinto de edición limitada que únicamente se elabora en añadas excelentes, o el 'Museum Rosé', una propuesta versátil y afrutada que sorprende por su equilibrio y frescura. Vinos que reflejan la esencia de los viñedos de Cigales, ideales para complementar los sabores ibéricos de la Navidad.
