Paco León es un padre sobrevenido en Sin instrucciones, la nueva comedia de Marina Seresesky, un remake del gran éxito mexicano No se aceptan devoluciones. Si en la ficción es un mujeriego que vive en una playa canaria al que una ex le deja una hija supuestamente suya y desaparece, en la realidad además de ser padre de Manuela, una adolescente de 14 años, él mismo acaba de cumplir cifra mágica: 50 años, que ha celebrado por todo lo alto. Y prepara el rodaje de Aída y vuelta, una película sobre los personajes de la popular serie Aída diez años después.
¿Los 50 son los nuevos 30 o se sienten como un peso?
No sé cómo eran los antiguos 50 años. Los míos los quiero celebrar muchísimo. Es como una voluntad que tengo de envejecer y de cumplir años, y todo con bien. Sin disforia de edad, sin que no me reconozca al espejo ni que me sienta incómodo o que sienta mucho dolor por desapegarme de cosas de la juventud. Yo estoy bien. Tengo 50, me encuentro bien. Y puede que sean los nuevos 30, pero es que los 30 también tienen sus cosas malas.
Traje y zapatos Gucci, anillo Trinity en oro amarillo, oro blanco y oro rosa, anillo Juste un Clou en oro amarillo y reloj de la colección Santos-Dumont en acero. De Cartier
¿De qué se tiene que desapegar?
Vivimos en una sociedad superedadista donde todo el mundo te recuerda que ya no eres joven, incluso el espejo o tú mismo. Pero es verdad que hay privilegios de juventud que se supone que uno ya no puede tener. Son poquísimos. La tersura de la piel y todo eso, son detalles la verdad, comparado con que ya tienes las cosas claras. Yo estoy autoconvenciéndome y cogiendo referentes positivos, que hay muchos, cada vez más, de gente mayor. Pero el tema de la edad y de cumplir años es un temazo. Yo no digo que lo llevo bien, sino que quiero llevarlo bien y que es mi propósito.
¿Lo va a llevar a una película?
Es que es la vida. Me recuerda todo el tiempo al poema de Gil de Biedma. “Envejecer, morir, es el único argumento de la obra”.
A los 50 hay algo de cuenta atrás que te hace valorar más lo que tienes
¿Se hace un poco de balance cuando uno cumple 50?
Un poco sí. Es como que ya estás a mitad del puente y ves como desde otro lado, antes tienes más sensación de inmortalidad, Desde los 50 creo que hay algo como de ¡uy!, el último baile. Hay algo de cuenta atrás que te hace valorar mucho lo que hay, lo que tienes. Y yo en este cumpleaños tengo mis padres vivos, juntos, sanos, estamos todos estupendos, vamos a celebrar muchísimo, su matrimonio, mis 50 y todo lo que pueda, así que hicimos un fiestón y lo disfrutamos mucho por ver que todavía estamos bien.
Ha hablado de sus padres. ¿El hijo de Carmina Barrios siempre tuvo vocación actoral o podría estar en otro sitio en este momento?
La verdad es que siempre lo tuve claro. No sé muy bien qué imagen tendría yo de ser actor a los cuatro o cinco años, que es la primera vez que lo escribí en un papel, pero sí, no he querido nunca ser otra cosa.
Ganó un concurso con Teresa Rabal, un póster, cuando era niño.
Mis primeras veces fueron bastante curiosas. En un escenario fue con Teresa Radal, en un show donde buscaban niños para bailar. En el escenario bailé un rock and roll y tiré un jersey al público y triunfé. Yo era un niño muy tímido, pero de repente había algo que me envenenó. Era muy tímido, pero a la vez quería salir y de repente allí te creces y esa fue mi primera vez en un escenario. Pero mi primera vez en la televisión fue con Imperio Argentina. Una escena en una serie de Canal Sur, tremenda. Compartía escena con Manolo Zarzo e Imperio Argentina, lo cual me conecta ya con el blanco y negro.
Con los Lumière casi.
Y con Hitler directamente. Hay dos grados de separación entre Hitler y yo.
A los 50 hay algo de cuenta atrás que te hace valorar más lo que tienes”
Antes de salir de casa al mundo usted se sentía un patito feo. ¿El raro del grupo?
Sí, un poco así. Yo siempre he crecido mirando a mi familia y diciendo: ¿Qué hago yo aquí? Esta gente no tiene nada que ver conmigo. Después, yo creo que más o menos todo el mundo tiene ese recorrido en el que sale, se aleja de su familia para encontrar su mundo y después vuelve y sobre los 30 o por ahí te das cuenta muy pronto de que eres exactamente de lo que huyes, a nivel genético y también empiezas a reconocer cosas: cojo la cuchara igual que mi padre, ya estoy diciendo las frases de mi padre. Eres exactamente igual que él. Pero durante un momento uno necesita irse de ahí y sentir que es otra cosa.
Al final ha sido su familia la que ha ido a su mundo.
Ha sido un poco así. Me salí del barrio y después los he traído yo. Hubo una película boomerang que cambió muchas cosas, Carmina o revienta. Hice la película con mi madre y de repente fue esa vuelta, grabada, pero vuelta a mis orígenes y conciliación entre los dos mundos. Y de repente ellos ya se vinieron. Primero fue María y ahora mi madre también. Y de repente conviven los dos mundos con sorprendente naturalidad, porque al principio no parecían tan compatibles.
Con traje chaqueta cruzada Mans, abrigo de Palomo Spain y zapatos de Fendi. Alfiler Juste un Clou en oro amarillo, anillo Clash en oro blanco, anillo Love en oro blanco. Todo de Cartier
Hablando de momentos clave, su personaje más famoso, el Luisma de ‘Aída’, ¿es un peso, una medalla, cómo se lleva?
En general bien. Es verdad que a veces, como decía la Pantoja, ‘esta estrella que pesa tanto’, a veces sientes el peso de que no quisieras tanto cariño de la gente, pero en realidad es una bendición. Me acuerdo, y me estoy poniendo muy nostálgico y muy de citar a gente, de una conversación que tuvimos con Concha Velasco donde me dijo: ¿sabes lo difícil que es encontrar un personaje, que se te dé bien hacerlo, que a la gente le guste y que te lo paguen bien? Es una bendición. Diez años. Hasta que reviente. No es tan fácil llevar un personaje tan mediático, pero en general muy bien. La gente pensaba que tendría miedo a encasillarme. La verdad es que nunca he tenido. Que la gente te encasille es normal. Pero que tú mismo sientas que no vas a poder hacer otras cosas, no.
¿Echa de menos Esperanza Sur, el barrio de ‘Aída’?
No, parece mentira porque estoy preparando ahora la película, pero no, en absoluto. Yo no echo de menos casi nada, la verdad. Soy poco nostálgico y soy muy de mirar adelante y de estar en el presente. Y mira que cuando grabas una ficción vives como en un gran hermano donde se magnifica todo y las relaciones se hacen todo más intensas. Fue como vivir un gran hermano de diez años, lo que vivimos ahí fue muy fuerte. Y estoy trabajando muchísimo para plasmarlo en una película.
'Aída' fue como vivir un gran hermano de diez años, lo que vivimos ahí fue muy fuerte”
‘Aída y vuelta’. ¿Dónde está ese mundo diez años después?
No puedo contar nada. Es una vuelta, como dice el título, y va a ser un revival de esa familia y del fenómeno. No va a ser lo típico de hacer un capítulo en cine, será otra cosa. Todavía falta hasta el final de febrero o marzo, cuando empezaremos a rodar. Estoy cultivando el guion y haciendo preproducción. Ilusionado, pero un poco acojonado también con las expectativas, porque normalmente haces una película y nadie espera nada. Aquí, todo el mundo tiene una relación con la serie. Y de alguna manera esperan algo.
Y usted se reencuentra con una pequeña familia.
Sí, total. Una gran familia. Algunos nos vemos más, otros menos, pero hay un vínculo muy familiar, muy profundo, hemos crecido juntos. O envejecido. Y creo que esta película me gustaría que me diera la oportunidad de hablar de todo esto.
Ella va con un vestido de Carolina Herrera y joyas Grain de Café en oro y diamantes de Cartier. Él viste traje Dior, camisa Boss y zapatos Fendi, pendiente, reloj y colgante de Cartier
Tras Aída, ¿’Carmina o revienta’ fue el punto de inflexión en su carrera?
No tenía ninguna vocación de dirigir, no era un plan previsto en absoluto, casi encontré un lenguaje por casualidad y una manera de expresarme como director y hacer películas, pero muy por casualidad. Después se ha ido complicando la cosa, pero al principio era una actividad extraescolar y me encantaba que lo fuera, porque eso me quitaba mucha responsabilidad. Yo era actor y me permitía hacer experimentos. Salieron bien y estoy muy contento. Pero lo más importante es que me liberó o me redireccionó en esta cosa tan rara que es la fama, que es como una especie de ola que te lleva a sitios donde tú no quieres ir. Esto de hacer cine fue una tabla de windsurf que he manejado en beneficio mío. Cualquier otra persona que haga una película con su madre igual no tendría la misma facilidad o la misma repercusión. Utilizar la fama y el dinero para llevarlos a sitios que a ti te parecen interesantes fue una buena jugada.
¿Qué le interesa como director llevar al cine?
No lo sé. La verdad es que me pesa más ahora que sé la cosa se ha puesto como importante. Reconozco que hay cierto desencanto con la industria. Vivo los proyectos con ilusión, pero no el hecho de ser director o tener una carrera. Me parece todo muy aleatorio, creo que hay poco sitio para la creatividad real, para el riesgo, no se perdonan cosas, de repente dices: ah, esto va de eso, de acertar. Es una pérdida de la ingenuidad creativa que también es necesaria, creo que todo el mundo la ha vivido en algún momento. Pero reconozco que todavía tengo mucha pasión, que es la gasolina de todo esto.
Ser padre ha sido esencial para hacer esta película e interpretar a un padre con una relación con su hija”
¿Siente que su cine ha roto tabúes, que contagia una cierta libertad, una cierta celebración de la vida?
Desde fuera se pueden encontrar rasgos comunes de mi carácter, de las cosas que me interesan. A mí me cuesta mucho trabajo tomarme en serio y como director más, me da mucha pereza. Porque aparte yo admiro tanto a los directores que no me considero ni siquiera director. Hago cosas y a la gente le interesa y yo quiero seguir haciéndolas, sí, que me dejen hacerlas. Pero hay algo como muy solemne en director de cine con lo que no me identifico. Luego, en lo que hago hay algo como de naturalidad, con un sentido de la comedia que está muy dentro, jocoso, hedonista de la vida. Y casi todas, por no decir todas, mis películas o cortos acaban en fiestas. Es algo que no me propongo, pero me sale así.
Ahora protagoniza ‘Sin instrucciones’, un filme que habla de la paternidad. ¿Cómo lleva usted el tema?
Muy bien y muy contento. Las paternidades y las maternidades siempre vienen con algo inesperado y algo sin instrucciones, uno no sabe cómo se hacen las cosas, como la mayoría de las cosas importantes. Y lo bonito de esta profesión como actor es que uno va cambiando de instrumento conforme va creciendo en la vida. El hecho de ser padre evidentemente ha sido esencial para hacer esta película e interpretar a un padre con una relación con su hija.
Paco viste traje smoking y jersey Pedro del Hierro. Zapatos de charol Giuseppe Zanotti. Silvia Alonso, compañera de reparto en 'No se aceptan devoluciones', un vestido de Isabel Sanchis, zapatos de Aquazzura y abrigo Sportmax. Las joyas de ambos son de Cartier
¿Por qué sus posados sin ropa en las redes, hay una parte de exhibicionista en Paco León?
No sé por qué hace falta que explique esto, porque las redes son así. En esas fotos hay algo de celebración, igual que mis películas terminan en fiesta, también quiero celebrar mi cuerpo, y para mí la desnudez no tiene que tener ningún motivo. Me parece tan natural. Cuando uno se siente bien y está a gusto, y se ve guapo y está buenorro todavía, ¿por qué no celebrarlo? Pienso en cuando pasen los años y no pueda. No sé si pasará eso, espero que no. Espero que aún viejo y con las tetas caídas me siga haciendo fotos en Instagram y no sé si aún seguiré dando explicaciones por eso.
¿Hacia dónde va su carrera ahora?
Por un lado me acuerdo de lo que decía Paloma Juanes de que la carrera de los actores empieza a los 50 y digo, perfecto, pues ahora vamos a empezar una carrera de actor ya de mayor. Y hay productores que me preguntan todo el tiempo si tengo algo en la cabeza, es fácil levantar películas si quisiera contar cosas Y también me seduce muchísimo la idea de dedicarme a otra cosa. Dejarlo todo y hacer otra cosa. Pero tampoco sé qué, seguro que me aburriría.
7 preguntas navideñas a Paco León
Créditos. Fotógrafo: Juan Carlos Mauri. Estilismo: Tamara Vekic. Maquillaje/Pelo: Noemi Nohales. Asistente de fotógrafo: Marco Outeda. Asistente de estilismo: Noca Novo. Agradecimiento: Hotel Casa de las Artes Madrid. Producción: Emma Monreal.


